Tejedora de esperanzas

Sebastiano Monada

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A Carla Roca Ortiz

Contemplas el libro como se admira una reliquia encontrada

Gozándola al tenerla a mano

Estampado urbano, vestigio de lectura pública

Tus ojos inclinados, largas pestañas, cejas suaves, párpados epicúreos como leves colinas donde aposentan besos

Dejando resbalar mirada profesional

Deslizándose por liza explanada de portada

Mientras tu sonrisa prodigiosa murmura canción antigua

Rúbrica de tu semblante

Concediendo plenitud lograda

Acompañando alegría rebosante de mujer madura

Recia como certeza consolidada del mundo

Habitado por sensaciones experimentadas

Por significaciones cultivadas, capturas benévolas

Hay hermosura alcanzada en esplendor

Después de haber vivido

Belleza propia de la edad de la razón

Eso te convierte en núcleo de ámbito

Donde riges como centro acogedor

Redes tejidas por finas manos de pianista

Pacientemente, artesana de palabras

Alfarera de climas sensuales brotando de tu cuerpo

Artista de arcilla moldeada, de cerámica cocida

Por fuego de imaginación lúdica

Narrativa mundana, composición inaugural

Hecha de elementos primordiales

Agua, tierra, aire, fuego

Médula del bosque, abundancia de floresta

Certidumbre de selva

Serenidad aposentada en trópico

Toboriche de dura madera cobijando a Araverá

Destello celestial, hija del cacique Urutï

Mítico cóndor blanco

Esposa de Chinu Tumpa, dios colibrí

Perseguida por los Aña, lémures crueles

Montados en potros alados lanzadores de fuego

Preñada, llevando en el vientre a Paye

Chamán del Chaco Boreal

Árbol refugio de secretos de Destello celestial

Convertida en hermosa flor, néctar del colibrí

Así te veo al contemplar la fragancia femenina

De vitalidad frondosa transcurriendo apacible

Figura elegante irradiando confianza

Maravillosa existencia dadora de esperanzas

¿Cómo eres posible en ruinas de mundo desaparecido?

¿Dónde te ocultaste en tiempos aciagos?

¿Te guardo el Toborichi como a Destello celestial?

Sólo sé, en el ahora eterno, de reveladora preexistencia

Tradición cultural resguardando el hogar

Al mirarte se apacigua mi espíritu

Aposentándose como colibrí en nido de madero

Te contemplo asombrado, hechizado, acuarela corpórea

De sutiles atractivos

Consagración primaveral, juventud renovada

Eres trama remozada de espera