Octubre

 

Sebastiano Monada

 

 

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Dedicado a las guerreras y guerreros de la ciudad de El Alto del 2003.

 

 

 

 

 

Medio millón de mujeres de polleras raídas

Escritura de telas añejadas

Con callapos en mano gritaban al unísono

¡Ahora sí guerra civil!

Convocatoria subversiva de los explotados

Acompañadas por hombres enardecidos

Experiencia cristalizada en sus huesos

Que les acompasaban

 

El pueblo emergió de las profundidades escondidas

Cuando se sale de los socavones mineros

A luchar en el horizonte definido por Pulacayo

Cuando se sale del fondo de la tierra

Brotando como bosques trovadores

Cobre acumulado en la piel emocionada

Voz transgresora del tiempo relojero

Haciendo eterno el instante del fuego

Del insondable cuerpo

Que melodiosamente canta

 

Multitudes congregadas marchaban por las avenidas

Y calles adoquinadas

Losas visiblemente asustadas

Tomaron la ciudad de La Paz con el ímpetu

De los siglos aciagos

Inscritos en la carne

Tomaron la sede del poder

Y de la abulia aposentada

En los estratos de la burocracia sedimentada

Y del Estado crepuscular agotado

Removieron el suelo como ondas de terremoto

Apocalíptico e implacable

Demoliendo certezas por costumbre avejentadas

Recurrente repetición institucionalizada

 

El grito de guerra se convirtió en serpiente alada

Devenir metamorfosis de Tunupa

Volcán de raíces minerales

Y lava fluida de pasiones incontenibles

Emergiendo de la mankapacha

Como batracio saliendo a la lluvia

Largamente esperada

Para volar luminosa en el alaxpacha

Como cóndor de la cordillera ondulante

Petrificando vibraciones encantadas

Arrojado auroras por su boca

Clausura historica en el ocaso del pasado

 

La ciudad altiplánica se hundió en la hoyada paceña

Como se hunde el rayo en el corazón de los árboles

Buscando en sus pendientes los orígenes perdidos

En las guerras civiles entre Atawallpa y Huáscar

Hermanos incas escindidos

Y entre Almagro y Pizarro

Argonautas buscadores del Dorado

Cuando los Orejones llamaron a los conquistadores

A ayudarlos para recuperar el Cuzco

El pupo del mundo de los Andes

 

Los alteños querían recuperar el tiempo perdido

Desandando el camino del laberinto

Las alteñas querían iniciar un nuevo recorrido

Arrojándose impetuosas en acto heroico

Por serpenteantes caminos inventados

Y apaciblemente soñados

 

Los relojes se pararon de miedo

Los tanques custodios de la plaza de armas

Se parapetaron en su inercia de hierro

Derrotada de antemano

 

El palacio quemado quedó vaciado

De cualquier vigor ya imposible

A esas horas del atardecer sepultado

Cuando los dados echados cayeron al suelo

Dando un número al destino

Solo los fantasmas rondaban sus habitaciones

Atiborradas de espejos apagados

Ensombrecidas por confinadas cortinas embrujadas

Espectros profundamente extrañados

La historia se repite  como mimesis atormentada

 

El Estado Mayor del ejército aterrado

Acuartelados en fortalezas sitiadas

Por todos los muertos sacrificados

No quería experimentar de nuevo

La derrota de otro abril de la armada

Por la plebe insomne e impoluta

 

El presidente de habla mascullante

Extranjero en su propio país

Fugó por los aíres asombrados

Perseguido por la furia de las multitudes

Alzadas en rebelión incontenible

 

Fue un momento largo

Ondeante y dilatado

Habitado por intensidades irradiantes

Preñado de porvenires incontables

Convocante de vivos y muertos

De todos los que vendrán

El luminoso día de mañana

 

El país convergió en ese instante

Llamado por el coro abigarrado

Del vital pueblo subversivo

Mostró su desnudez deslumbrante

Narrando con las tramas corporales

Crónicas no contadas por la historia

Otras memorias silenciadas por la academia

Y los aparatos chirriantes del Estado

 

¡O mujeres de polleras raídas!

De trenzas largas y nocturnas

Como cuentos interminables

Potencia femenina liberada

De mundanas piernas robustas

Como columnas paganas

Y recias manos curtidas

Como herramientas ancestrales

De senos abultados por la miel

Voluptuosos cantaros amasados

Por antiguos alfareros olvidados

Almíbar acumulado en años

Los sueños no cumplidos

En ese momento se realizan

Con los múltiples pasos decididos

Inventando mundos añorados