Raúl Prada Alcoreza
¿Qué es el presente sino espesores de pasados inscritos como huellas, quizás también atmósferas y climas de expectativas de futuro? Los acontecimientos del presente parecen mostrarnos que no se abandona el pasado, sino que reaparece continuamente, mostrándonos distintas facetas de sus advenimientos; que a la vez recuerdan lo no concluido, a la vez desafían la perspectiva acostumbrada del tiempo, la del sentido común, la lineal. Usando una metáfora candente, podemos figurar acaso el presente como la erupción volcánica de la convulsión gestada en las entrañas del subsuelo. ¿Esta metáfora geológica ayuda a configurar un presente aterido al pasado, un presente que emerge constantemente del pasado? Estas preguntas un tanto teóricas y un tanto estéticas, por las metáforas implicadas no son fáciles de responder. Buscaremos una salida práctica, sin pretender, sin embargo, responderlas, sino acercarnos por atajos. Uno de esos atajos que tomaremos es la reflexión sobre la guerra interminable de Corea.
La redacción de la BBC Mundo describe detalladamente los más recientes eventos vinculados a la crisis de Corea del Norte, crisis que no solamente se circunscribe a la crisis de las pruebas nucleares del país mentado, sino que tiene larga data, desde el estallido de la guerra de Corea, guerra, que técnicamente no ha culminado.
La coyuntura viene resumida de la manera siguiente:
En medio de creciente preocupación por el programa nuclear de Corea del Norte, Estados Unidos ordenó el despliegue de un grupo de barcos de guerra hacia la península de Corea. El Grupo de Ataque Carl Vinson de la Armada estadounidense está formado por un portaaviones y otros buques de guerra con una masiva capacidad de ataque. El Comando del Pacífico de Estados Unidos (USPACOM) describió el despliegue de la agrupación, que ahora se dirige hacia el occidente del Pacífico, como "una medida prudente para mantenerse preparado en la región". El presidente Donald Trump dijo recientemente que Estados Unidos está listo para actuar individualmente para enfrentar la amenaza nuclear de Corea del Norte.
El Grupo de Ataque Carl Vinson está formando por un portaaviones, dos destructores de misiles guiados y un crucero de misiles guiados. Además de que cuenta con una enorme potencia de ataque, el Grupo tiene la capacidad de interceptar misiles balísticos. Originalmente el Carl Vinson tenía programado hacer escalas en Australia, pero se ordenó desviar su trayectoria hacia el Pacífico occidental, donde recientemente estuvo llevando a cabo ejercicios militares con la Armada de Corea del Sur.
Corea del Norte ha estado realizando varias pruebas nucleares y los expertos creen que tiene otras preparadas como parte de sus intenciones de desarrollar una ojiva nuclear con suficiente alcance para llegar a Estados Unidos. El miércoles Pyongyang probó un misil balístico de medio alcance desde su puerto oriental de Sinpo hacia el Mar de Japón. La prueba, condenada por Japón y Corea del Sur, se llevó a cabo en la víspera de la visita del presidente de China, Xi Jinping, a Estados Unidos, donde se reunió con Donald Trump. Corea del Norte, por su parte, afirma que fue provocada por los ejercicios militares que llevan a cabo Estados Unidos y Corea del Sur, los cuales ve como los preparativos de una invasión.
Estados Unidos ha estado incrementando la presión sobre China -un aliado histórico de Corea del Norte- para que ayude a reducir las tensiones en la región asiática. Pekín, sin embargo, se ha mostrado renuente a aislar a su vecino. China teme que si Corea del Norte se colapsa eso podría provocar una crisis de refugiados y llevar a que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos se acerquen demasiado a la región. En una entrevista reciente, Donald Trump indicó que Washington está listo para actuar sin la cooperación de Pekín. "Si China no va a solucionar Corea del Norte, nosotros lo haremos", dijo. La ONU prohibió a Pyongyang realizar cualquier tipo de prueba nuclear o de misiles, sin embargo, éste repetidamente ha violado las prohibiciones.
Pyongyang ha estado observando detalladamente las acciones del presidente Trump, en particular el ataque que Washington lanzó contra las fuerzas sirias el jueves en la noche. El ataque, el primero que ordena Washington contra las fuerzas de Bashar al Asad en los seis años de guerra en ese país, fue en respuesta por un ataque químico supuestamente llevado a cabo por el gobierno sirio. Corea del Norte llamó el hecho "un acto intolerable de agresión contra un Estado soberano", y dijo que el ataque mostraba que "el refuerzo de las defensas de Corea del Norte está justificado"[1].
Como se puede ver nuevamente, de manera intermitente, reaparece en el horizonte el espectro de la guerra no terminada de Corea. El desplazamiento de la armada estadounidense parece un acercamiento del estallido renovado de esta guerra, que quedó en armisticio entre las dos Coreas, la del Norte y la del Sur. En un escenario agudizado por las pruebas nucleares de Corea del norte y el lanzamiento de misiles de mediano alcance, buscando lograr misiles de largo alcance. Estalle o no la guerra – es preferible que no -, estos movimientos de disuasión y amenaza por ambos lados, no dejan de ser altamente peligrosos. ¿Vale la pena seguir jugando a la disuasión y a la amenaza, en el umbral de la guerra? ¿Les conviene a ambos bandos? ¿Qué sacan con ello?
¿No es más conveniente, sin atender a la preocupación, de parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de que se trata de un régimen de “socialismo totalitario” y autocrático, acudir a ayudar a resolver los problemas económicos que conmueven al “país más aislado del mundo”, según calificaciones mediáticas? Por otro lado, ¿no es mejor buscar salidas democráticas participativas al socialismo, preservado con celo militar, que provocar con pruebas nucleares y lanzamientos de misiles? Si estallara esa guerra, lo probable es que todos perdamos, nadie gane, aunque haya más damnificados en un lado que en el otro. Para no decirlo en términos generales, desde hace un tiempo las guerras han dejado de ser una solución a los problemas. Aunque las guerras, en realidad, nunca fueron adecuados procedimientos para resolver problemas, a las potencias les daba esta impresión, cuando ganaban las guerras e imponían su voluntad de poder. Lo que obtenían era victorias militares, convertidas en institucionalidades jurídico-políticas; empero, los problemas quedaban sin resolverse en el fondo, escondido por a la mirada por la elocuencia ideológica. Lo que decimos es que ahora, en las condiciones de la descomunal tecnología de destrucción masiva, ni siquiera esto ya se puede conseguir. Las muestras de esta imposibilidad de victoria para las potencias, son precisamente la guerra de Corea y la guerra del Vietnam. En la primera guerra, Estados Unidos de Norte América empató con la tenaz Corea del Norte, que contaba con el apoyo de la URSS y la República Popular de China. En la segunda guerra, la hiper-potencia global la perdió. Las guerras donde dice que las ganó, que son las intervenciones policiales del gendarme del imperio, del orden mundial, no se llega a vislumbra claramente una victoria, pues las resistencias al ejército de ocupación o sus apéndices locales continua. Es más, la guerra se ha extendido prácticamente a todo el Medio Oriente. Una guerra confusa, enmarañada, con toda clase de dispositivos armados, donde destacan los fundamentalismos musulmanes armados. No se puede entonces corroborar una victoria militar, menos su institucionalización en un orden político. La tamaña destrucción de esta guerra interminable, cobra vidas innumerables, arrasa ciudades, deja cementerios desperdigados, expulsa a contingentes poblacionales al exilio y a la migración, no buscadas.
A estas alturas de la historia reciente, no parece adecuado ni responsable seguir con los mismos procedimientos, métodos, estrategias, usadas en otros periodos y otros contextos. Menos cuando se trata de estrategias y procedimientos militares. Ya no parecen herramientas eficaces para nada, salvo para destruir. Insistir en la obsolescencia de estos esquemas de comportamientos estatales es arar en el mar; es más, es quizás cavar la tumba de las sociedades humanas. No parece que sean los Estado-nación, las potencias, los organismos internacionales, los que puedan parar esta rutina bélica y de armamentismo; los únicos que tienen la potestad de hacerlo son los pueblos del mundo. ¿Podrán hacerlo?
Descripción
La ocupación militar japonesa de Corea culminó con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la rendición de Japón; que fue oficializada el 15 de agosto de 1945. La Unión Soviética rompió el pacto de no agresión, firmado con Japón en abril de 1941; rompimiento que hizo conocer el 8 de agosto. En acatamiento al acuerdo de la conferencia de Yalta, de febrero de 1945, donde se comprometió a intervenir en la guerra contra Japón, emprendió a la ocupación de Manchuria, Corea, también de las islas de Sajalín y Kuriles.
Ante estas circunstancias y avances del Ejército Rojo, el Gobierno estadounidense, el 10 de agosto de 1945, que no disponía de tropas desplegadas en la península, dispuso que se delimitasen dos zonas de ocupación; eligió arbitrariamente una demarcación a lo largo del paralelo 38; esta delimitación fue aceptada de inmediato por los soviéticos.
Durante tres años de gestiones de unificación de la Corea separada, dividida en dos, gestiones que fracasaron, el 15 de agosto de 1948, los norteamericanos constituyeron la República de Corea en el sur; la misma que estuvo gobernada por Syngman Rhee, un veterano político exiliado en Hawái, que estuvo en contra de la invasión japonesa de Corea. En contraste, siguiendo la conducta, los soviéticos reconocieron el 9 de septiembre la República Popular Democrática de Corea. Se instituyó a un Gobierno encabezado por Kim Il-sung, combatiente contra la ocupación japonesa desde 1932.
El gobierno de Corea del Norte derivó en una forma de gubernamentalidad autocrática; el gobierno de Corea del Sur se enfrascó en una guerra contra la guerrilla procomunista y en la represión de otros movimientos de izquierda. De todas maneras, ambos gobiernos, una vez retiradas las tropas ocupantes, aspiraban unificar el país, de acuerdo a los estilos y perfiles de cada uno.
No tardaron en acaecer los enfrentamientos fronterizos; los dos gobiernos, cada uno por su lado, solicitaron apoyo para una invasión a la otra Corea; sin embargo, estadounidenses y soviéticos se negaron a conceder apoyo, en ese momento. Tampoco tardaron en llegar los apoyos logísticos y militares; Joseph Stalin se comprometió respaldar al líder norcoreano, otorgando apoyo limitado y condicionado a la aceptación de Mao Zedong. La respuesta de Mao fue cautelosa, pidió a Stalin confirmación de la versión de Kim. Ante esta dubitación, Kim decidió que se excluyera a los chinos de cualquier planificación militar. En la madrugada del 25 de junio de 1950 estalló la guerra. El ejército norcoreano atravesó la frontera del paralelo 38; alcanzó en solo tres días las puertas de Seúl. Lo insólito, después del apoyo de Stalin a la invasión norcoreana, la Unión Soviética no ejerció su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En estas circunstancias propicias Estados Unidos de Norte América logró hacer aprobar la intervención militar internacional en Corea, el 27 de junio. Para entonces los norcoreanos ocuparon casi la totalidad de la península.
El 15 de septiembre desembarcaron las tropas norteamericanas en Incheon. Ante un cansado ejército ocupante en constante campaña, los norteamericanos avanzaron rápidamente, tomando Seúl el día 26, Pionyang el 19 de octubre. Ante el avance del ejército norteamericano, el gobierno de la República Popular de China intervino en el conflicto. El Ejército de Voluntarios del Pueblo Chino, dirigido por Peng Dehuai, infligió contundentes derrotas a los estadounidenses y recuperó Seúl el 4 de enero de 1951. Tal era la situación calamitosa que MacArthur propuso la utilización de armas nucleares. Pasado un mes, los estadounidenses contraatacaron, recuperaron Seúl; desde allí avanzaron hacia el paralelo 38; una vez llegados al mismo, construyeron una línea fortificada de defensa. La guerra ingresó a una situación de estancamiento. Esto no fue óbice de parar los bombardeos intensivos sobre Corea del Norte. En estas condiciones, el 27 de julio de 1953 se firmó en Panmunjom el armisticio; por medio del cual se restauró la frontera del paralelo 38, anterior a la guerra. Sin embargo, no se concluyó con un tratado de paz definitivo.
Corea del Norte fue dirigida por Kim Il-sung desde 1948 hasta su muerte, el 8 de julio de 1994. El 8 de octubre de 1997, su hijo Kim Jong-il fue elegido por la Asamblea Suprema del Pueblo como Secretario General del Partido del Trabajo; en 1998 como presidente de la Comisión Nacional de Defensa. Tras una reforma de la Constitución, elaborada en 1972, su cargo fue declarado como “el más alto del Estado”, dejando vacante el de presidente en recuerdo a la memoria de Kim Il-sung. Durante el mandato de Kim Jong-il, a finales de la década de los años 90, la economía del país empeoró considerablemente; la escasez de comida se hizo evidente en numerosas zonas del país. De acuerdo a informaciones de organizaciones humanitarias, un desconocido pero gran número de personas murieron como consecuencia de la hambruna, que padeció el país entre 1995 y 1998, incrementada por un desplome en el sistema de distribución de comida[2]. Numerosos norcoreanos entraron ilegalmente en China en busca de alimentos.
Fue con el Gobierno de Bill Clinton que las relaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos mejoraron. Se dio lugar una cumbre conmemorable entre Seúl y Pionyang en junio de 2000. Empero, contrastando esta apertura, en 2008, el entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush cambió la actitud estatal respecto a Corea del Norte. Exigió el desarme, además de la suspensión del programa de armas nucleares. En respuesta, Pionyang reclamó, en compensación, que el Estado de Corea del Norte fuera eliminado de la “lista negra del terrorismo”, además de que Estados Unidos de Norte América se comprometa a suministrarle derivados del petróleo, acompañados de tecnología apropiada para lograr autosuficiencia energética.
Se dice que Corea del Norte es el país “más aislado del mundo”, contando con rígidas restricciones en la entrada o salida de personas del país. La prensa y las organizaciones de masas están controladas por el Estado. Se rigen bajo los principios de la ideología Juche; una interpretación coreana del socialismo. El 17 de diciembre de 2011 Kim Jong-il fallece, cuando realizaba un viaje en tren. Su hijo, el joven Kim Jong-un, que fue designado heredero del Gobierno el 28 de septiembre de 2010, asumió las tareas de jefe del Estado.
Corea del Norte anunció el fin del acuerdo de no agresión con Corea del Sur; dando lugar a una escalada de tensión, durante la primera mitad de 2013. Esto aconteció el 8 de marzo de 2013; Corea del Norte consideró hostiles las sanciones impuestas por la ONU, debido a las pruebas nucleares realizadas en 2012; así como calificó como una amenaza las maniobras de entrenamiento militares entre Estados Unidos y Corea del Sur. El 29 de marzo de 2013, Corea del Norte declaró estado de guerra a Corea del Sur. El 6 de enero de 2016, haciendo caso omiso a las sanciones impuestas por la ONU, realizó la detonación subterránea de la primera bomba de hidrógeno, desarrollada por Corea del Norte. La detonación nuclear desata tensiones entre China, el principal aliado, Japón, EEUU y Corea del Sur. Se convocó de urgencia a una reunión del Consejo de Seguridad para tratar el tema álgido, como Emergencia Internacional, acusando de provocaciones inaceptables la detonación de la bomba de hidrógeno y la continuación del programa nucleas por parte del gobierno norcoreano[3].
Análisis
Para comenzar diremos que Corea del Norte no es un país socialista, aunque su Estado-nación se declare como tal. No puede haber socialismo en un solo país; el socialismo, teóricamente, es posible en un sistema-mundo que no sea el sistema-mundo capitalista. Que pueda ser este sistema-mundo socialista u otra forma de sistema- mundo donde sea posible el socialismo en unas regiones, coexistiendo con otras formas autogestionarías, no depende de pronósticos ni de estimaciones teóricas, sino si las condiciones de posibilidad históricas-políticas-económicas-culturales sostienen estas alternativas; fuera, claro está, de la correlación de fuerzas.
Corea del Norte es un régimen de transición al socialismo, por la vía del Estado policial; método, si se quiere, complicado para avanzar al socialismo, salvo lo que puede entenderse por igualaciones inducidas estatalmente, además de logros sociales en la salud, la educación y quizás el pleno empleo. Sin embargo, está por verse si todo esto se ha cumplido en el proceso de transición norcoreano. La poca información que llega, tanto a favor o en contra, no ayuda a una buena ponderación evaluadora. De todas maneras, la crisis de hambruna sufrida por la población, parece mostrar que no se han cumplido metas de una etapa de transición.
Corea del Norte es un Estado-nación en guerra, que se ha preparado para la guerra, ha preparado a su población para la guerra; todas sus disponibilidades de fuerzas y de recursos están enfocados a la guerra. Se ha sacrificado a la población en aras de este objetivo. Hay que tener en cuenta esta condición en el análisis; olvidarse de este dato es como trasplantar modelos de análisis acostumbrados al caso singular de Corea del Norte.
¿Por qué sigue Corea del Norte en Guerra? Porque la guerra de Corea no ha culminado. Esto lo sabe muy bien Corea del Sur, que también se prepara, de otra manera, para esta eventualidad; aunque no con el mismo ahínco que lo hace Corea del Norte. Esto también lo sabe Naciones Unidas, sobre todo el Consejo de Seguridad; pero, se hace a la desentendida. Esto lo sabe el Estado-nación de la hiper-potencia global, aunque no se haga al desentendido, pues vigilantemente y celosamente observa los movimientos de Corea del Norte. No da a conocer esta situación a la ciudadanía norteamericana ni a la del mundo; pues es un “asunto de Estado”; prácticamente de los servicios de inteligencia y del Pentágono. Si es así, ¿entonces por qué reclamarle a Corea del Norte que haga pruebas nucleares y lance misiles? Si se trata de un Estado-nación en guerra, lo hace para la defensa, efectivamente, y para la ofensiva discursivamente. La política internacional, tanto del principal organismo internacional, como de la hiper-potencia, no suenan coherentes al respecto.
Resulta una duplicidad saber que esto ocurre, lo de Estado en guerra de Corea del Norte y, por otra parte, desplegar poses de incomoda protesta por las acciones bélicas de Corea del Norte. ¿No era mejor institucionalizar la Paz, otorgando a cada quien, hasta donde se pueda, lo que requieren para coexistir pacíficamente? El contexto de la delimitación del paralelo 38, que separa las Coreas, y el armisticio, se dieron en el comienzo de la guerra fría. No había condiciones para lograr la institucionalización de la paz; pero, ¿cuando terminó la guerra fría, no era el momento adecuado para hacerlo? ¿Por qué no se lo hizo? ¿Por qué no se lo hace? ¿A quiénes les conviene que esto no ocurra? Aquí parece encontrarse el meollo de la cuestión.
Donald Trump quiere la guerra, por lo menos lo dice; también lo dice Kim Jong-un. Pero, ¿sus sociedades quieren la guerra? ¿Se les ha preguntado? ¿Por qué no? Si en uno de los bandos, el Estado se declara república y democrática; en el otro lado, el Estado se declara socialista; que implica gobierno de los trabajadores, no de una élite, menos de una familia y de los entornos palaciegos. Estas declaraciones jurídico-políticas ponen a prueba sus propias Constituciones. Hemos dicho que Corea del Norte no es socialista; ¿Estados Unidos de Norte América es democrática? No es mejor decir que es una transición a la democracia, en pleno sentido de la palabra; transición obstruida por el dominio de una burguesía monopólica, que concentra el control de la política, de la economía, incluso de la cultura. Dejando al pueblo los espacios políticos de una participación reducida al voto; dejándole espacios económicos donde asiste como trabajador o empleado o pequeño o mediano empresario, también como consumidor y eterno endeudado al financiamiento crediticio. Los asuntos verdaderamente importantes de la economía están en manos de una minúscula burguesía dinástica. Las universidades son privadas y cuestan caro; se forma la élite; si la clase media logra asistir y formarse, lo hace para ser profesor o investigador, en el mejor de los casos, asumido por las grandes corporaciones monopólicas de la industria. Las universidades públicas forman a empleados o subempleados o desocupados; en el mejor caso, también a profesores. Pueden algunos ser absorbidos por las grandes corporaciones. También por el Estado como funcionarios y en el aparato burocrático. Efectivamente esta no es una democracia, sino una formalidad democrática y republicana, que legitima el dominio de dinastías burguesas, que usan al Estado-nación en su beneficio, no del pueblo.
Asumiendo que las dinastías burguesas norteamericanas quieren la guerra y la autocracia coreana del norte también lo quiere, por lo menos hipotéticamente, todo parece marchar a la guerra indefectiblemente. ¿Es así? Si también asumimos que, de todas maneras, hay cierta consciencia de que en esta guerra nadie ganaría, pues hay la probabilidad que no sería solo una guerra de Corea, y se prefiera, por ambos bandos, mantenerse en el umbral amenazándose, ¿Qué se gana con esta actitud de disuasiones en el umbral? ¿Quiénes ganan? También hay que preguntarse ¿quiénes pierden? Ganan las burguesías de la industria de armamentos, gana la autocracia a costa de un pueblo mantenido en Estado de guerra. Pierden los pueblos ante el constante chantaje de la amenaza de guerra. No hay que olvidar, sin embargo, que aunque se mantengan en el umbral de la guerra, amenazándose, un chispazo descontrolado puede ocasionar la guerra, aunque no fuera exactamente lo que buscaban.
[1] Leer Estados Unidos despliega un grupo de barcos de guerra hacia la península de Corea. Redacción BBC Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-39543870.
[2] Algunas organizaciones estiman la cifra alrededor de los tres millones. The Economist estimó que se encuentra entre 600 000 y 1 000 000 de personas.
[3] Texto: Corea del Norte Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Corea_del_Norte?oldid=98227045 Colaboradores: Randyc, Joseaperez, Oblongo, Manuel González Olaechea y Franco, Sabbut, Moriel, Bluenote, Lourdes Cardenal, Bokpasa, Angus, Mdiagom, Romanm, Sanbec, Aparejador, Zwobot, Wiki Wikardo~eswiki, Tony Rotondas, 1297, Danielrt, Rosarino, Dodo, Felipe.bachomo, Andresrguez, Ascánder, Davidge, Sms, Alstradiaan, Rsg, Galio, El Moska, Robotito, Korocotta~eswiki, Joao Xavier, Geom, Huhsunqu, Balderai, Kordas, Txuspe, Niqueco, Renabot, Lironcareto, Digigalos, Carnendil, Mayra75, Petronas, RobotJcb, Airunp, Gelo71, Taichi, Rembiapo pohyiete (bot), Caiser, Aliman5040, Magister Mathematicae, Orgullobot~eswiki, RobotQuistnix, Amonrud, Chobot, Michelet~eswiki, Caiserbot, Aeoris, Yrbot, Amadís, Baifito, Seanver, Carlos yo, BOT-Superzerocool, FlaBot, Vitamine, BOTijo, .Sergio, YurikBot, Adrián V.M., Ferbr1, LoquBot, Carmesí, Gaijin, KnightRider, The Photographer, YoaR, Kazem, C-3POrao, Santiperez, 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Carriel, FelipeRev, Andrea 2112, Antimaduro, Juan97a4, Thepussydestroyer007, Jcayupi, AnonymousWIKIPEDIA, BARSov007, Yiez y Anónimos: 675. Ver Enciclopedia Libre: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=eaa621def467daab62f60a1882b5f0aae907674f&writer=rdf2latex&return_to=Corea+del+Norte.
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Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.
Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.
Contenidos:
Modulo I
Perfiles de la episteme moderna
1.- Esquematismos dualistas
2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista
3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico
4.- Esquematismo ideológico
Modulo II
Perfiles de la episteme compleja
1.- Teórias de sistemas
2.- Sistemas autopoieticos
3.- Teorías nómadas
4.- Versiones de la teoria de la complejidad
Modulo III
Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad
1.- Contra-poderes y contragenealogias
2.- Composiciones complejas singulares
3.- Simultaneidad dinámica integral
4.- Acontecimiento complejo
Modulo IV
Singularidades eco-sociales
1.- Devenir de mallas institucionales concretas
2.- Flujos sociales y espesores institucionales
3.- Voluntad de nada y decadencia
4.- Subversión de la potencia social
Temporalidad: Cuatro meses.
Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.
Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.
Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.
Leer más: https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/estudios-del-presente/
Inscripciones: A través de la dirección:
Pluriversidad Oikologías
Avenida Andrés Bello. Cota-Cota. La Paz.
Teléfono: 591-69745300
Costo: 400 U$ (dólares).
Depósito:
BANCO BISA
CUENTA: 681465529
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