Raúl Prada Alcoreza
¿Cómo caracterizar a gobiernos que se autonombran como “revolucionarios”, incluso “socialistas”, cuando, efectivamente preservan la maquinaria no desmontada del viejo Estado-nación? ¿Cómo calificarlos cuando vuelven a efectuar concesiones a privados de las reservas de recursos naturales, por ejemplo, fuera de las ya conocidas, del espectro electromagnético? Todo esto contraviniendo la Constitución, que establece que los recursos naturales, incluyendo el espectro electromagnético, es propiedad de los bolivianos; además de establecer que los recursos naturales no son mercantilizables, que están destinados al vivir bien. No basta decir que se trata de un gobierno demagógico, al estilo de los populismos latinoamericanos; tampoco basta decir que es un gobierno impostor, haciendo más acre la calificación. No se resuelve el problema de la comprensión del funcionamiento de este tipo de gobiernos con definiciones que solo apuntan a ciertos rasgos sobresalientes; empero, no ven el conjunto, menos la dinámica del funcionamiento del conjunto. Vamos a intentar ir más lejos, en esto, de lo que fuimos antes, incluso en ensayos radicalmente críticos y críticamente radicales, dicho con mesurad ironía.
Se decía, en las frases enunciadas por el saber popular, que el papel aguanta todo. También podemos decir, con la misma tonalidad, que se pueden dar toda clase de composiciones singulares políticas, mezclando y combinando, forzadamente, discursos pretendidamente “revolucionarios” con prácticas persistentes, que recogen los más recalcitrantes conservadurismos y prejuicios, como, por ejemplo, los patriarcales y machistas, añadiendo además la continuidad de prácticas de las relaciones capitalistas más entreguistas, como son las concesiones dolosas de los recursos naturales. Sin seguir con una lista más larga de la mezcla política barroca, todo esto se puede pretender sintetizar, como dándole un sentido deseado, con un discurso “antiimperialista”. ¿Qué es esto? ¿Un bodrio? Por cierto que pude parecer; sin embargo, esta composición singular política, por más grotesca que parezca, tiene que ser explicada, por lo menos, interpretada.
Partamos de lo siguiente, que viene de la experiencia social de la modernidad, de las historias políticas de la modernidad: Los discursos no necesariamente responden a la estructura material política conformada. Los discursos, en el poder, tienden a legitimar lo que se hace, al régimen constituido. No ocurre, como antes, cuando se interpelaba al Estado, al poder y a las dominaciones; cuando el discurso crítico e interpelador corresponde a la latencia de las luchas sociales. En el poder el discurso tiende a la retórica, a la argumentación del convencimiento, que todo ocurre como se había previsto, que las “transformaciones” esperadas se dan. Entonces no debería sorprendernos el contraste visible entre un discurso “antiimperialista” y una práctica política, que hace concesiones de las reservas de recursos naturales a las empresas trasnacionales capitalistas, en la etapa tardía de la dominación financiera y especulativa. Estas concesiones no se pueden ocultar diciendo que se trata de empresas chinas o rusas y no norteamericanas o europeas. El que dice esto ha olvidado que el capitalismo no tiene nacionalidad, es mundial; responde a una geopolítica del sistema-mundo capitalista.
Si se sigue caracterizando a los gobiernos por lo que dicen, se comete un craso error, sin comprender que el discurso es una herramienta de múltiples usos. Los gobiernos solo se pueden caracterizar por lo que son; y son los que su composición, sus estructuras, sus articulaciones en el mundo, los hace ser. Los gobiernos progresistas de Sud América no han dejado de ser Estado-nación subalternos; es decir, atrapados en el círculo vicioso de la dependencia. A pesar que uno de los estados es calificado como potencia emergente. Si lo es, lo es en el marco de la geopolítica del sistema mundo capitalista; ese Estado-nación habría ascendido, habría ingresado al espacio geopolítico del centro, se habría alejado de las periferias; empero, lo hace amarrado a esa geopolítica y a una dependencia que continua, aunque en otras condiciones. No es el caso de Bolivia, por cierto; que no ha roto o atravesado ese umbral, aunque digan que porcentualmente ha disminuido la pobreza, ha incrementado sus reservas internacionales. Bolivia no es una potencia emergente. Sigue en la dependencia del viejo estilo, que los economistas llaman primario exportadora.
Los gobiernos populistas pretenden llenar los vacíos, las falencias, en este marco de la dependencia, con la inflación discursiva. Acompañando a esta retórica política con medidas cortoplacistas como los bonos. Renuncian, casi de entrada, o postergan, quien sabe hasta cuándo, su denominada revolución industrial. Efectivamente han aceptado la permanencia en su condición dependiente anterior, aunque hayan mejorado los términos de intercambio. Sin embargo, psicológicamente, por así decirlo, no lo aceptan; por eso, construyen el mito de la “revolución democrática y cultural”, que se da en el imaginario estatal. Empero, la realidad no es los que esperan sus intenciones, lo que dicen sus discursos; la realidad no se configura por palabras ni enunciados, menos por propaganda y publicidad. La realidad, como sinónimo de complejidad, se conforma dinámicamente por la pluralidad de fuerzas intervinientes, en las distintas escalas del tejido espacio-temporal-social-cultural-territorial.
Se trata de gobiernos atrapados en la encrucijada política, estancados en sus dilemas no resueltos; debido a las indecisiones, quizás también a los miedos, fuera de los conformismos ateridos. Gobiernos que lanzan discursos estridentes, como cuando alguien, antes de meterse al agua, la prueba con la punta de su pie. El problema de estos gobiernos es de falta de honestidad; después de haber metido solo la punta del pie en el agua, siguiendo con la metáfora, dicen que se han bañado, nadado y disfrutado del agua. Este invento o mentira política termina convenciéndolos que lo han hecho. Ese error de correspondencia entre el enunciado y lo que efectivamente ocurrió, deriva en consecuencias destructivas. Como la “revolución” ya se ha dado, entonces lo que queda es administrar los resultados logrados. Esta administración termina siendo la administración de los bienes comunes, de los recursos naturales, de la riqueza del pueblo. Lo hacen con el mismo método que los anteriores gobiernos, de una manera privada, a nombre del Estado; esta vez denominado plurinacional.
Se trata de gobiernos desgarrados por sus abundantes y notorias contradicciones. Gobiernos, que, en el fondo, no saben lo que son, tampoco, en sentido riguroso, no saben lo que hacen; empero, la desesperación los lleva a calificar estos desajustes, estos contrastes, esta inmovilidad en la encrucijada, manteniendo dilemas no resueltos, como si se tratara de una “revolución” en marcha, que, encuentra en el camino, obstáculos, colocados por la “oposición de derecha” y por la “conspiración imperialista”. Aunque se den estas circunstancias, no son las condiciones que explican el desastre político de los gobiernos progresistas. La explicación más acertada, la interpretación más adecuada, se encuentra en las propias estructuras del populismo, del progresismo, del reformismo tardío, en la etapa tardía del ciclo del capitalismo vigente.
¿Qué se puede esperar de partidos políticos herederos de las recurrentes relaciones clientelares? ¿Qué se puede esperar de las segundas versiones de lo nacional-popular, cuando la segunda versión tiende a ser una comedia? ¿Qué se puede esperar del “socialismo del siglo XXI” que no ha asumido ni resuelto los problemas que planteó la construcción del socialismo real? ¿Qué se puede esperar de un partido de los trabajadores, que aunque tenga la ventaja sobre los populismos, de su formación marxista, termina conformando no solo una pesada burocracia estatal conservadora sino una burguesía financiera? ¿Qué se puede esperar de una versión, de segunda mano, populista, nacionalista, y pretendidamente socialista, que dice aplicar la Constitución de un Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, cuando en la práctica efectúa una consolidación mayor, acabada, del Estado-nación subalterno? No se puede esperar otra cosa que la manifestación en los discursos y en las acciones del desgarramiento profundo ocasionado por contradicciones no asumidas, por dilemas no resueltos.
Habíamos dicho, al respecto, que se trata de un bluff, de una simulación, de un montaje, en escenarios ceremoniales del poder. Puede tener aciertos esta apreciación; empero, no necesariamente se da este comportamiento, este ejercicio de la simulación, conscientemente, como si se lo buscara, si se persiguiera engañar abiertamente. Más parece que, al no salir de la encrucijada, del entrampamiento, que los inmoviliza, emiten discursos como alaridos desesperados, como queriendo darle a su desgracia un sentido de esperanza. Es pues una desdicha esta; sin embargo causada por su propia conducta, su propio comportamiento, que se resume, esta vez, en la caracterización simple de falta de honestidad.
—————
Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.
Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.
Contenidos:
Modulo I
Perfiles de la episteme moderna
1.- Esquematismos dualistas
2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista
3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico
4.- Esquematismo ideológico
Modulo II
Perfiles de la episteme compleja
1.- Teórias de sistemas
2.- Sistemas autopoieticos
3.- Teorías nómadas
4.- Versiones de la teoria de la complejidad
Modulo III
Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad
1.- Contra-poderes y contragenealogias
2.- Composiciones complejas singulares
3.- Simultaneidad dinámica integral
4.- Acontecimiento complejo
Modulo IV
Singularidades eco-sociales
1.- Devenir de mallas institucionales concretas
2.- Flujos sociales y espesores institucionales
3.- Voluntad de nada y decadencia
4.- Subversión de la potencia social
Temporalidad: Cuatro meses.
Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.
Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.
Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.
Leer más: https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/estudios-del-presente/
Inscripciones: A través de la dirección:
Pluriversidad Oikologías
Avenida Andrés Bello. Cota-Cota. La Paz.
Teléfono: 591-69745300
Costo: 400 U$ (dólares).
Depósito:
BANCO BISA
CUENTA: 681465529
Leer más: www.pluriversidad-oikologias.es/