Raúl Prada Alcoreza
Sabemos que ni las estadísticas económicas ni los indicadores macroeconómicos nos van a describir ni conmensurar la condición de la dependencia, menos de la subordinación económica y política. Esas estadísticas y esos indicadores económicos han sido construidos con otros objetivos y finalidades. Las primeras son útiles para medir volúmenes, entre ellos de producción, y ponderarlos por precios. Las segundas cuantifican y describen la estructura y la composición anual de la producción, valorada en precios; teniendo en cuenta los ingresos y los gastos. Cuando se hace el análisis económico a partir de estas estadísticas y estos indicadores, el análisis está condicionado por la estructura misma de los datos[1]; cuya composición tiene como objetivo medir volúmenes y evaluarlos según los precios, además de hacer el balance de ingresos y gastos, de exportaciones e importaciones. En lo que respecta al Estado, las estadísticas y los indicadores le ayudan a sostener la estructura del presupuesto.
No se les puede pedir otra cosa a estos indicadores y estadísticas económicas, más allá para lo que han sido construidas. Sería forzar su instrumental matemático. Cuando se lo hace se forcejea, debido a que no se encuentra otros datos; pero, esto no es un problema de estas estadísticas e indicadores, sino de los que los usan para cumplir tareas para las que no han sido diseñadas. La tarea que corresponde, si se quiere medir otra cosa, es pues construir indicadores y medidores cuya estructura y composición operativa sea adecuada para ello. Al respecto, llama la atención que el marxismo, en lo que respecta al análisis económico no lo haya hecho, salvo escasísimas excepciones y con objetivos muy puntuales, sin pretender aplicaciones generalizables e integrales.
Dicho esto y anotado, en este ensayo no vamos a dedicarnos a esta indispensable tarea; dejándola, mas bien, pendiente, por el momento. Lo que haremos es retomar descripciones acostumbradas del análisis económico; sobre todo, para mostrar lo que determinados informes estatales tratan de ocultar, al informar parcialmente, usando los cuadros estadísticas y los indicadores macroeconómicos de una manera incompleta. Incluso, es lo que sospechamos, barajando ciertas categorías de la estructura de algún indicador, por ejemplo, del PIB.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia presenta una tasa de crecimiento del PIB en sostenido incremento, recientemente desacelerada. Llama la atención que el cálculo estatal dado en los últimos años difiera del calculado por la CEPAL. ¿A qué se debe? ¿Quién se equivoca? Mientras el gobierno ha venido presentando una tasa de crecimiento del orden del 6.80% ejecutado para el 2013, 5.46% ejecutado para el 2014, 4.85% ejecutado para el 2015, 5.01% presupuestado para el 2016 y 4.80% presupuestado para el 2017, la CEPAL calcula una tasa de crecimiento del PIB de Bolivia del orden del 4% correspondiente al 2016.
En el informe de la CEPAL se dice que:
La economía boliviana muestra un crecimiento del 4,0% del PIB, uno de los más altos de la región, basado principalmente en la inversión pública y en una política monetaria contra-cíclica, que compensó el débil desempeño del comercio externo; afectado principalmente por los menores términos de intercambio que enfrenta el país. Los ahorros, que el país acumuló durante el superciclo de los precios de las materias primas, han permitido financiar el déficit fiscal. Sin embargo, se hace necesario que se desarrollen proyectos de inversión, que diversifiquen y potencien la matriz de ingresos públicos; de otro modo, el ambicioso programa de inversión se podría ver afectado en el futuro.
La inversión pública ha continuado expandiéndose, como parte del Plan de Desarrollo Económico y Social, en el marco del Desarrollo Integral para Vivir Bien 2016-2020 (PDES); impulsado por el Gobierno. Y, a pesar de que se han ajustado algunas partidas de gasto público, como los presupuestos de los gobiernos subnacionales, la caída de los ingresos fiscales, por la disminución de las ventas de hidrocarburos y la reducción de las regalías mineras, ha contribuido a ampliar el déficit fiscal. Los ingresos públicos en términos reales han disminuido un 11%, según la variación en 12 meses a junio de 2016, debido principalmente a la caída del 33% de los ingresos derivados de los hidrocarburos y a la baja del 2% de los ingresos tributarios. Por su parte, los gastos públicos se han reducido un 4% en términos reales, en el acumulado de 12 meses a junio de este año. Los egresos corrientes han crecido un 1%, impulsados principalmente por pagos de sueldos y transferencias, y los gastos de capital han disminuido un 11%, según su variación acumulada en 12 meses a junio de este año.
De esta forma, el déficit fiscal del sector público no financiero (SPNF), acumulado en 12 meses, alcanza el 8,8% del PIB a junio de 2016. Como consecuencia, se procedió a utilizar parte de los depósitos, que las entidades públicas habían acumulado en sus cuentas del Banco Central de Bolivia (BCB) en años anteriores. Sin embargo, existiría todavía espacio fiscal, dado que el endeudamiento se mantiene en un nivel bajo. La deuda interna del Tesoro General de la Nación al 30 de septiembre de 2016 alcanzó el 13% del PIB, mientras que la deuda externa pública de mediano plazo representó el 19,4% del PIB.
Según las autoridades, en 2017 el déficit del presupuesto general del Estado será equivalente al 7,8% del PIB, como resultado de una alta inversión pública en cumplimiento del Plan de Desarrollo Económico y Social, que se financiaría con el ahorro de años anteriores, además del financiamiento externo. Durante el primer semestre de 2016, la autoridad monetaria realizó fuertes inyecciones de liquidez, que mantuvieron las tasas de interés del mercado monetario en niveles cercanos a cero; propiciando que las tasas del mercado de intermediación financiera permanecieran bajas.
El aumento del crédito interno se ha canalizado principalmente hacia los sectores financiero, industrial y de construcción, de acuerdo con las disposiciones de la Ley de Servicios Financieros, que promueve el financiamiento al sector productivo y a la vivienda de interés social. El BCB ha reafirmado su compromiso de mantener el régimen cambiario de paridad móvil; justificado por el propósito de anclar las expectativas inflacionarias y fomentar la bolivianización del sector financiero, que en junio llegó al 96,3% de la cartera. No obstante, el tipo de cambio real efectivo ha seguido apreciándose. De enero a junio de 2016, se ha elevado un 3,9% respecto de igual período del año anterior.
Desde fines de 2014, la balanza de pagos viene mostrando un déficit en cuenta corriente y en lo que va de 2016 se observan además menores flujos de capital; lo que ha implicado una disminución del 17% de las reservas internacionales, según cifras a octubre. El déficit en cuenta corriente se ha ampliado según los datos del primer semestre de 2016, ascendiendo a 569 millones de dólares. El mayor déficit de la balanza comercial es el resultado de una caída de las exportaciones del 31%, que ha superado la disminución del 17% de las importaciones de bienes en ese mismo período.
El descenso de los precios internacionales de los hidrocarburos explicaría una parte importante de este deterioro y ha implicado una caída del 11% de los términos de intercambio. Además, el volumen de las exportaciones de hidrocarburos se ha contraído un 8% en los primeros siete meses del año, debido a las menores ventas hacia el Brasil. El resto de las exportaciones ha crecido un 30% en el período de enero a julio, respecto del mismo período de 2015, como resultado de una recuperación de los precios y volúmenes de varios productos relacionados con la minería y con la soja. Por su parte, las importaciones han caído un 14% en el mismo período, principalmente por la reducción de las compras de insumos intermedios (-20%) y de bienes de capital (-15%). El déficit en cuenta corriente se ha visto mitigado por un menor déficit en la cuenta de renta y por el incremento de las transferencias, que representan un aporte importante al consumo interno y han crecido un 7% en el primer semestre de 2016. Los flujos de inversión extranjera directa neta han ido mostrando un ajuste considerable a partir de fines de 2014 y en el primer semestre de 2016 se contrajeron un 60%, respecto de igual período de 2015; principalmente por una menor reinversión de utilidades. De continuar estas tendencias, se podría esperar una moderación del déficit en cuenta corriente, que podría llegar a un 5% del PIB.
Para 2017, el escenario externo se presenta algo más favorable en términos de precios de los principales productos de exportación; lo que permitiría reducir el déficit en cuenta corriente. La actividad económica continúa mostrando un crecimiento que se ubica entre los más altos de la región, aunque se ha desacelerado respecto de comienzos de año. A junio, la tasa de crecimiento del PIB acumulada en cuatro trimestres fue del 4,2%. El sector que muestra el mayor crecimiento acumulado en cuatro trimestres es la administración pública, con una tasa del 8,8%. Las bajas tasas de interés, el aumento de la liquidez y el fomento del crédito a los sectores productivos y de vivienda social, en el marco de la Ley de Servicios Financieros, están en línea con el crecimiento del sector financiero y la construcción, del 7,1% y el 6%, respectivamente. Además, la construcción se ha visto impulsada por proyectos de inversión pública.
La mayor parte de los sectores han mostrado un desempeño positivo en lo que va del año, con la excepción de la minería, que tuvo un crecimiento nulo, y del sector de gas natural y petróleo, que registra una contracción del 2,7% a junio de este año. La menor demanda externa de gas natural por parte del Brasil y los trabajos de mantenimiento en el campo Margarita explican la menor producción de hidrocarburos. El consumo público ha sido el motor de la demanda interna, con un crecimiento del 9% en cuatro trimestres. Sin embargo, la formación bruta de capital fijo se ha ido desacelerando de manera importante y a junio está mostrando una variación acumulada en cuatro trimestres de solo un 1%.
Se espera que en 2016 la economía crezca un 4,0%, pero en 2017 el crecimiento se podría ver afectado por restricciones presupuestarias, que podrían condicionar de alguna manera el consumo y la inversión pública, que han sido dos pilares de la economía boliviana. La inflación se ha ido moderando a lo largo de 2016. Los alimentos que tienen la mayor incidencia en la canasta del índice de precios al consumidor (IPC) han mostrado cierta volatilidad por problemas de sequía principalmente. Sin embargo, la variación del IPC acumulada a octubre alcanzó un 3,27%, y la variación en 12 meses fue de un 3,5%[2].
En el Presupuesto Consolidado de Recursos, 2016 – 2017, el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas presenta una estructura del presupuesto, apoyada en la composición de la estructura de ingresos y fuentes; ingresos corrientes, ingresos de capital y fuentes financieras, en sus ítems componentes. El 62.1% de la participación corresponde a ingresos corrientes, el 3% a ingresos de capital y el 34.9% a fuentes financieras. En fuentes financieras hay una categoría nombrada como “resto”, que participa del 15%, conjuntamente con financiamiento externo con el 8.6%, otras fuentes internas con el 26.3%, YPFB con el 7.3%, ENDE con el 2.8% y empresas mineras con el 2.2%. ¿A qué corresponde este “resto”? Ciertamente hay otro “resto” en el ítem ingresos corrientes, que corresponde al 3.7%; lo que no llama la atención, sino este “resto” de fuentes financieras, que participa de un 15%. Este “resto” no parece ser tan resto.
En el Anuario Estadístico para América Latina y el Caribe 2016 de la CEPAL, se presenta el PIB, calculado a precios corrientes de mercado, así como a precios constantes de mercado. Para el caso de Bolivia para el 2015, el PIB a precios corrientes es de 32 997.7 millones de dólares y aprecios constantes es de 25 661.9 millones de dólares.
En el mismo anuario, las Principales componentes de la balanza de pagos 2015, en lo que respecta a Bolivia, es el siguiente:
El balance de bienes y servicios es de -1 898.7 millones de dólares; el balance de renta es de -1 124.0 millones de dólares; el balance de transferencias corrientes es de 1 169.1 millones de dólares; el balance de cuenta corriente es de – 1 853.7 millones de dólares; la cuenta de capital y financiera es de 233.4 millones de dólares; el balance global es de -1 620.3 millones de dólares y los activos de reserva son de 1620.3 millones de dólares.
En lo que corresponde a Exportaciones de productos primarios y manufacturados, su participación en el total de exportaciones, en 2015, que se divide en productos primarios y productos manufacturados, la participación de los productos primarios en las exportaciones es del orden del 93.1%, siendo del orden del 6.9% la participación de los productos manufacturados.
Ahora bien, ¿cómo interpretar la tasa de crecimiento del PIB sostenida, que raya alrededor del 5%, un poco más en algunos años, incluso superior al 6% en uno de los años, un poco menos en los últimos años? ¿Debido a la inversión pública y en una política monetaria contra-cíclica, como lo explica la CEPAL?
Observaciones
La primera anotación que debemos hacer, de la que tenemos que partir, es que el modelo económico boliviano sigue siendo “primario exportador”; lo ratifica el 93.1% de la participación de los productos primarios en el rubro de las exportaciones.
La segunda observación es que el balance global es negativo.
La tercera observación corresponde al PIB de referencia; si es el calculado a precios corrientes o si es calculado a precios constantes. Esto cuando hay que obtener proporciones.
La cuarta observación tiene que ver con la estructura y la composición de los ingresos y las fuentes con las que se cuenta para el presupuesto. Es menester esclarecer la categoría de “resto” del ítem de fuentes financieras; sobre todo, por la notoria participación del 15%.
La quinta observación corresponde a la diferencia entre el cálculo de la CEPAL de la tasa de crecimiento del PIB respecto al cálculo que presenta el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
La sexta observación es una pregunta: ¿cómo explicar la tasa de crecimiento, presentada por el Ministerio de Economía y Finanzas Publicas, a pesar de que se han ajustado algunas partidas del gasto público, la caída de los ingresos fiscales, la disminución de las ventas de hidrocarburos y regalías mineras, la merma de ingresos tributarios?
La séptima observación tiene que ver con otra pregunta: Se entiende que por la estructura cuantitativa del PIB y su forma de cálculo puede crecer por inversión, aunque ésta no sea productiva, sino, por ejemplo en servicios, vivienda, compras estatales, además del incremento del consumo público; sin embargo, ¿cómo explicar que el crecimiento del PIB sea sostenido a niveles notorios, que rayan el 5%, en ámbitos económicos deprimentes?
El problema de las interpretaciones de los datos
Como dijimos antes, el problema no radica ni en la estadística ni en la macroeconomía; el problema radica en los que usan los datos y los interpretan a su manera, desentendiéndose de la teoría estadística y de la teoría macroeconómica. ¿Qué significa la tasa de crecimiento, en este caso, la tasa de crecimiento del PIB? Se trata de la variación del tamaño del PIB, por así decirlo; variación asumidas porcentualmente. Si la variación es positiva quiere decir que el PIB ha crecido; si la variación es negativa quiere decir que ha decrecido. Si la variación ha disminuido, respecto a la variación anterior, quiere decir que se ha desacelerado, utilizando esta metáfora de ralentización. Y así, en la conmensuración de los ritmos de variación. La tasa de crecimiento no dice nada respecto al crecimiento cualitativo, al crecimiento físico, a la estructura cualitativa económica. No evalúa cuantitativamente si se trata de un modelo económico extractivista o un modelo económico industrial. No se refiere a las transformaciones estructurales de la economía.
Llama la atención la insistencia forzada, de parte de los voceros del gobierno, de buscar otras significaciones y sentidos en un dato simple como es la de la variación porcentual del PIB. Se lo usa como propaganda política, cuando la tasa de crecimiento es positiva y parece más o menos alta comparativamente, en la región. Una tasa de crecimiento puede ser positiva, incluso relativamente alta, sin embargo, puede estar reflejando las variaciones porcentuales de una estructura económica extractivista, como la boliviana. No parece esto de algo que haya que congratularse. Por otra parte, las variaciones de la tasa de crecimiento pueden deberse al incremento de ingresos, debido a la subida de precios de las materias primas; lo que de por sí no implica un esfuerzo propio dado en la economía del país. Así como puede deberse a un incremento de los gastos públicos, gastos no necesariamente dedicados a la producción, propiamente dicha. Incluso si se pondera el gasto en educación y en salud, así como también en servicios, lo que no solo mejora las condiciones de vida de la población, sino que puede incidir, a mediano o largo plazo, en las transformaciones productivas; para poder congratularse de una tasa de crecimiento positiva del PIB, es menester, antes, evaluar estos gastos públicos. Si han sido hechos de la forma técnica adecuada, si han dado lugar a impactos esperados, si satisfacen las demandas y necesidades sociales adecuadamente. Pues, puede ocurrir, como ocurre en América Latina, aunque no sólo, que estos gastos son hechos discrecionalmente, no solo sin respetar las normas y la institucionalidad, sino sin la mediación técnica, para hacerla eficaz. Si es este el caso, la variación positiva de la tasa de crecimiento lo único que hace es cuantificar el impacto cuantitativo de movimientos presupuestarios.
En los gobiernos de la región, no solo “progresistas” sino también neoliberales, hay como una inclinación tendenciosa a dejarse llevar por lo que llamamos la metafísica estadística[3]. Lo que lleva a los gobiernos a dejarse llevar por la ilusión de los datos, que, además, delata su inclinación por sustituir la realidad con cuadros estadísticos.
Este dejarse llevar por la ilusión de los datos es peligrosa; ilusión que no es ocasionada ni por la estadística ni por la macroeconomía, sino por la ideología; por las interpretaciones gubernamentales. Es peligrosa tanto para la población, a la que se le informa, así como también para el mismo gobierno, que interpreta de esa manera. Al confundir la tasa de crecimiento, que mide variaciones, con el crecimiento efectivo o real, termina creyendo que se da el crecimiento cualitativo, cuando solo se observan datos o serie de datos ascendentes. Por eso, no pueden explicarse cuando cambia la coyuntura económica, cuando pasamos de una coyuntura de altos precios de materias primas a una coyuntura de bajos precios de materias primas. No solo que se enfrenta rápidamente a la crisis, en las formas más pedestres, como la del déficit, sino que se hace evidente que no se cuenta sino con una estructura económica dependiente y altamente vulnerable.
[1] Ver de Raúl Prada Alcoreza Lo dado y el dato. Episteme; La Paz 1986.
[2] Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2016. Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2016. Estado Plurinacional de Bolivia. CEPAL. https://www.cepal.org/es/publicaciones/tipo/balance-preliminar-de-las-economias-de-america-latina-y-el-caribe.
[3] Ver Metafísica de la economía. También La unidimensionalidad economicista. Así como aconsejamos revisar Tesis sobre la dominación del capitalismo financiero.
https://pradaraul.wordpress.com/2016/01/05/metafisica-de-la-economia/.
https://pradaraul.wordpress.com/2015/10/29/la-unidimensionalidad-economicista/.
https://pradaraul.wordpress.com/2015/03/02/tesis-sobre-la-dominacion-del-capitalismo-financiero/.
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Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.
Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.
Contenidos:
Modulo I
Perfiles de la episteme moderna
1.- Esquematismos dualistas
2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista
3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico
4.- Esquematismo ideológico
Modulo II
Perfiles de la episteme compleja
1.- Teórias de sistemas
2.- Sistemas autopoieticos
3.- Teorías nómadas
4.- Versiones de la teoria de la complejidad
Modulo III
Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad
1.- Contra-poderes y contragenealogias
2.- Composiciones complejas singulares
3.- Simultaneidad dinámica integral
4.- Acontecimiento complejo
Modulo IV
Singularidades eco-sociales
1.- Devenir de mallas institucionales concretas
2.- Flujos sociales y espesores institucionales
3.- Voluntad de nada y decadencia
4.- Subversión de la potencia social
Temporalidad: Cuatro meses.
Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.
Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.
Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.
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