Apuntes sobre la crisis política de Brasil

19.03.2016 14:12

Apuntes sobre la crisis política de Brasil

 

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

 

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Ante la crisis política y económica desatada en Brasil, se observan dos comportamientos, aparentemente opuestos, por su signo político; empero, equivalentes, por negarse al análisis y preferir la diatriba. Por un lado la llamada “derecha” hace todos los esfuerzos para convertir a Lula Da Silva, expresidente, y a Dilma Rousseff, actual presidente de la República Federal de Brasil, en monstruos y culpables, además de responsabilizar al PT por la crisis desencadenada. Por otro lado, la llamada “izquierda” se encarga de defender al gobierno de Dilma, de defender al expresidente Lula, acusando a la “derecha”, incluyendo al poder judicial, de “conspiración golpista”, aunque le den el calificativo de “golpe institucional y mediático”. Esta es una pelea de aparatos de propaganda y contra-propaganda. Es muy difícil encontrar el análisis de la crisis en esta vehemente diatriba. Es menester hacerlo, no por el análisis mismo, menos por una inclinación académica, sino, sobre todo, por comprender los procesos de la crisis; encontrar, en la crisis, las potencialidades y posibilidades de avanzar en las liberaciones y emancipaciones múltiples del pueblo brasilero.

 

Seguramente lo que vamos a decir sea muy general, incluso teórico, pues no contamos con la información más detallada, sobre todo, con la experiencia de la coyuntura, palpándola. Sin embargo, teniendo en cuenta estas limitaciones, lo hacemos, pues es menester sugerir algunas reflexiones, tomando en cuenta lo que escribimos en Acontecimiento Brasil, que se encuentra en el ensayo Gramatología del acontecimiento[1], dedicado también a la potencia social brasilera. Además de contar con los análisis de coyuntura y del periodo de los gobiernos progresistas de Sud América[2].

 

Comenzaremos con apuntes menos difíciles, sobre la crisis económica, aunque digamos muy poco sobre ella. Preferimos remitirnos, al respecto, al texto citado, también a La inscripción de la deuda y su conversión infinita[3]. La crisis particular de Brasil forma parte de la crisis mundial de sobreproducción[4], convertida en crisis financiera, por las manipulaciones del sistema financiero mundial. A esto se añade la incidencia de la baja reciente de los precios de las materias primas, que afecta a la economía brasilera, a pesar de que es clasificada como economía de una potencia emergente; por lo tanto, potencia industrial. Esto se debe a que la estructura económica, la composición, a pesar de la revolución industrial y cibernética, sigue condicionada por la gravitación extractivista[5].

 

La crisis política parece tener que ver con la crisis del gobierno o la crisis de la forma de gubernamentalidad progresista, al estilo de una socialdemocracia tropicalizada o, si se quiere, de un socialismo matizado, que más se parece a un reformismo timorato. Nadie niega que las gestiones de gobierno del PT tuvieron impactos positivos en la redistribución del ingreso, en la movilidad social, haciendo ascender, dicho de modo metafórico, a cincuenta millones de pobres a la condición de clases medias.  De lo que se trata es, primero, de describir, los límites de este proceso de cambio, por más beneficioso que haya sido. Uno de los límites más sobresalientes tiene que ver con la reforma agraria. En un país de grandes latifundios, de extensos monopolios de la tierra, contra los cuales se constituyó el movimiento campesino más grande del mundo, el MST, que es la organización más masiva del mismo PT, partido que incorpora también a contingentes bien organizados de sindicatos de trabajadores, proletarios, en los que debemos señalar se encuentran los metalurgistas, esta reforma agraria brilla por su ausencia, salvo las burocráticas disposiciones que difieren las entregas de tierras a familias campesinas.

 

En la historia de Brasil, la lucha popular contra la “oligarquía de café con leche” forma parte de la constitución de la consciencia democrática, popular y política, de los movimientos sociales y sus organizaciones. Por eso llama la atención que el PT, en el gobierno, en sus momentos de mayor fuerza y legitimidad, no haya llevado a cabo una reforma agraria plena. Esta limitación impone un proceso de cambio también limitado. Un partido marxista, como el PT, sabe que tiene la responsabilidad histórica-política de efectuar transformaciones estructurales en la composición social de Brasil. Lo que parece haber acaecido es que se dieron notables avances en las condiciones de vida del 25% de la población, que son los pobres que pasaron a convertirse en clases medias. Fuera de los impactos diferenciales, según estratos, en el otro 75% de la población.  Los bonos fueron mecanismo de redistribución de parte del excedente; también se mejoraron las infraestructuras y organización de salud y su logística; por lo menos, en las grandes ciudades y otras intermedias. Se amplió la realización efectiva de los derechos de los trabajadores. La inversión educativa también modificó las condiciones y las disposiciones cualitativas y cuantitativas de la formación de las poblaciones; la importancia de la educación superior, además de la formación especializada, incluyendo a los trabajadores, que lograron formación calificada. El consumo, en general, de la población, aumentó, en contextos urbanos transmutados, mejorando los servicios.  Podemos seguir con la lista positiva; sin embargo, hay que anotar que se trata de modificaciones que, teóricamente, deben cumplirse en todo gobierno, en un Estado que tiene los recursos para hacerlo. Que no lo haya hecho la “oligarquía de café con leche”, se debe a su concepción patronal del mundo. Que no lo haya hecho la dictadura militar, salvo los efectos heredados de las transformaciones provocadas por el nacionalismo popular de Getulio Vargas, se debe a su concepción geopolítica, con pretensiones imperiales. Que no lo haya hecho el neoliberalismo, se entiende, que se debe a su elemental concepción de la economía y el mercado, que considera que todo se resuelve con la competencia, ligada al libre mercado y a la libre empresa.   Lo ha hecho el PT en el gobierno; empero, esto apenas era, el comienzo del cronograma de sus tareas, vinculadas a la transformación social, económica, política y cultural de Brasil.

 

¿Por qué se detuvo ahí el PT? ¿Por qué se embarcó en desplazamientos de posición complicados, consiguiendo ocupar la administración financiera de las AFPs? ¿Por qué prefirió caer en el burocratismo de un gobierno de los trabajadores? ¿Por qué terminó formando parte de la burguesía con un nuevo contingente de dirigentes sindicales? Estas son las preguntas que son obligadas, si se quiere la transformación, la liberación y las emancipaciones del pueblo brasilero. Pero, llama la atención, que estas preguntas no se hacen, salvo contadas excepciones admirables, como la investigación de Raúl Zibechi y otros aportes analíticos[6]. Un gran aporte analítico, crítico, teórico e histórico de la formación social-económica de Brasil, es la de Francisco de Oliveira. Hay otros, que mencionamos en Gramatología del acontecimiento, y seguramente otros más, que se nos escapan; empero, en suma, son escasos, en comparación a la abundante producción “ideológica”, esforzada en descalificar al otro. La “izquierda” latinoamericana no muestra interés en el análisis, prefiere la retórica política, pretendiendo la defensa de los gobiernos progresistas. Olvidando que la mejor defensa es la crítica y la peor vulnerabilidad es la apología de un proceso político.

 

Entonces, en resumen, una primera conclusión, mas bien, simple, para comenzar, puede sugerirse del modo siguiente: La crisis cíclica del capitalismo mundial, que incide en la crisis económica específica de Brasil, incorporando sus propias condiciones, locales y regionales, para desatarla, termina entrelazándose con la crisis política. Esta crisis política parece tener que ver, en parte con las limitaciones obstaculizadoras de transformaciones efectivas, por parte del PT; limitaciones que no expusimos exhaustivamente, sino optamos por mostrar la más sobresaliente, la relativa a la reforma agraria. Crisis política, que también tiene que ver con las características históricas-políticas de los llamados gobiernos progresistas.  Estos gobiernos, en su mayoría, son la segunda versión del populismo heroico de mitad del siglo XX, a excepción de Brasil, que más se parece a la versión tropical de la socialdemocracia, y de Venezuela, que vive la primera versión de lo nacional-popular, después del Caracazo, claro que de una manera más radical, combinada con objetivos socialistas y participativos comunitarios. La segunda versión aparece más como comedia que como tragedia; es decir, más una simulación que una realización estructural de las nacionalizaciones de la economía, del Estado y del gobierno. En conjunto, comparándolos con las revoluciones del siglo XX, los gobiernos progresistas resultan timoratos en su confrontación con la dominación global del capitalismo tardío. Es poco sostenible definir a estos procesos de cambio como revolucionarios, salvo si se pretende ahondar en la retórica. Por lo tanto, siguiendo nuestra interpretación, la crisis política estaba contenida en estas limitaciones, en la estructura de estas limitaciones, de carácter reformista

 

La denominada crisis institucional, según el discurso acusador de la “oposición”, tiene como causa a la corrupción extendida. Esta “oposición” olvida que los gobiernos anteriores, que son su referente, también desplegaron estas prácticas corrosivas de la economía política del chantaje. No se trata aquí de medir las magnitudes de la corrupción, decir qué periodo de corrupción tiene mayor alcance; en otros escritos remarcamos que llama la atención que cuando se trata de gobiernos de “izquierda” o populistas, la corrupción se expande y se hace, por así decirlo, “democrática”, al involucrarse casi todos. Por lo menos teóricamente, se espera que un gobierno de “izquierda” no lo haga, no caiga en este síndrome del poder, el de la corrupción asociada, entre otros síndromes de poder destructivos. Sin embargo, esta tesis de la “derecha”, que circunscribe, principalmente, aunque no solo, la crisis institucional, al fenómeno campante de la corrupción, es demasiado simple y elemental.

 

La crisis institucional, sobre todo si se trata de la malla institucional del Estado, no puede ser ocasionada por la economía política del chantaje, tomando en cuenta no solo la corrupción sino otras prácticas paralelas de poder. De alguna manera, la crisis institucional se anticipa a la invasión gravitante de las formas de poder paralelas de la economía política del chantaje. La crisis institucional tiene que ver con la crisis del Estado-nación.  Si se toma en cuenta esta hipótesis interpretativa, entonces, lo que importa es comprender la crisis congénita, que acarrea la constitución del Estado-nación, de herencia colonial. ¿Se han resuelto todos los problemas estructurales vinculados a los periodos coloniales? ¿Se han establecido fehacientemente las condiciones de posibilidad social históricas-políticas-culturales, vale decir, las condiciones de acceso social y cultural, como para garantizar el ejercicio democrático? ¿El tremendo aparataje institucional, burocrático, regionalizado, de la República Federal de Brasil, ha logrado administrar y cohesionar a la geografía política inmensa, con toda su diversidad y pluralidad ecológica, demográfica, social y cultural? Por último, sin decir que es la última pregunta posible, ¿los problemas acumulados de la maquinaria chirriante administrativa y política, problemas técnicos, normativos y de eficacia, se han resuelto, por lo menos, en gran parte? Si nada de esto ha ocurrido, como se espera que debería haber sido, aquí se encuentran las causas estructurales de la crisis institucional.

 

No se trata de defender a los gobiernos progresistas, de una manera ultimatista, como lo hace la “izquierda”, que más o menos dice: esto, lo que tenemos, o volver al infierno del neoliberalismo. Esta “izquierda” descuida que hay otras alternativas, más importantes que su triste dilema; por ejemplo, cómo avanzar en la liberación, en la emancipación, en la integración, en la armonización social con los ecosistemas. En resumen, cómo lograr transformaciones profundas, estructurales e institucionales, por las que ha peleado, en la historia larga, el pueblo brasilero.

 

 

 

Hipótesis sobre la crisis singular de Brasil

 

1.   En la perspectiva de los ciclos largos históricos, los problemas pendientes, no resueltos, se comportan como problemas estructurales, que no solo obstaculizan el pleno desenvolvimiento del ejercicio democrático, sino obstruyen de tal forma que se comportan como peligrosos desencadenantes reiterativos de la crisis múltiple del Estado-nación; crisis congénita desde la independencia acotada, limitada por sus características coloniales.

 

2.   En la perspectiva de los ciclos medianos históricos, la dependencia, no solo económica, sino también política y cultural, ha adquirido nuevas formas, aunque aparezcan como soberanía aparente y como desarrollo económico, con las características atribuidas a una potencia emergente, se convierte patentemente en un obstáculo para la transformación emancipadora de la formación económico-social de Brasil y para la integración continental de la Patria Grande.

 

 

3.   En la perspectiva de los ciclos cortos históricos, las gestiones contradictorias, paradójicas, reformistas, de los gobiernos del PT, si bien abren decursos de impactos social beneficiosos para las mayorías, terminan preservando la estructura de poder dominante heredada. Lo peor, caen en la recurrencia y repetición del círculo vicioso del poder. Por lo tanto, después del ascenso político, se deriva en la decadencia, cumpliendo el ciclo regular de los procesos políticos de la modernidad.

 

4.   El despliegue de la economía política del chantaje, que contiene las prácticas y circuitos paralelos del poder, particularmente corrosivos en el caso de la corrupción, tiene sus propias temporalidades imbricadas. Una de ellas, de antigua data, abarca la temporalidad genealógica del poder; las formas institucionales estatales del poder siempre han convivido y se han complementado, de variadas formas y en distintas proporciones, con las formas no institucionales, opacas y clandestinas de las formas paralelas del poder. La otra temporalidad, la peculiaridad propia, relativa a las gestiones de gobierno del PT, muestra expansiones de la economía política del chantaje, sustentados ampliamente por la extensión de las relaciones clientelares, las que desenvuelve incrementadamente un gobierno que cuenta con amplio apoyo social, y lleva consigo el mandato de los programas de las organizaciones sociales, aunque esto haya quedado en el olvido.

5.   La salida de la crisis, obviamente, no se encuentra en sustituir un gobierno del PT por gobiernos neoliberales, como persigue la “oposición” de “derecha”, de una parte de la oligarquía y parte de la burguesía, pues la otra parte es aliada del PT gobernante. Esto seria, no solamente lo mismo, sino ahondar la crisis estructural y múltiple del Estado-nación. Tampoco se encuentra la salida en preservar la gubernamentalidad reformista timorata, entrampada en sus contradicciones y avatares; esto sería seguir navegando en la tormenta de la crisis, rumbo al naufragio. Las salidas, las alternativas efectivas, se encuentran en transiciones políticas, económicas, sociales y culturales hacia formas participativas y consensuadas de la democracia radical. Transiciones hacia la gobernanza de autogobiernos autogestionarios de los pueblos, integrándose en el continente, avanzando a la gobernanza mundial de los pueblos.

 

 

 

 

 

 



[1] Ver de Raúl Prada Alcoreza Gramatología del Acontecimiento. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_savepub. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/estadonacion.  

[2] Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político; también México: Intensidades sociales y territoriales. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-2015. Amazon: https://kdp.amazon.com/dashboard?ref_=kdp_RP_PUB_savepub. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/estadonacion.  

[3] Ver La inscripción de la deuda y su conversión infinita. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-inscripcion-de-la-deuda-su-conversion-infinita/.

[4] La crisis económica de 2008 a 2015, también denominada Gran Recesión, se define como la crisis económica mundial, que recomenzó en el año 2008, teniendo su inicio, en el ciclo largo de la crisis, ya en la década de los setenta, del siglo pasado. Se suscitó en los Estados Unidos de Norte América. Como factores desencadenantes de la crisis, se mencionan a los defectos de la regulación económica, a los proliferantes delitos bancarios cometidos; también se menciona el efecto provocado por la subida de los precios de las materias primas, generados por una mayor demanda. Todo esto en el contexto de un mercado mundial altamente competitivo. Por otra parte, la inflación, generada por los precios monopólicos; añadiéndose la específica crisis alimentaria mundial, sumándose a la crisis energética, fuera de la amenaza de una recesión. La crisis adquiere características de crisis financiera, con la modalidad de una crisis crediticia, hipotecaria, que se manifiesta en desconfianza creciente respecto los mercados.

[5] Ver de Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasilero. Siglo XXI-CLACSO.

[6] Raúl Zibechi: Brasil potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo. Ediciones desde Abajo; Bogotá 2012.

 

 

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Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.

 

Metodología:

Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual  colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.

 

Contenidos:

 

Modulo I

Perfiles de la episteme moderna

 

1.- Esquematismos dualistas

2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista

3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico 

4.- Esquematismo ideológico

 

Modulo II

Perfiles de la episteme compleja

 

1.- Teórias de sistemas

2.- Sistemas autopoieticos 

3.- Teorías nómadas

4.- Versiones de la teoria de la complejidad

 

Modulo III

Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad

 

1.- Contra-poderes y contragenealogias 

2.- Composiciones complejas singulares

3.- Simultaneidad dinámica integral

4.- Acontecimiento complejo

 

Modulo IV

Singularidades eco-sociales 

 

1.- Devenir de mallas institucionales concretas

2.- Flujos sociales y espesores institucionales

3.- Voluntad de nada y decadencia

4.- Subversión de la potencia social

 

 

Temporalidad: Cuatro meses.

Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.

Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.

Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.



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