DEL “ORIENTE”, CHACO Y AMAZONIA[1]
Según el "Censo" Indígena de 1994
1.- Diferencias Culturales y Características Sociodemográficas
1.1.- Conceptualización
Ante todo tenemos dos campos de conceptualización, uno de carácter sociodemográfico y otro de carácter antropológico. El primero más inclinado a la descripción de los fenómenos poblacionales, concebidos no sólo desde una perspectiva meramente demográfica, sino articulados a las condicionantes sociales, políticas y económicas; el segundo más inclinado a la tradición taxonómica y hermenéutica de las ciencias humanas. Por lo tanto requerimos definir lo que entendemos por características sociodemográficas, por un lado, y lo que entendemos por “población indígena”, por otro.
1.1.1.- Características Sociodemográficas de la población “indígena”
La demografía estudia las estructuras demográficas de la población, vale decir, las estructuras por edad y sexo articuladas a todo agrupamiento subpoblacional posible: mujeres en edad reproductiva, hombres en edad de trabajo, migrantes, etc. El Diccionario de Demografía de Roland Pressat define a la demografía como el “estudio de las poblaciones humanas en relación con su renovación constante por medio de los nacimientos, de las defunciones y de los movimientos migratorios”[2]. La demografía es una disciplina analítica y descriptiva, estudia el estado de las poblaciones de acuerdo a su composición, los diferentes fenómenos que influyen directamente en esta composición, así como en la evolución de las formaciones demográficas, las interrelaciones entre el estado de la población y los fenómenos demográficos; de aquí se desprende el estudio de la movilidad espacial de la población. Estos estudios requieren de la construcción del dato demográfico; que pasa por la recopilación de los datos estadísticos a partir de fuentes y medios específicos, los censos de población, los registros del estado civil, estadísticas vitales y muestreos. La demografía no se reduce al análisis demográfico, que trabaja los datos cuantitativos, sino que podemos hablar de una demografía cualitativa, la que estudia las características físicas y subjetivas de las personas que componen las poblaciones; ésta investiga los factores que influyen, condicionan y determinan estas características.
El concepto fundamental de la demografía es el concepto de población; se entiende por población al conjunto de individuos que coexisten en un momento dado y delimitado de acuerdo con los criterios variados de pertenencia[3]; sin embargo, cuando se hace referencia a la población casi siempre se lo hace remitiéndose a su pertenencia territorial. Aunque la población ha adquirido un uso sumamente dúctil y connotativo, señalando poblaciones conjuncionadas de una manera abstracta, no necesariamente vinculadas a un territorio, toda reminiscencia a la población supone la noción de espacio; el habitante ocupa un espacio. Se hacen referencias a poblaciones abiertas o cerradas, en un sentido teórico, se delimita el ámbito de una población activa, se puede especificar aún más esta delimitación, configurando una población activa agrícola; en las estadísticas sociales se opera con el concepto de población económicamente activa. Se habla de población de derecho, de población de hecho y de población de jure, estableciendo distintas situaciones en relación a la residencia. También se habla de población dispersa, opuesta a la población aglomerada. Como puede verse el concepto de población es un concepto de amplio espectro.
Ahora bien, ¿qué debemos entender por “población indígena”? ¿Es sinónimo de población autóctona o de población nativa? Se puede decir que sí, pero lo que debemos visualizar, cuando hablamos de “población indígena”, es lo que se quiere decir con esto, lo que se quiere asumir, así como lo que se quiere denotar. No es tan simple como parece, como en el caso de las otras designaciones, puesto que tiende a ser menos operativa en la medida que ella nos plantea su propia complejidad. ¿Se ha captado la “población indígena” de acuerdo al idioma hablado? Si, aunque no solamente ; particularmente en lo que respecta al Censo Indígena de 1994 ; en este caso se han utilizado listas elaboradas con apoyo de las organizaciones de los pueblos originarios. ¿El idioma hablado es suficiente para agotar la connotación que encierra la “población indígena”? No, de ninguna manera, pero es un indicador demográfico y lingüístico de suma utilidad. ¿Qué hay de las otras características etnológicas y etnográficas? Detrás de esta problemática de definición, de configuración y demarcación se encuentra la problemática de las identidades culturales.
A diferencia de las restricciones propias del modelo formal de la demografía, la sociodemografía en cambio habla ya de una perspectiva multidisciplinaria ; las características sociodemográficas se refieren a la población sin dejar de lado las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales. Se trata de la población, pero también del conjunto de sus prácticas, actividades, comportamientos, conductas y perfiles. La sociodemografía se remite a un mundo de vida[4] de la población. Si bien se trata de un perspectiva descriptiva, esta no se restringe a un perfil o a un recorte metodológico, necesariamente se abre al abanico de perfiles y de recortes metodológicos posibles. La sociodemografía estudia entonces a la población y su mundo, a la población en interacción con su mundo; ya no se trata de estudiar el estado de la población, su composición, los fenómenos y factores intervinientes, sino la situación del mundo de la población, su configuración, los procesos y prácticas intervinientes. Por otra parte, no hay que olvidar que una población humana es tal en la medida en que es al mismo tiempo una sociedad; por lo tanto las características sociodemográficas son caracterizaciones de la sociedad en cuestión.
Si bien la perspectiva demográfica tiende a la homogeneización y generalización, en la medida que se dirige a un análisis comparativo, mucho más aún cuando se orienta por la generalización, en la medida que se detiene en el análisis de las variaciones de los procesos demográficos, mucho más aún cuando busca niveles de especificidad, aparece una concepción opuesta a la homogeneización, ésta es la relativa a la diferencia. Es cierto que, en este caso, la lógica de la diferencia[5] se encuentra inhibida y casi diríamos enmascarada cuando hablamos de diferenciales, pues estos derivan del cálculo matemático, del concepto de derivada. Pero la lógica de la diferencia aparece con nuevos bríos cuando ante los ojos de la sociodemografía se presentan desafiantes las diferencias inscritas en el seno de la sociedad, así como los procesos y prácticas manifiestan su modo diferencial de ser. La lógica de la diferencia no se encuentra del todo libre de la vigilante lógica de la equivalencia, del principio de identidad de las disciplinas científicas de la modernidad, todavía está entumecida en una atmósfera enrarecida por el “viejo paradigma de las ciencias”[6]. Lo que no ocurre en la etnodemografía y en la demografía histórica, disciplinas que exigen epistemológicamente partir de la matriz de la diferencia; la especificidad, el localismo, el espesor cultural, la historicidad y la temporalidad a las que están sometidos sus campos de estudio obliga recurrir a un pensamiento de la multiplicidad de singularidades.
Por lo tanto un estudio de las diferenciales culturales, que se da a la tarea de definir las características sociodemográficas de la “población indígena”, requiere de una compenetración en la hermenéutica de las identidades culturales, de una lectura sociológica, económica, política y cultural de los datos, así como un manejo de la construcción del dato demográfico, el desciframiento del acontecimiento etnodemográfico y de la temporalidad captada por la demografía histórica. Todo esto implica una apertura a la lógica de la diferencia, un análisis de la lógica específica del objeto y sujeto específicos, pero también supone adentrarse a los substratos de toda cultura, los mismos que se expresan en los mitos, el sentido comunitario y las territorialidades.
1.2.- Método
No sólo era latente la necesidad de revisar los censos de 1976 y 1992 desde la perspectiva de un estudio sobre “Diferencias Culturales: Características Sociodemográficas de la Población Indígena”, sino que es menester una comparación de los fenómenos demográficos y sociodemográficos, teniendo en cuenta la composición compleja de sus diferenciales, sobre todo cuando se tienen resultados locales y regionalizados del Censo Indígena de 1994[7]. Ahora bien, para esto es aconsejable incorporar incluso los Censos Generales de Bolivia de 1900 y 1950, aunque estos censos no hayan sido trabajados de una forma moderna, haciendo intervenir a la disciplina demográfica, sino que se encuentren todavía ligados a estadísticas de la administración de la República. Esto tiene interés porque de manera explícita se clasifica en ellos a las “poblaciones indígenas”, además de contar con una sucesión cronológica de ochenta y dos años, lo que da un período suficientemente largo como para estudiar los procesos demográficos desde la perspectiva de la demografía histórica.
1.2.1.- Planteamiento del Problema
Para comenzar podemos decir que no se tenían en general análisis sustantivos desagregados de los datos de los censos, menos aún de acontecimientos, problemáticas y formaciones específicas; para tal efecto se requiere hacer un uso a la vez hermenéutico y analítico de los datos. Por otra parte, la vez que se comentan los indicadores más generales, se lo hace en forma tautológica, repitiendo discursivamente lo que dice el dato, haciendo apenas un comentario sobre las variaciones porcentuales[8]. Este no es un análisis del dato; para lograrlo se requiere avanzar hacia la semiología del dato cuantitativo, interpretar su sentido mensurable, analizar su compleja composición cuantitativa, sus zonas de intensidad, sus momentos de densidad, los espacios de desplazamientos, sus ritmos y movimientos, penetrar a su compleja temporalidad. En otras palabras, se requiere hacer hablar al dato[9], lo que quiere decir encontrar su textura en un contexto histórico, social y cultural determinado.
La demografía histórica nos ha enseñado a utilizar todo tipo de fuentes susceptibles de permitirnos armar datos pertinentes a la investigación requerida; enumeraciones administrativas de otros tiempos se han convertido en fuentes de las trayectorias de vida de la demografía histórica. Ante el problema de que los censos de población y vivienda de 1976 y 1992 no han sido elaborados y organizados con el objeto de obtener una precisión adecuada para la comprensión de lo que se viene en llamar “poblaciones indígenas”, podemos entonces asumir que, en este caso, también podemos recurrir a estas fuentes inadecuadas, adaptándolas para usos específicos sobre una investigación sociodemográfica de dichas poblaciones. El secreto se encuentra en el nivel de desagregación que podamos lograr de los datos de los censos, para desde esta deconstrucción poder recategorizar los componentes cualitativos, las categorías clasificadoras y la derivación conceptual, llevándonos, de este modo, a una nueva perspectiva reconstruida a partir de la riqueza latente de los datos.
Se requiere entonces dos cosas para comenzar : una perspectiva deconstructiva de los datos y una conceptualización crítica de la problemática etnodemográfica, sociodemográfica y territorial de los pueblos nativos. Después de abordar esta tarea pasamos hacia una interpretación y análisis de los datos, así como hacia una reelaboración de los mismos, en función de los objetivos perseguidos por la investigación.
1.2.2.- Formulación de la Hipótesis
Las hipótesis de trabajo que sirvieron de eje operativo y constructivo de la investigación fueron las siguientes :
* Las características sociodemográficas de las poblaciones nativas se encuentran latentes en la distribución de los datos censales.
** Es posible estudiar las diferenciales culturales de las poblaciones nativas a partir de los datos cuantitativos de los censos, siempre y cuando nos movamos del paradigma clásico, incorporando una comprensión hermenéutica, antropológica y territorial, fuera de realizar un decurso metodológico deconstructivo de los datos, para penetrar en la huella dejada por los acontecimientos en el substrato de la manifestación misma de las cantidades.
*** En los resultados generales, departamentales, incluso en los provinciales, los censos[10] arrojan subvaloraciones importantes de las poblaciones nativas ; mucho más significativas cuando se trata de los pueblos nativos del “Oriente”, Chaco y Amazonia.
1.2.3.- Delimitación del Objeto de Estudio
El objeto de estudio viene conformado por las poblaciones nativas a partir de la mediación de los datos demográficos desarrollados por los censos en consideración; las unidades de análisis son entonces los propios datos censales, pero deconstruidos y descifrados a partir de un trabajo metodológico de desagregación. Se mira a las poblaciones autóctonas por medio de los lentes que nos ofrecen los datos cuantitativos censales.
1.2.4.- Procedimiento
Se han empleado, como se ha dicho a un principio, métodos y técnicas demográficas, acompañadas de una metodología deconstructiva de los datos. Desde aquí se han reelaborado categorías apropiadas de análisis; sólo entonces estuvimos en condiciones de pasar a un análisis sociodemográfico, etnográfico y territorial de los datos, previa deconstrucción, desagregación y desciframiento de sus valores y composiciones cuantitativas. Una vez hecho esto se pasó a la construcción de la descripción, suficientemente exhaustiva, de las condiciones sociodemográficas de las poblaciones nativas; con esta base pasamos a la elaboración de la explicación de los fenómenos, procesos, prácticas y redes de relaciones concomitantes.
1.2.5.- Manejo de Fuentes
Como dijimos, las fuentes principales fueron el Censo de Población y Vivienda de 1992 y el Censo Indígena de 1994[11], ambos apoyados en el horizonte de los censos generales de 1900, 1950 y 1976. También se incorporaron las encuestas muestrales demográficas y socio-económico-demográficas pertinentes al estudio, como la encuesta socioeconómico demográfica de veintisiete pueblos nativos de los llanos, la Amazonia y el Chaco, que se realizó entre 1989 y 1990.
2.- Análisis de las Características Sociodemográficas
de la “Población Indígena” del “Oriente”, Amazonia y Chaco.
“En reacción violenta, pero justa, contra antiguos ideales, perversos, que predicaban un universal casi siempre reducible a una dominación imperialista e invasora, nuestro discurso, después de al menos medio siglo, revela nuestras diferencias.
Dominantes, las ciencias humanas nos enseñaron, en ese espacio de tiempo, no solamente a amarnos los unos a los otros, sino a reconocer y respetar los derechos de culturas, géneros, sexos, lenguas y costumbres diferentes. Debemos estar agradecidos por haber abierto esas multiplicidades variadas.
Ahora bien, por una paradoja perversa, la diferencia termina por imponerse, a su vez, como un dogma universal que, siempre y por doquier, impide hablar para siempre y en todas partes[12].
Michel Serres
2.1.- Estudios específicos de los pueblos “indígenas”
del “Oriente, Chaco y Amazonia boliviana[13]
Los pueblos nativos amazónicos y chaqueños fueron nombrados, clasificados, descritos, por los misioneros del siglo XVIII y por los cronistas del siglo XIX. Estas crónicas y los registros parroquiales son quizás las fuentes más antiguas para investigaciones de demografía histórica; sin embargo, no son suficientemente confiables debido al carácter marcadamente subjetivo de muchas de las observaciones, a la falta de técnicas de investigación adecuadas, a la incertidumbre en la que se mueven las numeraciones. Empero estas fuentes no dejan de contener riqueza histórica, así como información explotable si median procedimientos apropiados de investigación. En 1900 se realizó el Censo General de la Población de la República de Bolivia, censo en el cual se calculó en 91,000 personas la población total de los pueblos nativos “selvícolas”[14]; suponemos que la aplastante mayoría de este contingente demográfico se refiere a la los grupos étnicos amazónicos y chaqueños. Es posible que en esta masa poblacional se hayan incluidos algunos pueblos de las regiones limítrofes andinas, como los Uru-Chipayas, por ejemplo.[15] De todos modos la cifra citada es ya un referente para posibles proyecciones retroactivas demográficas.
Medio siglo después el Censo de Población de 1950 calcula en 78,000 habitantes a la población de los pueblos nativos amazónicos y chaqueños. Una diferencia negativa del orden del 14.3 por ciento conmensura el decrecimiento de esta población nativa; esto quiere decir que esta población decrece hasta entonces a una tasa anual del -0.3 por ciento. Recogiendo la información ofrecida por el Censo de Población y Vivienda de 1976, Plaza y Carvajal calculan que para el año 1988 la población de los pueblos nativos de referencia llegaría a sumar alrededor de las 100,000 personas. El denominado Diagnóstico “Etnoeducativo y Etnológico del ‘Oriente’, Chaco y Norte de La Paz” calculó la suma de 152,000 habitantes oriundos para 1990 (año del estudio) ; esta fue la masa demográfica calculada en ese entonces para los pueblos nativos de referencia. Según estos datos la población nativa de la Amazonia y del Chaco habría crecido de nuevo. En el transcurso de 40 años la reproducción demográfica de los pueblos nativos se habría aproximado a la duplicación de la población. Una diferencia relativa del 94.9 por ciento en cuatro décadas anotaría un crecimiento demográfico significativo que, sin embargo, se expresa en una tasa de crecimiento anual del 1.7 por ciento.
Hay que anotar empero que esta recuperación demográfica paulatina de los pueblos nativos no compete a todos los grupos, pues muchos de ellos se encuentran en situación de extinción; podemos decir que el crecimiento demográfico de los pueblos nativos es responsabilidad de 33 grupos antropológicos correspondientes a 17 familias lingüísticas.[16] Esta situación destaca la titánica lucha por sobrevivir entablada por los pueblos nativos de la Amazonia y el Chaco. En una época marcada por la expansión del mercado, en consecuencia sellada por la mercantilización de la tierra, los pueblos nativos, a pesar de haber sido reducidas a reservas geográficas, en constante angostamiento espacial, han podido conservar su memoria territorial. Después de la larga “Marcha por el Territorio y la Dignidad” de los pueblos nativos de la Amazonia podemos visualizar el alcance y la profundidad de la memoria territorial, la estrategia de su recorrido, así como el contenido histórico de sus demandas.
A la luz de este acontecimiento debemos evaluar el conocimiento académico acumulado sobre los pueblos originarios desde el tiempo de las misiones y los cronistas. Al respecto podemos sugerir clasificar tres formas de expresiones de conocimiento: la de las crónicas propiamente dichas, la de las valoraciones numéricas de los censos y la referida a las investigaciones de campo; en esta última debemos incluir los trabajos antropológicos como los diagnósticos realizados. En los últimos períodos, vale decir en las décadas de los ochenta y de los noventa, el llamado “Diagnóstico Etnoeducativo y Etnotecnológico” de 1990 y el Censo Indígena del “Oriente”, Chaco y Amazonia de 1994[17] buscaron integrar estos conocimientos, sintetizar formulaciones diversa acerca de la realidad “indígena” ; también se dieron a la tarea de producir información cuantitativa adecuada al conocimiento estadístico de los pueblos nativos de las regiones en consideración, información susceptible de utilizarse en políticas apropiadas en la promoción de los pueblos “indígenas”. Este diagnóstico y este censo indígena no dejan de pertenecer al conjunto de expresiones académicas del conocimiento etnográfico, forma parte del tipo de saber elaborado en las investigaciones de campo. Son quizás una síntesis apropiada a esas investigaciones.
La “Marcha por el Territorio y la Dignidad” devela otra forma de conocimiento, otra expresión de saber, nos referimos a un modo de conocer no académico, a un conocimiento colectivo articulado ritualmente por la transmisión simbólica. Su recorrido es una huella territorial en el ámbito geográfico de la nación, una inscripción que se comunica con otros lenguajes. Por otra parte se han hecho patentes la gama de demandas de los pueblos aborígenes de la Amazonia y el Chaco. El conocimiento teórico, descriptivo, así como estadístico, vinculado a las disciplinas científicas requiere definir una cuarta expresión de conocimiento ligado a los estudios sobre cultura, historia y situación de los pueblos nativos. Esta cuarta expresión se configura por la problemática de las territorialidades étnicas.
La territorialidad escapa a su reducción administrativo política, como a su lectura meramente geográfica; la territorialidad supone un espesor cultural, una trascendencia histórica, la actualización de los circuitos y recorridos de caza, pesca, recolección, circuitos de actividades de silvicultura, de acumulaciones de instrumentos y de alimentos distribuidos en la estrategia de la reproducción de la territorialidad. En este sentido la territorialidad es concreta: entre vecindades territoriales tenemos diferenciales espaciales significativas, cuyos efectos se hacen sentir en la variabilidad de las estrategias territoriales de los distintos pueblos nativos o, por lo menos, de las diferentes familias culturales.
Se ha vuelto una costumbre hablar de la conservación del medio ambiente; esto suena más al discurso de una conciencia culpable que a un conocimiento concreto de los procesos constitutivos de los continentes ecológicos, de las relaciones sociales que determinan la reproducción adecuada de los ecosistemas, como de las modificaciones en las relaciones sociales que determinan el deterioro del medio ambiente. A este conocimiento no se puede acceder sin desarrollar estudios específicos de las territorialidades.
Una vez realizados el “Diagnóstico Etnoeducativo y Etnotecnológico” y el Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia, se avizora la conveniencia de diseñar estudios específicos, que recorran el trazado del rastro cultural para la definición de políticas concordantes a las estrategias sociales de los pueblos nativos. Esta exigencia no puede ser resuelta con la propuesta de una política burocrática y general para los pueblos aborígenes que habitan el ámbito nacional. Por eso la sugerencia de crear una base consensual así como participativa en la definición de políticas propias, forma parte del contenido subyacente e intencional del documento que se presenta. La formación de esta base consensual requiere de una apoyo investigativo; al respecto es menester constituir un conocimiento específico de los procesos de determinación, de los amarres territoriales, de las acomodaciones sincréticas vividas variablemente por los recorridos de los pueblos nativos[18].
2.1.2.- Objetivos de los estudios específicos[19]
2.1.2.1.- Objetivos generales
Conocer las diferencias culturales a través de las características sociodemográficas y etnodemográficas de los pueblos nativos. Reconocer las demandas concretas de estas sociedades originarias a través de una investigación descriptiva y explicativa, a su vez cuantitativa y cualitativa, que permita el análisis del Censo Nacional de Población y Vivienda de 1992, en el contexto intercensal, comprendiendo tanto al Censo de Población y vivienda de 1976 y al Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia, así como a la Encuesta Socioeconómica y Etnodemográfica de 1989-1990[20], además de otros estudios antropológicos. Contrastar la investigación en campos problemáticos suficientemente delimitados. Desplegar líneas de investigaciones específicas que consideren los nudos problemáticos que obstaculicen el desarrollo de un conocimiento especifico de las formaciones históricas de los pueblos aborígenes, de sus saberes concretos, así como detectar los obstáculos histórico-sociales que truncan el desarrollo autóctono (etnodesarrollo). Configurar y mapear la distribución de las territorialidades, determinar los contornos y perímetros de las vecindades territoriales, marcar los recorridos y circuitos que circundan las territorialidades, inventariar la gama de recursos que conforman la zona ecológica relativa a la territorialidad, así como describir las condiciones en las que se encuentran estos recursos. Estudiar las estrategias sociales singulares de los pueblos nativos, tanto desde una perspectiva histórica, como desde el ángulo del momento de su resistencia[21].
2.1.2.2.- Significación de los objetivos generales
Se entiende por conocimiento específico de las formaciones históricas nativas a una hermenéutica que fusione horizontes de visibilidad, el relativo a la ciencia y el referido a los saberes concretos ; desde este punto de vista, la ciencia entabla un diálogo abierto con los saberes concretos. Se entiende por el reconocimiento de las demandas concretas de los pueblos nativos al conjunto de planteamientos de reivindicación cultural, social y territorial de las sociedades originarias. En relación al tema, se ha vuelto costumbre “traducir” las demandas a ópticas amortiguadas y burocráticas que terminan desvirtuando el contenido reclamado. Muchas veces se ha entendido el reclamo de los pueblos nativos como si fuera una demanda de incorporación al clásico desarrollo nacional y al proceso de modernización de la sociedad. Estas “traducciones” forman parte de procedimientos paternalistas y proteccionistas que terminan produciendo los mismos efectos destructivo que las abiertas prácticas etnocidas. No se deben “traducir” las demandas de los pueblos nativos, no pueden ser mediadas por ejercicios burocráticos. Las demandas deben ser respetadas en su sentido inicial; en este sentido, deben ser interpretadas en el contexto de las estrategias territoriales de los pueblos originarios.
Se entiende por contexto de campos problemáticos que circunscriben a las demandas concretas a la geografía social de los problemas inherentes a la supervivencia, a la territorialidad, a la cultura, a la prosperidad y al “bienestar social” de los pueblos nativos. En esta perspectiva estos campos problemáticos definen ordenamientos singulares de la jerarquía de problemas. Esta importancia debe ser captada por la investigación; del mismo modo y en consecuencia, tampoco debe olvidarse esta disposición problemática cuando se aborde el diseño de políticas adecuadas a la promoción cultural de los pueblos nativos.
Se entiende por nudos problemáticos los amarres específicos de problemas, los que manifiestan los obstáculos sociales que impiden el despliegue de prácticas de autodeterminación de las instancias organizacionales autóctonas. La investigación de la composición de estos nudos problemáticos no solo detalla la estructura de hechos que definen una realidad concreta en un momento dado, sino que permite la definición de variables singulares de trabajo, variables correlacionadas de acuerdo a tipologías propias, variables que terminan convirtiéndose en instancias operativas de proyectos y políticas específicas. Los proyectos que no quieren pecar de generales, burocráticos y abstractos deben pasar por la comprensión y el conocimiento de estos nudos problemáticos. No podemos esperar otra cosa ; estos nudos son diferentes tratándose de los distintos pueblos nativos, pero también son diferentes dependiendo del momento, período, época histórica vivida por el pueblo nativo. En otras palabras los estudios específicos reclamados requieren pasar por la deconstrucción de estos nudos problemáticos.
El mapeo de las territorialidades étnicas no deja de ser problemático, debido a que sus configuraciones se deben a movimientos de pequeñas unidades de desplazamiento del grupo étnico, huellas, recorridos, intermitentes que reproducen el ámbito espacial. Sin embargo, en la medida que se pueda armar la red de huellas, los circuitos de recorridos, las reservas naturales vinculadas a la apropiación del pueblo nativo, en esa misma medida se hace posible la reconstrucción geográfica de las zonas constitutivas de la territorialidad. Esta exigencia concreta de conocimiento no puede ser ignorado por los estudios específicos. Su olvido implicaría no tener en cuenta la condición fundamental en la historia de la reproducción de los pueblos nativos. Relación que se remite a las adecuaciones, adaptaciones, transformaciones entre etnia y medio ambiente. Sin este referente no es posible esperar un conocimiento específico, tampoco se puede garantizar mínimamente el éxito de los proyectos y políticas de promoción cultural.
Se entiende por estrategias sociales de los pueblos nativos al conjunto de prácticas de comportamiento y conductas desplegadas por las estructuras de parentesco, las redes de parentesco, los flujos de caza, de pesca, de recolección, de silvicultura, las instancias responsables de los procedimientos de iniciación, de los ritos culturales, en función de la ocupación del espacio territorial, como de la apropiación del excedente natural. Sin embargo, estas estrategias han sufrido modificaciones de importancia cuando los pueblos originarios establecieron contacto con las formaciones sociales precapitalistas y capitalistas. Este contacto, en la mayoría de los casos, ha terminando desvirtuando el contenido de las estrategias sociales de las sociedades originarias; lo que ha implicado su incorporación a la sociedad del mercado. Pero, en otros casos, sobre todo considerando a los 33 pueblos nativos amazónicos y chaqueños subsistentes, el contacto con los modos de socialización occidental ha provocado el desarrollo de prácticas de resistencia. Prácticas, más o menos complejas, más o menos escondidas, que conforman un contorno de seguridad que protege el núcleo de la memoria cultural.
2.1.2.3.- Objetivos específicos
2.1.2.3.1.- Modelo para estudios específicos
De la territorialidad
Es menester pasar a estudios etnográficos específicos que puedan deconstruir el ámbito territorial de los pueblos aborígenes amazónicos y chaqueños. Dado que el territorio étnico es otra cosa que un contorno geográfico, debido a la relación producente de los grupos consanguíneos, de las relaciones de parentesco, de las series filiales agazapadas al territorio recorrido por los movimientos de redistribución, es necesario abordar el tema de la conmensuración y la conceptualización de una geografía territorial de las etnias. Tema que llamaremos, por el momento, el desarrollo de una etnogeografía.
No sólo es indispensable conocer los perímetros morfológicos de los ámbitos territoriales de los pueblos aborígenes en consecución de la preservación del medio ambiente, en la perspectiva de la mantención del contexto espacial de un etnodesarrollo, en la búsqueda del dimensionamiento territorial de la identidad cultural, sino también es urgente reconocer los espesores territoriales como lecturas científicas. Esta es una condición metodológica para poder comprender adecuadamente las estrategias culturales de lo que denominamos hoy como conservación ambiental. En este sentido, se incorporan a estos estudios territoriales, como objetos específicos, las investigaciones sobre la administración de los recursos territoriales. En el mismo camino podemos referirnos a los estudios relativos a tecnologías, producidas y preservadas por los pueblos nativos, dedicadas a la reproducción territorial. En el marco de estos estudios son de importancia las inventariaciones de instrumentos utilizados en el manejo de los recursos territoriales, la clasificación de los procedimientos relativos a los usos del espacio, así como el conocimiento de las regulaciones de estos usos, regulaciones que permiten establecer el diseño de la red de normas y mecanismos sociales, que direccionalizan a estas prácticas.
En relación a los estudios territoriales podemos especificar las siguientes líneas de referencia:
∑ Mapeo de las territorialidades de los pueblos nativos.
∑ Descripción y medida de los circuitos y recorridos que circundan el territorio étnico.
∑ Distribución, localización y configuración de las zonas territoriales, diferenciadas de acuerdo a su uso, como a su manejo.
∑ Mapeo de los recorridos de caza, pesca y recolección.
∑ Evaluación del deterioro del medio ambiente.
∑ Clasificación de los instrumentos, métodos, técnicas, de caza, de pesca, de recolección, de silvicultura, así como de agricultura, aunque estas últimas técnicas sean de adquisición reciente.
∑ Estudio de las formas de transmisión del conocimiento tecnológico.
∑ Evaluación de los recursos disponibles en áreas demarcadas suficientemente.
∑ Evaluación de las tecnologías disponibles.
∑ Análisis comparativo de los efectos concomitantes del uso de técnicas propias y el uso de técnicas incorporadas a través del mercado, como por medio de instituciones abocadas a políticas de desarrollo.
∑ Estudios sobre el consumo de los pueblos nativos.
∑ Análisis de las demandas concretas de los pueblos nativos.
De la formación sociodemográfica
Es menester vincular la demografía clásica y el análisis socioeconómico descriptivo acostumbrado con la perspectiva metodológica microdemográfica y los análisis microsociales y etnoeconómicos, para poder comprender la complejidad de los procesos que anidan en las formaciones específicas de los pueblos nativos. Este marco teórico puede permitir abordar la construcción del dato y el análisis del mismo desde una perspectiva interpretativa y analítica de las dinámicas cuantitativas; en otras palabras, es necesario hacer hablar al dato. Debemos pasar de una repetición tediosa de los valores porcentuales a una semiología del dato, para esto es pertinente abrirse al corpus del dato en cuanto a su composición, su inmanencia y su movimiento articulador. De este modo podremos establecer una relación específica entre el dato y la complejidad de su referente. En lo que respecta a las formaciones sociodemográfica de los pueblos nativos, es pertinente abordar el núcleo formativo de estas formaciones y estas estructuras sociales y demográficas; este núcleo es el sistema de su reproducción social y demográfica, íntimamente ligada a las estructuras elementales de parentesco, al manejo de las descendencias y las alianzas, así como a un proceso de subsunción a las pautas modernas. No perder el horizonte de la formación sociodemográfica es no perder esa totalidad, que hace explicables los datos aislados analíticamente de los diferenciados procesos demográficos.
En esta perspectiva podemos sugerir las siguientes líneas de trabajo investigativo:
∑ Desarrollar un análisis diferencial sociodemográfico de los pueblos nativos.
∑ Deconstruir el dato a nivel local, vale decir al nivel de los asentamientos.
∑ Encontrar las determinantes culturales del crecimiento demográfico de los pueblos nativos.
∑ Estudiar las conexiones entre el fenómeno de la fecundidad con la sincronía de procesos que comprende la reproducción demográfica.
∑ Analizar las determinantes de la mortalidad diferencial, no sólo por sexo y edad, sino también por pueblo nativo.
∑ Analizar el proceso de movilidad espacial, comprendiendo al proceso migratorio; buscando el impacto en la estructura cultural, tanto en los que se quedan como en los que se van; es decir, estudiar los efectos de la migración tanto en lo que corresponde al vaciamiento demográfico, así como a la irradiación y difusión en las localidades de recepción.
∑ Construir una tipología propia de las formaciones sociodemográficas nativas.
∑ Vincular el análisis de los asentamientos, viviendas, hogares, con las formas de organización de clanes, clases matrimoniales, organizaciones representativas, comprendiendo a las formas de organización dualista.
∑ Construir tesis pertinentes que dibujen una teoría propia, atingente a la problemática socioeconómica y etnodemográfica de los pueblos nativos[22].
Del bienestar social y del medio ambiente
No dejan de ser motivo de preocupación las condiciones de vida a las que son sometidos los pueblos nativos amazónicos y chaqueños. Quizás algunos de ellos en franco proceso de extinción, otros limitados prácticamente a reservas geográficas, que cada vez se reducen más, conservando apenas un nivel constante de reproducción social. Pocos de ellos definiendo ritmos de crecimiento, de expansión demográfica, aunque no necesariamente de extensión geográfica. Preocupa lo que clásicamente se llama el perfil epidemeológico de estos pueblos. Son amenazadores los niveles de mortalidad, tanto la captada en la globalidad de las defunciones, como la identificada de acuerdo al itinerario diferencial, por sexo y edad, de sus defunciones. Hallando esta fenomenología de la muerte su expresión dramática en el nivel de la mortalidad infantil, en una medida que señala la manifiesta intensidad del drama. Por esto no puede ser sino recomendable la aplicación de programas de salud. Pero, la cuestión radica precisamente aquí. ¿Qué programas de salud? ¿Qué se está entendiendo por salud? ¿Qué entienden los pueblos nativos por salud?
Estas preguntas nos obligan una consulta a la memoria cultural de los pueblos nativos. Del mismo modo nos exigen estudios específicos encaminados a rescatar el saber “medicinal” de las sociedades originarias. Este saber está íntimamente ligado al medio ambiente, que es su morada, como al manejo del cuerpo. Manejo desarrollado como administración de salud, manejo contenido en las técnicas de curación utilizando plantas medicinales, insumos animales, recursos minerales. Llamemos, por decir algo, a este saber una etnomedicina. La misma que se desenvuelve dentro una percepción integral y en armonía con el medio territorial. Esta etnomedicina puede también considerarse como conservación ambiental por la vinculación que establece entre las terapias dedicadas al cuerpo y las reciprocidades desarrolladas con el entorno. La salud es a la vez equilibrio psíquico, entendido en el marco consensual de la intersubjetividad étnica ; simultáneamente administración del bienestar corporal, en el contexto del conocimiento de las plantas medicinales, de las aplicaciones de la grasa, aceite, piel de los animales, de las propiedades minerales ; alternativamente conservación ambiental por la armonía de los cuerpos con el medio, por el reconocimiento de la dependencia respecto a los fenómenos naturales.
La problemática de salud relativa a los pueblos nativos debe ser considerada en su plenitud, sin disociar sus partes constitutivas. Esta consideración pasa por el reconocimiento de los hábitos y costumbres atingentes al cuidado del cuerpo, de los procedimientos consensuales que persiguen la armonía psíquica de las personas, de los grupos, del colectivo social. Este reconocimiento requiere de investigaciones diferenciadas por grupo étnico, investigaciones que se propongan desarrollar un inventario de plantas medicinales, de métodos terapéuticos, de técnicas de curación. Acompañando esta inventariación es necesario reconstruir el saber “medicinal” étnico; en otras palabras, es menester decodificar la armadura simbólica que interpreta, como que conduce, la terapia integral desarrollada por los pueblos aborígenes.
De hecho hace falta un inventario diferencial, que comprenda las regiones, las zonas, las localizaciones territoriales, que delimite las extensiones geográficas de estos recursos medicinales. Sin embargo, el saber “medicinal” de los pueblos aborígenes no se reduce a la laboriosa clasificación del inventario. Algunas de las investigaciones antropológicas relativas a la “medicina tradicional” de las regiones andinas han terminado limitándose a conformar este inventario, dejando de lado los códigos, las representaciones, la armadura de las interpretaciones asociadas al uso curativo de los recursos “medicinales”. Muchas veces se confunde el saber “medicinal” étnico con la taxonomía “médica” elaborada por el antropólogo, o por el investigador del caso. Un saber “etnomedicinal” no es un cuadro estático de clasificaciones de recursos curativos; de manera distinta, se remite al conjunto de prácticas, de ritos, de codificaciones, que en su totalidad constituyen un movimiento dinámico de equilibraciones de la persona, del cuerpo y del medio ambiente.
¿Por qué es indispensable estudiar el saber de salud étnico de este modo? Primero porque criticamos los programas de salud estatales, no-gubernamentales y privados dirigidos a las poblaciones de los pueblos nativos, pues estos programas no toman en cuenta al sujeto nativo, al campo intersubjetivo consensual, al que se dirigen. Tampoco consideran al cuerpo concreto afectado por la enfermedad, sino toman como referente a la enfermedad abstracta, clasificada en el perfil epidemeológico. No se preguntan sobre las determinantes sociales que desatan un desequilibrio social en la jerarquía del pueblo nativo, como inciden en un desacuerdo con el hábitat. Los programas de salud terminan fracasando o, en el mejor de los casos, se restringen a contener provisionalmente las enfermedades diarreicas e infecciosas. No se llega a una cura integral, como tampoco permiten el retorno de la armonía de cuerpo y medio ambiente. Sin un reconocimiento del saber “medicinal” étnico no se puede garantizar la consecución positiva de ningún programa de salud.
En este sentido podemos puntualizar las líneas aconsejables para estudios específicos en el campo de la salud y de la conservación ambiental :
∑ Inventario de las plantas medicinales, de los insumos medicinales animales, de los recursos medicinales minerales. Inventario que debe enmarcarse en el contorno de las territorialidades.
∑ Estudio de las prácticas, procedimientos, técnicas de curación, circunscritos en los ámbitos territoriales.
∑ Estudio de los ritos, alegorías simbólicas, representaciones asociadas a la práctica curativa étnica.
∑ Configuración integral del saber “medicinal” étnico, teniendo en cuenta la relación de adecuación del pueblo nativo con el medio territorial.
∑ Descripción del funcionamiento y de la regulación del conjunto de adecuaciones desarrolladas por los pueblos nativos con el entorno territorial. Esta descripción busca dilucidar el tema de la conservación ambiental.
∑ Definición del perfil epidemeológico, considerando dos ciclos temporales: enfermedades inherentes, relativas al medio, heredadas, por así decirlo, de una historia de las enfermedades sufridas por los pueblos nativos; enfermedades incorporadas a través del contacto con el mal llamado proceso “civilizatorio”. En este caso es indispensable separar etapas: período vinculado a las misiones, época relativa a las migraciones de colonizadores, era referida a los tiempos modernos de la República: la expansión del mercado.
De la educación y la formación de consenso
Las demandas de formación de los pueblos nativos no pueden confundirse como reclamos de incorporación a la educación formal. Esta ha sido en realidad la respuesta del Estado cuando se hacían llegar demandas de esta índole. La formación del sujeto nativo pasa por lo que podemos llamar las reglas de iniciación de los niños y las niñas a ser “hombres” y “mujeres”. Una formación de la persona no deja de formar parte de los métodos de socialización; métodos que acuden a la participación dialogada de la comunidad, como a la formación de consensos para la solución de problemas. Esta articulación de la educación a la vida social del pueblo nativo, a sus ciclos de iniciación, connota una formación de los sujetos no separada de la territorialidad y de las estrategias sociales aborígenes. Distorsionar este proceso, introducir programas educativos formales, o incluso de educación popular, que no respondan a las formas de socialización originarias, equivale a quebrar la armadura cultural de la sociedad originaria; es decir, a introducir procedimientos educativos que amplían el fenómeno del etnocidio generalizado.
El propósito de los estudios específicos sobre el tema de la llamada “etnoeducación” debe ser el de investigar estas reglas de iniciación, estas normas de socialización, estos procedimientos de motivación consensual. Con un conocimiento específico de la formación cultural de los sujetos, diferenciada por grupos étnicos, se puede abordar la tarea de diseñar proyectos y políticas adecuadas de formación educativa que respete la autonomía de los pueblos nativos.
En esta perspectiva podemos sugerir líneas concretas de estudios específicos acerca de la formación educativa nativa :
∑ Investigación de las reglas de iniciación, de las etapas consideradas para estos eventos, sin perder el horizonte de las significaciones sociales que interpretan estas reglas.
∑ Investigación de los procedimientos consensuales originarios.
∑ Análisis de las formas de socialización en su conjunto, sin perder el contexto de las estrategias territoriales.
3.- Comunidad nativa
Ha quedado pendiente responder a la pregunta: ¿Qué entendemos por población nativa o, en su caso, población “indígena” ?[23] Aparentemente la respuesta es fácil, está a la mano. Llamamos población nativa a la población oriunda, que habitaba el continente antes de la Colonia, que sigue habitándolo, compartiendo el continente con criollos, mestizos, afroamericanos y otros migrantes. En Bolivia reconocemos como nativos a los Aymaras, Quichuas, Uru-Chipayas, Tupí-Guaraníes, Tacana, Pano, Leco, Moseten, Yuracaré y otros pueblos aborígenes de la cuenca amazónica, los llanos y el Chaco. ¿Esta definición descriptiva es satisfactoria? En parte, pues nos indica quienes son identificados como nativos, pero no nos dice nada sobre qué son estas poblaciones, cuáles son sus características, qué composiciones y que estructuras conforman, qué clase de formación social constituyen. En relación a las preocupaciones de la investigación, debemos responder a la caracterización sociodemográfica de la población “indígena”, pero para lograr esta caracterización debemos antes distinguir sus rasgos esenciales, sus modos de ser constitutivos, aquello que la hacen diferentes a las poblaciones no-nativas.
Una primera característica de los pueblos nativos es que estamos ante el fenómeno social de la vida comunitaria, hablamos entonces de la vida social caracterizada por un nexo orgánico e intrínseco[24]; esta característica es propia de una comunidad. Se puede distinguir entonces a la comunidad de la sociedad, aunque las relaciones sociales atraviesen a ambas, no sólo por cuanto aquella alude a un localismo y ésta a un cosmopolitismo, sino porque la comunidad no pierde su dimensión intima, consanguínea y de parentesco, en tanto que en la extensión de la sociedad estos parámetros existenciales se pierden, logrando lo público una preponderancia plena, donde el anonimato y la masificación ganan terreno, la clasificación social deriva de la estructura económica. Podemos decir que la comunidad es una composición consanguínea y territorial originaria, que hace de substrato de los ordenes sociales derivados. En consecuencia los pueblos nativos son poblaciones comunitarias, organizadas en base a la forma comunitaria de desenvolverse, compuestas internamente por sus propias clasificaciones de parentesco, comprendidas a partir de su hermenéutica comunitaria.
Una segunda característica de los pueblos originarios es su estructura cultural propia, sustentada en el substrato de su imaginario, conformadora de su ámbito simbólico y su constelación mitológica, derivada posteriormente en las representaciones colectivas. Lo que interesa, en lo que respecta a la investigación, de esta estructura cultural, es su función organizativa de la vida comunitaria, son aquellos elementos primarios que permiten constituir un orden de relaciones sociales, que según los antropólogos se reducen a la prohibición del incesto[25]. Nosotros incluiríamos, siguiendo la terminología, a los átomos, las moléculas, los corpus molares de parentesco, comprendiendo a los flujos biosociales y de poder previos: las filiaciones y las alianzas, las primeras controladoras de la descendencia, las segundas configuradoras de amarres políticos.
Una tercera característica es el principio de reciprocidad[26], que puede definirse como un principio de intersubjetividad comunitaria, constituida a partir de la circulación de donaciones, que suponen la transitividad del don[27]; valor cultural que direccionaliza la distribución del excedente, que garantiza la reproducción de la comunidad, que cimienta las alianzas y permite la disponibilidad de fuerzas[28]. En su sentido lato la reciprocidad tiene que ver con el intercambio de regalos, intercambio que no necesariamente se produce de manera inmediata, sino puede darse de modo diferido, de tal manera, que el contra-obsequio se produce de forma sobrevalorada, ocasionando lo que podemos llamar la circulación en cadena de una deuda infinita. Podemos decir que la reciprocidad es inmanente a la reproducción de la vida comunitaria, a la estructura cultural y a la nomenclatura de las relaciones de parentesco[29]. Lo que acabamos de decir es sugerente en relación a la investigación que nos compete, particularmente en lo que tiene que ver con el matrimonio; Claude Lévi-Strauss dice que la relación entre el matrimonio y los regalos no es arbitraria: el matrimonio es parte inherente de las prestaciones que lo acompañan: constituye sólo su motivo central[30].
Decimos que es sugerente el principio de reciprocidad en cuanto tiene que ver con estrategias de la reproducción demográfica; en otras palabras, los procesos demográficos relativos a la fecundidad y a la natalidad, no pueden ser tratados sólo desde los moldes acostumbrados por la disciplina demográfica, es decir aquellos modelos abstractos que se pierden en la generalización, perdiéndose así el perfil concreto de las formas de reproducción específicas. La fecundidad y la natalidad, fuera de los otros procesos demográficos, son tratados por la demografía de manera general, lo que corresponde o los procesos de regularización, normatización y homogeneización de las sociedades modernas, centradas en la urbanización; en este caso los comportamientos se individualizan, las decisiones sobre la fecundidad se nuclearizan, dando lugar a la masificación de comportamientos equivalentes. En el caso de las sociedades comunitarias, la fecundidad y la natalidad responden a estrategias enclavadas en la perspectiva de la reproducción de las relaciones de parentesco, más aún, responden al hecho social total que es la reciprocidad.
Un cuarto rasgo tiene que ver con el tipo de organización referencial de la comunidad, que en muchos casos es dualista, respecto a su comunidad o comunidades de referencia. Particularmente esto tiene importancia en lo que respecta al matrimonio, pues en las formas de organización dualista el matrimonio aparece claramente inserto en los circuitos de reciprocidad[31]. Claude Lévi-Strauss hace recaer la organización dualista en la clase matrimonial y no en el clan; se reserva el nombre de clan para las agrupaciones unilaterales, las que prescriben una definición puramente negativa en relación al intercambio de mujeres, en el caso de una estrategia matrimonial exogámica; en tanto que se atribuye el nombre de clase matrimonial a aquella forma de agrupación que prescribe una definición positiva en lo que respecta al intercambio en cuestión. En el primer caso se define con quien no se puede casar, en el segundo cosa se clasifica a la mitad con quien se establece relaciones de intercambio[32]. Las mitades correspondientes no derivan de la serie clan, sino de la serie clase; estas dualidades desempeñan diferentes funciones, de acuerdo al interés, que incluyen obviamente la regulación de los matrimonios, así como intercambios económicos, encuentros rituales y otras actividades más singulares. Del mismo modo que diferenciamos el clan de la clase matrimonial, también debemos concluir que, la organización dualista no es una institución; en todo caso aparece como un principio de organización, apta para cumplir diferentes funciones[33].
Un quinto rasgo tiene que ver con la concepción de territorialidad de los pueblos originarios; concepción fundamental que conecta los cuerpos de la comunidad con los cuerpos del hábitat, que concibe al territorio como un espesor ecológico marcado por la memoria cultural[34]. Esto convierte a las sociedades originarias en máquinas territoriales, lo que quiere decir en sociedades territoriales, que no significa locales, sino sociedades emplazadas en el recorrido de las huellas territoriales. Esto pasa por la decodificación de las marcas y la huellas abundantes de la naturaleza, que sólo se puede dar por la conformación y el funcionamiento de una hermenéutica territorial. Téngase bien en cuenta que cuando hablamos de territorialidad no aludimos a la geografía, entendida como disciplina científica de la superficie terrestre, tampoco nos referimos a la variedad topográfica, orográfica, hidrográfica, ni a la geografía de la población y de los productos, sino a la percepción cultural del espesor de los ecosistemas.
Un sexto rasgo tiene que ver con la característica formación de poder de los pueblos originarios; se trata de sociedades sin Estado. Los pueblos nativos no se organizan a partir de la división entre Sociedad Política y Sociedad Civil, esta discriminación corresponde a las sociedades modernas; el Estado en estas sociedades corresponde al vaciamiento de los poderes locales, a la integración de estas entidades vaciadas en un poder abstracto. En cambio en las sociedades originarias, la organización social se asienta sobre los poderes locales, que son poderes concretos, específicos, vinculados a los saberes concretos, cuyo alcance no se pierde en la generalización sino en la profundización.
Ahora bien, estos seis rasgos que describen el perfil etnohistórico de los pueblos nativos, los mismos que pueden considerarse como una base hipotética para construir una tipología de estas sociedades originarias, no se han conservado en su plenitud a lo largo de la historia. Los pueblos nativos de la Amazonia, los Llanos y el Chaco han sufrido modificaciones substanciales durante los periodos coloniales, primero, y durante los periodos republicanos, después. En el primer caso, las misiones los sometieron a la evangelización, obligándolos a pasar de una vida itinerante a una vida sedentaria, en lo que se ha conocido como los establecimientos de las misiones; esta acción puede considerarse como de un colonialismo religioso abierto. En el segundo caso, la República los somete al dominio criollo, desata fuertes procesos de mercantilización, que terminaran anexando sus territorios al mercado de tierras, a los asentamientos urbanos, a un proceso donde la frontera ganadera se extenderá a pasos raudales, así como son también afectados por la incursión desestructuradora de la explotación maderera, que penetrara punitivamente en sus bosques; en determinadas zonas de la Amazonia sus poblaciones fueron prácticamente sometidas a la esclavización en la explotación de la goma y la castaña. Como se puede ver estos procesos, que forman parte de la modernidad republicana, pueden muy bien interpretarse como parte de un colonialismo interno que no deja de desarraigar a la identidades culturales, con su consecuente desterritorialización y decodificación.
Los acontecimientos históricos que afectaron al continente desde la conquista substraen la originariedad de las sociedades originarias a estratos profundos de su genealogía, recubiertos por estratos superficiales que, sin embargo, son más evidentes. La originariedad de los pueblos nativos no ha desaparecido, sino que es menos manifiesta, tiene que ser encontrada por medio de una auscultación, a través de una mirada arqueológica que desentierre sus estratos constitutivos. No basta la pervivencia idiomática en pocos casos, como es el de los guaraníes, de los moxeños, de los ese-ejjas, tampoco los residuos lingüísticos en la mayoría de los pueblos autóctonos, sino que es menester encontrar sus estructuras elementales, constitutivas de su ser social y de su formación social. Después de las fundaciones misionales, las que concentraron a importantes pueblos nativos alrededor de la capilla, se produjo un proceso de colonización urbana; las mismas fundaciones fueron copadas por ciudades con cierta pujanza, en otros casos las poblaciones fueron sometidas a tareas de peonaje o agolpadas en barracas, acontecimientos que fueron cambiando el perfil etnohistórico de los pueblos nativos. Podemos decir que pasaron por una etapa de fuerte depresión demográfica y social; la recuperación de los pueblos nativos es reciente, fuertemente vinculada a movimientos culturalistas y a la emergencia de sus organizaciones representativas.
4.- Diferencias culturales
Diferencias culturales, cuando diferencia alude a diferimiento, pero también a distinción, así como a separación; a través de la diferencia encontramos lo específico, lo que contrasta, lo que no puede generalizarse, lo local. La pregunta, en las condiciones de la investigación, adquiere una tonalidad descriptiva, cuando se trata de las características sociodemográficas: ¿Cuál es la relación entre características sociodemográficas y diferencias culturales? Al hablar de los pueblos nativos nos remitimos a las tradiciones culturales de estos pueblos; en este sentido la cultura adquiere un peso condicionante y una función determinante, en lo que respecta a la estructuración de las características sociodemográficas. Pero, ¿por donde va comenzar la investigación, por las determinantes culturales o por los rasgos sociodemográficos? En el primer caso, abrimos las puertas a la etnodemografía, en el segundo caso, empezamos con una descripción sociodemográfica, la que derivará en problemas antropológicos. La selección de la opción se encuentra en el carácter de nuestras fuentes, que son relativas al Censos de Población de 1992 y el Censo Indígena; circunstancia que nos conduce, primero, a una investigación sociodemográfica, para luego abordar problemas etnodemográficos. Lo que no quiere decir que, cuando se lo requiera, trabajemos simultáneamente en los dos campos. Comencemos entonces con la descripción sociodemográfica.
5.- Descripción sociodemográfica
Según el Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia, de 1994-1995, la población “indígena” censada alcanza a los 160,546 habitantes, sin embargo, se estima que esta población se aproxima a los 200,000 habitantes[35]. El 39,5% de la población censada se encuentra en la Amazonia, el 36,7% en el Oriente, en tanto que el 23,8% restante corresponde al Chaco[36]. En otras palabras, la mayor parte de la población nativa se establece en la Amazonia, le sigue el “Oriente”, siendo el Chaco la región de menor población nativa. ¿A que se deben estas diferencias? La mayor parte de los pueblos nativos se encuentran en la Amazonia, sin embargo, importantes poblaciones nativas se ubican en el Oriente y en el Chaco, como la población relativa al pueblo chiquitano en el “Oriente” y la población relativa al pueblo guaraní en el Chaco. La población nativa más numerosa es la del pueblo chiquitano, que cuenta, según el Censo Indígena, con una población de 48,524 habitantes[37], le sigue en importancia numérica el pueblo guaraní, que cuenta con una población de 39,593 habitantes[38] ; en ese orden le sigue el pueblo moxeño con 19,759 habitantes[39], continúa el pueblo guarayo, que cuenta con 7,317 habitantes[40]; en esta sucesión siguen el pueblo movima, con 6,535 habitantes[41], el pueblo chimane[42], con 5,967 habitantes, el pueblo itonama, con 5,211 habitantes[43], el pueblo tacana, con 5,135 habitantes[44], el pueblo reyesano, con 4,190 habitantes[45], el pueblo yuracaré, con 3,339 habitantes[46], el pueblo juaquiniano, con 2,462 habitantes[47], el pueblo weenhayek, con 2,081 habitantes[48], el pueblo cavineño, con 1,752 habitantes[49], el pueblo moseten, con 1,191 habitantes[50] y el pueblo loretano, con 1,106 habitantes[51]. El resto de los pueblos están por debajo de los 1,000 habitantes; en orden descendente se sitúan los ayoreos, los cayubaba, los chácobos, los baures, los canichana, los ese-ejja, los sirionó, los yaminahua, los machinery, los yuqui, los “chamas”[52], los mores, los araonas, los guarasun-we, los guacaraje, los maropa y los leco[53].
Más del 50% de la población de los pueblos nativos se concentran en los pueblos chiquitanos y guaraníes; si incluimos a los moxeños, entonces hablamos del 67% de la población involucrada. Es sugerente mostrar que el 90.67% de la población nativa se concentra en 10 pueblos nativos: chiquitanos, guaraníes, moxeños, guarayos, movimas, chimanes, itonamas, tacanas, reyesanos y yuracarés. El resto de la población, vale decir, el 9,33% se distribuye en 23 pueblos nativos. Hablamos de poblaciones que oscilan entre 2,462 habitantes, que es el caso de los juaquinianos y los 12 habitantes, que es el caso de los maropas[54]. Como hemos dicho anteriormente, de los 33 pueblos nativo, 17 se encuentran debajo de los mil habitantes; 6 de ellos, incluso, tienen menos de 100 habitantes. ¿Qué significación tiene esta característica demográfica, el de ser poblaciones pequeñas? ¿Qué tiene que ver esto con las diferencias culturales, sobre todo si tomamos en cuenta las poblaciones de los pueblos nativos de occidente[55]? Esta parece ser una característica de las poblaciones oriundas de la Amazonia y del Chaco; la escasa concentración demográfica tiene que ver con su pasado itinerante, que fue bloqueado por las fundaciones de las misiones, las que buscaron, por el contrario, una concentración poblacional. Si bien las poblaciones nativas se asentaron alrededor de la capilla, no alcanzaron los niveles de concentración demográfica comparable a las poblaciones oriundas occidentales[56]. Podemos decir, que en este caso, la estrategia no era precisamente la concentración demográfica, sino su distribución; en otras palabras, la estrategia era una gran movilidad en el espacio, utilizando los ríos caudalosos.
Si podemos hablar de una población típica, la población promedio es la del pueblo guarayo, que cuenta con el 4.56% de la población nativa del “Oriente”, Chaco y Amazonia. El pueblo nativo guarayo cuenta con 7,317 habitantes, de los cuales 3,752 son hombres y 3,565 son mujeres, cifras que arrojan un índice de masculinidad de 105 hombres por cada 100 mujeres, lo que nos parece mostrar una migración diferencial, preponderantemente de mujeres. Este es el caso de la mayoría de los pueblos nativos; 25 pueblos nativos tienen más hombres que mujeres, en tanto que sólo 8 pueblos nativos tienen un índice de masculinidad menor a 100. El índice de masculina promedio es de 109 hombres por cada cien mujeres, que es siete puntos superior al índice de masculinidad de toda el área rural del país. El índice de masculinidad de los pueblos nativos más bajo se encuentra en el Chaco, donde tenemos un promedio de 103 hombres por cada cien mujeres, en tanto que el índice de masculinidad más alto se encuentra en la Amazonia, que tiene un índice de masculinidad del orden de 112.
La tasa de crecimiento calculada para los pueblos nativos del “Oriente”, Chaco y Amazonia es de 1.9%, 0.2% por debajo de la tasa de crecimiento nacional, calculada por el Censo Nacional de Población y Vivienda de 1992. La tasa de crecimiento es ligeramente superiores en el “Oriente” y la Amazonia, donde se calcula una tasa de 2.2%. Sabemos que las tasas de crecimiento son determinadas por la natalidad, preponderantemente por la fecundidad, la mortalidad y la migración. La pregunta que debemos hacernos a esta altura es, ¿cómo se corresponden los procesos demográficos para arrojar una determinada tasa de natalidad?; en otras palabras, ¿si tenemos una tasa de fecundidad de 8.5 hijos por mujer en las llamadas tierras bajas, relativa a las áreas geográficas donde se asientan los pueblos nativos en cuestión, y una tasa de mortalidad infantil de 100 defunciones, antes de cumplir el año, por cada mil nacidos vivos, si la migración de toda la vida es del orden del 30% y la migración reciente, de los últimos cinco años, es de 7%, cómo es que se explica una tasa de crecimiento de 1.9%? ¿Por qué, siendo diferentes las características demográficas del país, llegamos a una tasa de crecimiento ligeramente superior? Pero, desde nuestro punto de vista, una pregunta más pertinente es la relativa a las condicionantes culturales en relación a los procesos demográficos: ¿Cómo funciona la correspondencia entre diferenciales culturales y los procesos demográficos, concretamente entre pervivencia cultural y crecimiento demográfico? Estas preguntas tienen que ser absorbidas en el curso de la investigación sociodemográfica.
Como hemos dicho, la tasa global de fecundidad es del orden de 8.5 hijos por mujer, para las mujeres en edad reproductiva de los pueblos nativos del “Oriente”, Chaco y Amazonia; la tasa de fecundidad más alta se encuentra en la Amazonia, donde tenemos un índice de 8.8 hijos por mujer, en cambio en el Chaco las mujeres nativas tienen una tasa de fecundidad menor, de 7.9 hijos por mujer[57]. Ahora bien, lo que importa no es solamente dar una cifra, correspondiente a un dato, en este caso la tasa global de fecundidad, sino encontrar la interrelación de los datos: ¿Cómo es que una tasa global de fecundidad determinada deriva en una tasa de crecimiento dado? ¿Qué ocurre en términos de estrategias de reproducción para definir el movimiento de cantidades determinadas? ¿Cómo actúan las determinantes culturales para definir un perfil demográfico determinado? Para responder a estas preguntas debemos desagregar los datos ; los referentes geográficos de Oriente, Chaco y Amazonia, son regiones grandes que aglutinan a diferentes pueblos oriundos de comportamientos sociodemográficos diferenciales; necesitamos encontrar las determinantes culturales en los comportamientos étnicos específicos.
5.1.- Pueblos nativos del Oriente
Los pueblos nativos del “Oriente” considerados por el Censo Indígena son el chiquitano, el guarayo, el guaraní y el ayoreo; en el guaraní se comprende a los avas, a los izoceños, a los simbas, a los tapietes y a los tupí-guaraníes[58]. El Conjunto de esta población llega a los 58,988 habitantes[59]; sin embargo, se considera que se ha obviado a 27,000 habitantes, con lo que se estima que la población nativa del Oriente llega a los 85,000 personas[60]. La geografía política del Oriente comprende a las provincias de Vallegrande, Florida, Caballero, Ichilo, Sara, Santisteban, A Ibañez, Guarayos, Ñuflo de Chávez, Velasco, Chiquitos, Ángel Sandoval y Germán Busch del Departamento de Santa Cruz. En el Oriente se cuantificaron 820 asentamientos, de los cuales 677 corresponden a asentamientos grupales, en tanto que 143 son viviendas aisladas[61].
5.2.- Pueblos nativos del Chaco
Los pueblos nativos del Chaco son el guaraní, el weenhayek y el tápiete; como se puede notar los guaraníes se encuentran tanto en la llamada región Oriental y en el Chaco. Estas repeticiones se deben al tipo de división geográfica que se optó, la división política, compuesta por departamentos y provincias; lo adecuado hubiera sido contar directamente con aproximaciones a la geografía territorial de los pueblos nativos. La población censada en la región chaqueña, relativa a las sociedades originarias, llega a los 38,197 habitantes[62]; pero, como en el anterior caso, se cree que no se registraron a aproximadamente 2,500 personas, con lo que se estima que la población chaqueña nativa llega a los 40,000 habitantes[63]. Las provincias que comprenden la región Chaqueña son Cordillera, del departamento de Santa Cruz, Luis Calvo, del departamento de Chuquisaca, O’Connor y Gran Chaco, del departamento de Tarija. En esta geografía política se emplazan 504 asentamientos chaqueños de los pueblos nativos, de los cuales 370 corresponden a los asentamientos grupales y 134 a las viviendas aisladas[64].
5.3.- Pueblos nativos de la Amazonia
Los pueblos nativos de la Amazonia son el moxeño, el movima, el chimane, el itonama, el tacana, el reyesano, el juaquiniano, el yuracaré, el cavineño, el moseten, el loretano[65], el cayubaba, el chácobo, el baure, el canichana, el ese-ejja, el sirionó, el yaminahua, el yuqui, el more y el araona. La población nativa censada en la Amazonia llega a los 63,361 habitantes[66]; sin embargo, se considera que se han excluido a 8,700 personas, por razones de relevamiento de datos[67]. Las provincias comprendidas en la región de la Amazonia son Nicolás Suarez, Manuripí, Madre de Dios, Abuna y Federico Roman del departamento de Pando, Abel Iturralde, Franz Tamayo y Sud Yungas del departamento de La Paz, Vaca Diez, General José Ballivian, Yacuma, Moxos, Mamore, Itenez, Cercado y Marban del departamento del Beni, Chapare y Carrasco del Departamento de Cochabamba. En esta geografía política se establecen 846 asentamientos étnicos, de los cuales 556 corresponden a la clasificación de asentamientos grupales y 290 a viviendas aisladas[68].
6.- Características de los asentamientos en el Oriente, Chaco y Amazonia
Oriente
En el Oriente la antigüedad de los asentamientos es de 43 años[69] ; 11 años menos que en el Chaco, 12 años más que en la Amazonia. Los asentamientos más jóvenes se encuentran en la Amazonia, los más antiguos en el Chaco ; en la medida que pasamos de la Amazonia, al Oriente y al Chaco, asistimos a una mayor duración de los asentamientos. Hacia el Sud tenemos los asentamientos más antiguos. ¿Cómo podemos explicar esto? Hemos hablado de las condicionantes territoriales, nos hemos acercado a estas condicionantes, todavía de una manera distante, a través de los indicadores de la tenencia de la tierra ; al respecto se ha establecido la forma moderna de esta tenencia, forma que excluye las formas nativas, itinerantes, expansivas, de la territorialidad. Ahora bien esta problemática territorial de alguna manera esta asociada a las relaciones sociales regionales. La diferencial de los comportamientos respecto de la temporalidad de los asentamientos nos señala una configuración regional distinta de las relaciones sociales. Al respecto podemos lanzar una hipótesis interpretativa : La red de relaciones sociales modernas, vale decir, las vinculadas al mercado y al modo de producción capitalista, se hallan más consolidadas hacia el Sud que hacia el Norte, menos en la Amazonia, más en el Oriente y en el Chaco. En la región del Oriente tenemos un centro urbano pujante, Santa Cruz de la Sierra, que orienta el carácter de las relaciones sociales regionales ; en la región del Chaco están las instalaciones petroleras, que han afectado, de una u otra manera, concentrando poblaciones de importancia, como Camiri, exigiendo servicios, como la red caminera, la vía ferroviaria, el aerotransporte y las radiocomunicaciones. Esta presencia condiciona una forma de tenencia de la tierra y de alguna manera repercute en la duración de los asentamientos, caracterizados en este contexto.
Ahora bien, la duración promedio de todos los asentamientos es un indicador general, que oculta la dispersión de los comportamientos de los asentamientos, los mismos que aparecen de forma estratificada. Una manera de cuantificar estos comportamientos y estas estratificaciones diferenciales es usando datos relativos a intervalos de duración ; en éstos definir promedios de antigüedad. De este modo tendremos un panorama más detallado que logre caracterizar mejor a los asentamientos. El 23.6 por ciento de los asentamientos tiene un promedio de 12.5 años de antigüedad, en tanto que el 35.2 por ciento de los asentamientos tiene un promedio de 38 años de antigüedad. El 59 por ciento de los asentamientos experimentan la duración que estos promedios indican, el 41 por ciento restante se distribuye entre los 63, 88 y 107 años promedio de antigüedad, además de contar con un 20.5 por ciento que no responde. En realidad, la participación de estos asentamientos en las antigüedades establecidas es mucho menor de lo que parece : el 8 por ciento de los asentamientos tiene una duración promedio de 63 años, el 7 por ciento una duración promedio de 88 años y el 6 por ciento una duración promedio de 107 años.
En relación a la tenencia de la tierra también asistimos a un comportamiento diferencial. El 54 por ciento de los asentamientos tiene título de propiedad, en tanto que el 46 por ciento no lo tiene. En este caso ocurre algo diferente de lo que pasa en el Chaco, pues la mayoría de los asentamientos tiene título. Obviamente, también aquí el comportamiento es diferencial ; la proporción mayor de los asentamientos que tiene titulo se concentra en los que tienen una duración promedio de 38 años de antigüedad (21% de éstos), en tanto que se dan proporciones menores cuando hablamos de asentamientos más jóvenes, pero también en los más antiguos : el 11 por ciento de los asentamientos que tienen un promedio de 12.5 años de antigüedad tiene título de propiedad, el 4 por ciento de los asentamientos que tiene 63 años de antigüedad tiene título, el 5 por ciento de los asentamientos que tiene un promedio de 88 años de antigüedad tiene título y sólo el 2 por ciento de los asentamientos cuyo promedio es de 107 años de antigüedad tiene título de propiedad.
Chaco
Los asentamientos en el Chaco tienen una antigüedad mayor, hablamos de un promedio de 54 años de antigüedad. Desglosando tenemos que el 16% tienen en promedio una antigüedad del 12.5 años, el 18% una antigüedad de 38 años, también tenemos a un 18% con una antigüedad de 63 años, el 15% una antigüedad de 88 años y el 5% una antigüedad de 107 años[70]. En el Chaco vemos que los asentamientos son más estables que en la Amazonia, donde los mismos han mostrado mas bien una marcada movilidad espacial. Este dato nos muestra una diferencia regional ; el dato es importante debido a que asistimos a una diferencial en las condicionantes territoriales. Aunque en este caso se trata de la duración de los asentamientos, de la historia de los asentamientos, es decir, de la temporalidad de los mismos, decimos que la condicionante de la temporalidad es la territorialidad. Por ésta entendemos la problemática relativa al territorio.
Es sabido que los pueblos nativos han perdido su territorio originario, que lo que poseen ahora son pedazos desarticulados, territorios dispersos, no los más adecuados para la agricultura, menos para la caza y la pesca. Muchas de estas posesiones no tiene título de propiedad ; sólo el 49.8 por ciento de los asentamientos tiene título, en tanto que el 50.2 por ciento restante no lo tiene. Relacionando esta información con la relativa a la antigüedad de los asentamientos, no se puede deducir que son los asentamientos más antiguos los que tienen título, pues sólo menos de la mitad los que tienen 107 años en promedio tiene título, el 39 por ciento de los que tienen en promedio 88 años tienen título, el 32 por ciento de los que tienen en promedio 63 años lo tienen, en cambio el 65 por ciento de los asentamientos que tienen 38 años de antigüedad en promedio tienen el título de propiedad y el 38 por ciento de los que tienen 12.5 años en propiedad tienen el título. En otras palabras, la mayoría de los asentamientos que tienen título son jóvenes, es menor la cantidad de asentamientos antiguos que lo tienen. ¿A que se debe esto, a un descuido de las antiguos asentamientos, a un esmero de los nuevos asentamientos? ¿O mas bien se debe al carácter de la propiedad? El carácter de propiedad de tierras está arraigada a la reforma agraria, incluso cuando recientemente se entregan títulos comunales, pues se trata de recortes de tierra, que poco tienen que ver con las territorialidades nativas ; territorialidades que suponen una memoria, el espesor cultural, el las huellas de los recorridos de recolección, caza y pesca. Estamos todavía lejos del respeto a las formaciones históricas nativas.
Amazonia
Hablamos de 556 asentamientos en los que se distribuyen 61,503 personas, que viven en 9,705 viviendas[71]; de este contingente demográfico tenemos a 33,491 hombres y a 28,870 mujeres, lo que expresa un índice de masculinidad de 112 hombres por cada cien mujeres. 28 asentamientos se encuentran en el departamento de La Paz, 30 asentamientos en el departamento de Cochabamba, 483 en el departamento de Beni y 14 en el departamento de Pando; es decir, el 5% de las localidades se encuentran en el departamento de La Paz, 5.4% en el departamento de Cochabamba, el 87% en el departamento de Beni y el 2.5% en el departamento de Pando. En el departamento de La Paz los asentamientos se dispersan en tres provincias, Larecaja, Sud Yungas y Abel Iturralde; encontrándose en Larecaja sólo un asentamiento, Muchanes, 5 en Sud Yungas y 22 en Abel Iturralde. En el departamento de Cochabamba 8 asentamientos se localizan en la provincia del Chapare y 22 asentamientos en la provincia Carrasco. En tanto que en el departamento de Beni 29 asentamientos se distribuyen el la provincia Cercado, 18 en la provincia Vaca Diez, 131 en la provincia General José Ballivian, 80 en la provincia de Santa Ana, 45 en la provincia de Moxos, 60 en la provincia Marban, 38 en la provincia Mamoré, 34 en la provincia Iténez y 47 en el Parque Isiboro-Securé. En el departamento de Pando 4 asentamientos se dispersan en la provincia Nicolás Suarez, 3 asentamientos en la provincia de Manuripí y 7 en la provincia Madre de Dios.
En el conjunto de los asentamientos hay una notoria variación demográfica; según los cálculos el coeficiente de variación varia en un 177% respecto al promedio de habitantes por asentamiento, que es del orden de 111 habitantes por asentamiento[72]. Algo parecido pasa con los asentamientos moxeños que muestran una variación de 176% respecto del promedio de habitantes por asentamiento, que es del orden de 147 habitantes por asentamiento ; en tanto que el pueblo cavineño arroja una variación de 79% respecto al promedio demográfico de los asentamientos, que es del orden de 71 habitantes por asentamiento. El pueblo chimane muestra un 73% de variación respecto al promedio poblacional de los asentamientos, del orden de 76 habitantes por asentamiento, en cambio el pueblo itonama manifiesta una variación del 193% en relación al promedio de los asentamientos, que es de 168 habitantes. Los asentamientos del pueblo moseten manifiestan una variación de 106%, en relación al promedio de habitantes por asentamiento, que llega, en este caso, a los 202 habitantes por asentamiento ; en tanto que el pueblo movima arroja una variación de 187% respecto a una media de 124 habitantes por asentamiento. Con los asentamientos reyesanos la variación es menor: 53% en relación a una media de 157 habitantes por asentamiento, en cambio en los asentamientos tacanas la variación es mayor: 137% respecto a una media de 105 habitantes por asentamiento. Con los yuracarés la variabilidad disminuye; el coeficiente de variación varia en un 81% respecto de una media del orden de 64 habitantes por asentamiento. El pueblo nativo que arroja una mayor variabilidad en sus asentamientos es el itonama y el pueblo nativo de menor variabilidad entre sus asentamientos es el reyesano[73].
Estamos hablando de una población de 63,361 personas, correspondientes a los asentamientos nativos y a las viviendas dispersas, de las cuales habría que restar 432 por su condición de blancos, mestizos, Quechuas y Aymaras, características que no corresponden a los pueblos nativos de la Amazonia, Oriente y Chaco. Con esto, podemos hablar de una población de 62,929 personas[74]; sin embargo, el total usado en la configuración de la estructura demográfica por edad y sexo es de 62,908 personas, debido que tenemos a 453 personas que no cuenta con suficientes datos como para construir la distribución por edad[75]. Algo que llama la atención en la estructura por edad y sexo de la Amazonia es la constante sobrepoblación masculina, que arrojan los índices de masculinidad casi en todas las edades[76]. ¿A qué se debe esta diferencia demográfica entre hombres y mujeres? En la interpretación del Censo Indígena se alude a una migración diferencial; esta hipótesis puede explicar una migración de mujeres en edad de trabajo, pero, ¿qué hay del resto de las edades? ¿Por qué tenemos un índice de masculinidad del orden de 105 hombres por cada 100 mujeres en el grupo de edades de 0-4 años, así mismo un índice de masculinidad del mismo orden en el siguiente grupo de edades? No se puede acudir con certeza en estos casos a la hipótesis de una migración diferencial según sexo.
Estamos ante una población muy joven, donde el 50% de la población se encuentra por debajo de los 14.2 años, siendo la situación más marcada en el caso de las mujeres, quienes tienen a la mitad de la población femenina por debajo de los 13.7 años. El carácter joven de la estructura por edad se hace patente cuando comparamos la edad promedio y la edad mediana; en la Amazonia los pueblos nativos definen una edad promedio de 20 años; en tanto que la edad mediana, como dijimos, es de 14.2 años, hablamos de una diferencia de 5.8 años. Esta situación se hace más patente cuando comparamos estos indicadores de la Amazonia con la edad promedio y la edad mediana del área rural nacional, que dan como resultado en el primer caso de 24.7 años y en el segundo de 18.3 años, lo que quiere decir que tenemos una diferencia de 4.7 años en relación a la edad promedio y de 4.1 años en relación a la edad mediana. La estructura por edades de los pueblos nativos de la Amazonia esta por debajo de la estructura por edades de una pirámide ya joven como es la correspondiente al área rural nacional. ¿A que se debe esta situación? ¿Alta mortalidad? Es posible, pero debemos también recurrir a las características de los asentamientos, siendo una de ellas la de ser poblados relativamente recientes ; la antigüedad promedio de los asentamientos es de 32 años[77]. Nos referimos no sólo a una estructura por edad y sexo joven, sino a asentamientos recientes en su gran mayoría. La característica de estos asentamientos es de que se trata de familias jóvenes, este factor condiciona a la estructura por edad y sexo. Ahora bien, el comportamiento respecto al tiempo de los asentamientos es diferencial ; la mayoría de los asentamientos es de data reciente. Aproximadamente la mitad de los asentamientos (45%) se encuentra alrededor del promedio de los 12.5 años de antigüedad y el 26 por ciento de los asentamientos se encuentran alrededor de los 38 años ; es decir, más del 70 por ciento de los asentamientos se encuentra en esta condición, el resto tiene de 63 años en promedio de antigüedad para arriba : el 8 por ciento de los asentamientos tiene en promedio 63 años de antigüedad, el 5 por ciento en promedio 88 años de antigüedad y el 3 por ciento en promedio 107 años de antigüedad ; el 13 por ciento de los asentamientos no cuenta con datos al respecto.
Los pueblos nativos de la Amazonia se caracterizan por una marcada movilidad histórica y una notoria migración reciente. La migración de toda la vida llega al 49%, en tanto que la migración reciente, que comprende los cinco años, alcanza al 13% . En relación a la migración llama la atención que, de los 1,471 nativos que migraron de sus comunidades, 695 eran hombres, en tanto que 676 eran mujeres, circunstancia que arroja un índice de masculinidad del orden de los 118 hombres por cada cien mujeres migrantes. Algo que no contrasta con los índice de masculinidad obtenidos de la estructura demográfica, como esperaba la hipótesis sugerida por la publicación del Censo Indígena; por el contrario, estos resultados contradicen dicha hipótesis, pues siguen hablando de un comportamiento diferencial donde sobresalen los hombres. A estas alturas es conveniente buscar hipótesis más convincente para explicar el comportamiento de los índices de masculinidad.
En el caso de la Amazonia la situación de la tenencia de la tierra es dramática, sólo el 18 por ciento de los asentamientos tiene título de propiedad, el 83 por ciento restante no lo tiene[78]. Sin embargo, la situación es diferencial cuando tratamos con los años de antigüedad de los asentamientos : el 4.5 por ciento de los asentamientos que tienen en promedio 12.5 años de antigüedad tiene título en propiedad, el 5 por ciento de los asentamientos que tienen en promedio 38 años de antigüedad tiene título, en cambio sólo el 2 por ciento de los asentamientos que tienen en promedio 63 años de antigüedad, menos del 1 por ciento de los asentamientos que tienen en promedio 88 años de antigüedad tiene titulo, lo mismo ocurre con los asentamientos que tienen en promedio 107 años de antigüedad ; el 4 por ciento de los sentamientos de los que no se tiene información sobre la temporalidad de los mismos no tienen título de propiedad.
7.- Identidad
¿Qué es lo que ha quedado de originario en los Pueblos Nativos? Están ahí, en su propio hábitat, la Amazonia ; sin embargo, reducidos a enclaves y arrinconados en su propia tierra, han perdido la libertad del movimiento itinerante[79]. La tierra y las aguas ya no les pertenecen; pero más grave aún es haber perdido el idioma[80]. El 38% de la población nativa mayor de 6 años habla el idioma, ya sea en su condición monolingüe, que son los menos, como en su condición polilingüe, particularmente bilingüe, que es significativamente importante. El pueblo nativo que más ha conservado su lengua es el chimane, del cual el 90% de la población habla el idioma nativo, le sigue el yuracaré con el 80% de población que habla el idioma nativo, a continuación viene el moxeño con el 41% de su población que conservala lengua, en esa sucesión le sigue el tacana con el 36% hablantes del idioma nativo, viene el movima con el 22%, continúa el reyesano con el 7%, viene el itonama con el 2%, siguiendo el juaquiniano con un porcentaje menor. El 85% de la población que habla el idioma es bilingüe, en tanto que sólo el 13% de la población que habla el idioma sólo habla éste; el 2% de la población que habla la lengua es trilingüe.
En relación al idioma tenemos un comportamiento diferencial según sexo y edad, sobre todo cuando se trata de la población monolingüe. Las mujeres se convierten en el estrato demográfico que preserva la lengua nativa, trasmitiéndoles esta tradición a los hijos. Cuando comienza la edad reproductiva de la mujer, particularmente cuando comienzan a ser madres, ellas no sólo guardan el idioma y lo practican en la conversación, sino que generan la pervivencia de la lengua trasmitiéndoles a los hijos las claves hermenéuticas y lingüísticas del idioma. Se observa esto sobre todo en la población monolingüe de mujeres. Esta circunstancia es importante puesto que podemos considerar al estrato monolingüe como el estrato más conservador, menos expuesto a efectos del mundo exterior, particularmente de la lengua castellana; entonces se trata de un estrato profundo; incluso podemos decir, que se trata del estrato que permite que se de lugar a un bilingüismo sin poner en mayor peligro la conservación de la lengua.
El comportamiento descriptivo de la gráfica de la población bilingüe es sintomático; tenemos tres “cumbres” (máximos), entre los 6 y 9 años, entre los 20 y 24 y entre los 35 y 39 años, además de contar con dos “valles” (mínimos), entre los 10 y 14 años y entre los 30 y 34 años. El 21% de los chimanes, que son monolingües y hablan la lengua propia, se encuentran entre los 6-9 años, tiempo que corresponde al inicio escolar, pero también son los años que todavía corresponden a la proximidad de la madre; entre los 10-14 años se sufre una pérdida de la lengua madre, la proporción baja hasta un 9% de la población en cuestión; esta situación es compensada con el incremento de la población bilingüe, además de contar con el incremento del idioma castellano. En esta baja de la población monolingüe nos encontramos con una “quebrada” gráfica, que significa un periodo crítico de la lengua madre; este proceso abarca incluso unos diez años, hasta los 20 años. Como hemos afirmado, la recuperación comienza principalmente con las madres, aunque también podemos incluir a los padres, a lo largo del periodo reproductivo. La conformación de la familia implica una recuperación del idioma nativo. A propósito podemos decir que se trata de las madres de los hijos que aprenden, mantienen y practican todavía la lengua madre, hasta que inician las escuela. Una vez ocurrido esto viene el proceso complejo del bilingüismo y la pérdida de la lengua. Entre los 15 y 19 años la proporción de la población bilingüe llega al 11%, para luego llegar al 13 % entre lo 20 y 24 años, entre los 25 y 29 años baja un poco la proporción, constituyendo el 12%, pero todavía se mantiene alta la proporción monolingüe. Un decremento notorio aparece entre los 30 y 43 años, para luego volver a incrementarse hasta el 9% entre lo 35 39 años. Podemos decir que desde los 40 años se manifiesta un decremento natural debido al recorte de la mortalidad del propio perfil de la estructura demográfica; este fenómeno es constante a lo largo del trayecto de la población monolingüe, sólo que no es del todo visible, pues los comportamientos bajas y altas cuantitativas no corresponden necesariamente a este recorte de la mortalidad, sino se trata de un fenómeno social, se trata de la preservación de la lengua bajo la responsabilidad de las madres.
El papel que juegan las mujeres en la preservación de la lengua, particularmente las madres, se hace notorio cuando comparamos los histogramas de hombres y mujeres monolingües. La gráfica de los hombres tiende a seguir la tendencia natural del perfil de la estructura demográfica, en tanto que en el caso de las mujeres la gráfica remarca aun más la lógica cultural de la conservación de la lengua, oponiéndose al perfil demográfico de la muerte, elevando la gráfica allí donde el perfil demográfico se recorta, justamente a lo largo del periodo reproductivo de las mujeres. Aquí aparece la paradoja vida-muerte; la curva del idioma se eleva cuando se da vida, la curva de la estructura demográfica se recorta cuando la muerte se hace determinante. Hay una diferencia de 220 personas, entre hombres y mujeres monolingües que hablan la lengua nativa, en favor del sexo femenino; esto hace una diferencia del 12% sobre el total de la población monolingüe nativa. Las diferencias sólo son positivas en favor de los hombres entre los 6 y 9 años, entre los 10 y 14 años, entre los 45 y 49 años y en el último grupo de edades (70 y más años); en el resto de las edades la diferencia es positiva en favor de las mujeres. Se acentúa la diferencia a partir de los 15 años, cuando la diferencia llega a los 33%, continúa elevándose la diferencia en el grupo de edades de 20 24 años, cuando se llega al 91% en favor de las mujeres, continúa ascendiendo esta distancia al 123% entre los 25 29 años; a partir de entonces baja, pero manteniendo la diferencia demográfica monolingüe nativa en favor de las mujeres, hablamos de un 76 % entre los 30 y los 34 años, de un 23% entre los 35 y 39 años y del 14% entre los 40 a 44 años; después continua esta diferencia en menor escala, a excepción de las edades donde la diferencia es positiva en favor de los hombres. Como puede verse la curva que representa el comportamiento monolingüe nativo de las mujeres se parece al comportamiento de la curva de fecundidad; esto se explica por lo que dijimos, el papel de conservación de la lengua recae en las mujeres, marcadamente en las madres.
Partiendo de la perspectiva asumida, podemos decir que, el papel de madres hace cumplir dos funciones a las mujeres, el que corresponde a ser el substrato profundo de la preservación de la lengua y el corresponde a su responsabilidad en la reproducción social y demográfica, particularizando en este caso el relativo a la fecundidad. Hablamos de una fecundidad alta expresada en una tasa global de fecundidad de 9.8 hijos por mujer[81]; las tasas de fecundidad específicas se elevan pasando los 19 años, pues entre los 15 y 19 años tenemos la relación de un hijo por mujer, en tanto que entre los 20 y 24 tenemos la responsabilidad de 2 hijos por mujer, entre los 25 y 29 años cada mujer en edad reproductiva tiene en promedio la responsabilidad de 2 hijos, entre los 30 y 34 continua esta relación, para bajar desde los 35 años; mantenemos una relación de un hijo por mujer entre los 35 y 39 años y los 40 y 44 años, para tener una relación promedio de hijos por mujer menor a la unidad entre los 45 y 49 años. Como se puede ver la curva de la fecundidad sigue un comportamiento parecido a la curva que representa a las mujeres que hablan sólo la lengua nativa. Esta correlación habla de una concomitancia entre ambos fenómenos.
La Tasa Global de Fecundidad estimada por el Censo Indígena es de 8.8 hijos por mujer[82], nosotros diremos que la Tasa global de fecundidad se mueve en el intervalo definido por este dato, como hipótesis baja, y el definido por un promedio de 9.9 hijos por mujer, como hipótesis alta. Observando el comportamiento de las tasas de fecundidad tenemos en el primer grupo de edades, 15-19 años, la responsabilidad de un hijo por mujer, en le segundo grupo de edades, 20-24, tenemos 2 hijos por mujer; lo mismo ocurre en los tres subsiguientes grupos de edad, 25-29, 30-34 y 35-39. Entre los 40 y 44 tenemos el promedio de un hijo por mujer, para bajar a un promedio bastante bajo entre los 45 y 49 años.
Si comparamos la curva que representa la fecundidad de las mujeres de la Amazonia y el histograma de la población de mujeres que sólo hablan la lengua nativa, vuelve a aparecer la correspondencia entre ambas gráficas. El histograma de mujeres monolingües comienza con un nivel alto entre los 6 y 9 años, partimos del 18% de estas mujeres; se tiene una merma importante entre los 10 y 14 años, bajando hasta un 6%; vuelve aumentar la proporción entre los 15 y 19 años, llegando hasta un 10%. Sube en el siguiente grupo de edad, llegando hasta un 12 % de la población femenina monolingüe entre los 20 y 24 años; este es el punto más alto de la curva. En el siguiente grupo de edades, 25 y 29 años, la participación se mantiene en el mismo porcentaje, baja entre los 30 y 34 años al 7%, para volverse a recuperar entre los 35 y 39 años; vuelve a repetirse en este caso, como en el anterior, lo de la segunda “cumbre”, cuando sube a una participación del 8% entre los 35 y 39 años, manteniéndose en un 7% entre los 40 y 44 años; desde aquí baja paulatinamente, dejándose condicionar por el perfil de la típica estructura piramidal demográfica.
Comparando los histogramas de hombres y mujeres, se hace notoria la diferencia en favor de las mujeres monolingües a partir de los 15 años, en este momento la diferencia es del 21%, después viene una diferencia del 32% entre los 20 y 24 años, la diferencia sigue aumentando entre los 25 y 29 años hasta un 39%, baja un poco entre los 30 y 34 años, llegando al 35% de diferencia, bajando aún mas en el siguiente grupo de edades, 35-39 años, hasta llegar a un 16%, aunque es en este grupo de edades donde se produce la segunda “cumbre” de la curva; ocurre que también en los hombres se produce un ascenso de la población que habla sólo la lengua nativa. Cuando bajan las curvas de los histogramas de hombres y mujeres, desde los 40 años, se produce un aumento de la participación de las mujeres, abriendo una diferencia del 20%; entre los 45-49 años la diferencia vuelve a bajar al 5%, para volverse a recuperar en el siguiente grupo quinquenal de edades; después continúa la diferencia entre hombres y mujeres, en favor de estas últimas, pero siguiendo el curso de una disminución en los perfiles demográficos. Nuevamente se vuelve a confirmar el papel fundamental de las mujeres en la conformación de un estrato monolingüe; estrato responsable de la configuración de la población que habla el idioma en el contexto de un polilingüismo, particularmente del bilingüismo. Configuración de un perfil que no sigue el contante declive demográfico, sino que compone un perfil cuya lógica se explica culturalmente. También podemos asociar estos fenómenos al perfil propio de la fecundidad; la responsabilidad de las madres en la fecundidad hace que precisamente la forma de la configuración cultural adquiera la forma de la configuración de la fecundidad, aunque obviamente de una manera matizada, mediatizada por otros factores.
Debemos recordar que se trata de la población mayor de 6 años, cuya composición reúne comparativamente la población que habla castellano, la población que habla el idioma, en una suerte de polilingüismo, y la población monolingüe ; el orden descriptivo, de acuerdo al peso específico, recae en las primeras poblaciones, dejando una participación menor a la población monolingüe. Del total de la población mayor de 6 años, el 38% habla el idioma, en tanto que el resto no habla el idioma, es decir, un 62%. Del total de la población de referencia, el 65 % es monolingüe, es decir, habla castellano o habla el idioma nativo, pero sólo el 7.6% es monolingüe del idioma nativo. Del total de la población de referencia el 34% es bilingüe.
Ahora bien, de toda la población que habla la lengua nativa, el 13% es monolingüe, el 85% es bilingüe y el 2% restante habla más de dos idiomas. El peso específico de la población monolingüe es relativo, varía de acuerdo a la población con la que se la evalúa; si es ésta la población mayor de 6 años, entonces su peso baja hasta un 5%, si en cambio es ésta la población que habla el idioma, entonces se trata de un 13%. Lo mismo ocurre cuando nos referimos al peso específico de la población bilingüe que habla el idioma nativo, si es la población mayor de 6 años, entonces se trata de un 33%, si es la población que habla la lengua, entonces hablamos de un 85%.
Cuando pasamos de los Pueblos Nativos de la Amazonia al conjunto de los Pueblos Nativos de la Amazonia, “Oriente” y Chaco, vemos repetirse algunas características comunes: una proporción importante, más de la mitad habla la lengua nativa, una proporción significativamente menor es monolingüe de la lengua madre. La participación de los nativo hablantes se da en el “Oriente” y en el Chaco en proporciones diferentes a lo que pasa en la Amazonia ; para empezar las proporciones de su participación son marcadamente mayores. El 54% de los habitantes nativos habla el idioma; en tanto que se da una proporción marcadamente menor en lo que respecta a los monolingües ; del total de la población que habla la lengua madre sólo el 7% es monolingüe del idioma nativo.
Como en el caso anterior, en la Amazonia, la participación de mujeres monolingües nativas es mayor que la de los hombres; hablamos de una variación del 26% en relación a la población monolingüe de ambos sexos; para ser más precisos, nos referimos a un índice de masculinidad de 59 hombres por cada 100 mujeres monolingües. Estas variaciones cuantitativas nos muestran que una de las regiones donde menos se preserva la lengua madre es en la Amazonia, contrastando con lo que ocurre en el “Oriente” y en el Chaco. En el “Oriente” menos de la mitad de la población habla el idioma, hablamos de un 42% de la población mayor de 6 años, en tanto que un 3% de ésta es monolingüe del idioma nativo. En cambio en el Chaco se dan proporciones más favorables en lo que respecta en general a la lengua madre, manteniéndose en cambio una participación menor de los monolingües; el 95% de la población en cuestión habla el idioma, en tanto que el 6% de esta es monolingüe del idioma nativo. Resumiendo podemos decir que, es en el Chaco donde más se habla el idioma nativo, particularmente el guaraní, con el 95% de la población mayor de 6 años, le sigue el “Oriente”, donde el 42% de la población en cuestión habla el idioma nativo, por último esta la Amazonia con el 38% de la población de referencia; sin embargo, la mayor proporción de monolingües se encuentra en la Amazonia, con el 13% de los que hablan la lengua madre, le continua el Chaco con el 6% de la mencionada población, para terminar con el “Oriente”, que tiene la proporción más baja de monolingües, el 3% de la población en cuestión.
8.- Estadística de las poblaciones nativas del “Oriente”, Chaco y Amazonia
CUADRO 2
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
ASENTAMIENTOS, POBLACIÓN Y VIVIENDA, SEGÚN FORMA DE
ASENTAMIENTO Y REGIÓN
FORMA DE ASENTAMIENTO Y REGIÓN |
ASENTAMIENTOS |
POBLACIÓN |
VIVIENDAS |
|
|
|
|
Total |
2,170 |
160,546 |
26,836 |
|
|
|
|
Oriente |
820 |
58,988 |
10,059 |
Chaco |
504 |
38,197 |
6,782 |
Amazonia |
846 |
63,361 |
9,995 |
|
|
|
|
Asentamientos Grupales |
1,603 |
157,212 |
26,269 |
Oriente |
677 |
58,283 |
9,916 |
Chaco |
370 |
37,426 |
6,648 |
Amazonia |
556 |
61,503 |
9,705 |
|
|
|
|
Viviendas Aisladas |
567 |
3,334 |
567 |
Oriente |
143 |
705 |
143 |
Chaco |
134 |
771 |
134 |
Amazonia |
290 |
1,858 |
290 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 3
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
RELACIÓN DE LA POBLACIÓN Y DE LAS VIVIENDAS CON LOS
ASENTAMIENTOS, SEGÚN FORMA DE ASENTAMIENTO Y REGIÓN
FORMA DE ASENTAMIENTO Y REGIÓN |
POBLACIÓN/ASENTAMIENTO |
VIVIENDAS/ASENTAMIENTOS |
|
|
|
Regiones |
73.98 |
12.37 |
|
|
|
Oriente |
71.94 |
12.27 |
Chaco |
75.79 |
13.46 |
Amazonia |
74.89 |
11.81 |
|
|
|
Asentamientos Grupales |
98.07 |
16.39 |
Oriente |
86.09 |
14.65 |
Chaco |
101.15 |
17.97 |
Amazonia |
110.62 |
17.46 |
|
|
|
Viviendas Aisladas |
5.88 |
1.00 |
Oriente |
4.93 |
1.00 |
Chaco |
5.75 |
1.00 |
Amazonia |
6.41 |
1.00 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 4
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
ASENTAMIENTOS GRUPALES CENSADOS POR TAMAÑO, SEGÚN REGIÓN
REGIÓN |
TOTAL |
MAYOR A 700 |
DE 300 A 700 |
MENOS DE 300 |
|
|
|
|
|
Total |
1,603 |
11 |
71 |
1,521 |
|
|
|
|
|
Oriente |
677 |
6 |
31 |
640 |
Chaco |
370 |
- |
24 |
346 |
Amazonia |
556 |
5 |
16 |
535 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 5
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA POR SEXO, SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO
PUEBLO ORIGINARIO |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
|
|
|
|
Total |
160,546 |
83,699 |
76,847 |
|
|
|
|
Chiquitano |
48,524 |
25,423 |
23,101 |
Guaraní |
39,593 |
20,147 |
19,446 |
Moxeño |
19,759 |
10,404 |
9,355 |
Guarayo |
7,317 |
3,752 |
3,565 |
Movima |
6,535 |
3,563 |
2,972 |
Chimane |
5,967 |
3,164 |
2,803 |
Itonama |
5,211 |
2,776 |
2,435 |
Tacana |
5,135 |
2,728 |
2,407 |
Reyesano |
4,190 |
2,210 |
1,980 |
Yuracaré |
3,339 |
1,670 |
1,669 |
Juaquiniano |
2,462 |
1,278 |
1,184 |
Weenhayek |
2,081 |
1,079 |
1,002 |
Cavineño |
1,752 |
908 |
844 |
Moseten |
1,191 |
636 |
555 |
Loretano |
1,106 |
611 |
495 |
Ayoreo |
946 |
504 |
442 |
Cayubaba |
794 |
394 |
400 |
Chácobo |
772 |
413 |
359 |
Baure |
592 |
308 |
284 |
Canichana |
583 |
319 |
264 |
Ese-Ejja |
475 |
236 |
239 |
Sirionó |
419 |
221 |
198 |
Yaminahua |
161 |
88 |
73 |
Machineri |
155 |
90 |
65 |
Yuqui |
138 |
71 |
67 |
Chama |
115 |
54 |
61 |
Moré |
108 |
50 |
58 |
Otros |
1,126 |
602 |
524 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 6
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN NATIVA,
SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO
PUEBLO ORIGINARIO |
DISTRIBUCION PORCENTUAL (%) |
|
|
Chiquitano |
30.22 |
Guaraní |
24.66 |
Moxeño |
12.31 |
Guarayo |
4.56 |
Movima |
4.07 |
Chimane |
3.72 |
Itonama |
3.25 |
Tacana |
3.20 |
Reyesano |
2.61 |
Yuracaré |
2.08 |
Juaquiniano |
1.53 |
weenhayek |
1.30 |
Cavineño |
1.09 |
moseten |
0.74 |
Oros |
0.70 |
Loretano |
0.69 |
Ayoreo |
0.59 |
Cayubaba |
0.49 |
chácobo |
0.48 |
Baure |
0.37 |
Canichana |
0.36 |
Ese-Ejja |
0.30 |
Sirionó |
0.26 |
Yaminahua |
0.10 |
Machineri |
0.10 |
Yuqui |
0.09 |
Chama |
0.07 |
Moré |
0.07 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 7
AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA, SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO
|
PUEBLO ORIGINARIO |
POBLACION NATIVA |
|
|
|
|
TOTAL |
65,575 |
|
|
|
1 |
Moxeño |
19,759 |
2 |
Guarayo |
7,317 |
3 |
Movima |
6,535 |
4 |
Chimane |
5,967 |
5 |
Itonama |
5,211 |
6 |
Tacana |
5,135 |
7 |
Reyesano |
4,190 |
8 |
Yuracaré |
3,339 |
9 |
Juaquiniano |
2,462 |
10 |
moseten |
1,191 |
11 |
Loretano |
1,106 |
12 |
Chácobo |
772 |
13 |
Baure |
592 |
14 |
Canichana |
583 |
15 |
Ese-Ejja |
475 |
16 |
Sirionó |
419 |
17 |
Yaminahua |
161 |
18 |
Yuqui |
138 |
19 |
Moré |
108 |
20 |
Chama |
115 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 8
ORIENTE
POBLACIÓN NATIVA, SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO
|
PUEBLO ORIGINARIO |
POBLACION NATIVA |
|
|
|
|
TOTAL |
54,807 |
|
|
|
1 |
Chiquitano |
48,524 |
2 |
Juaquiniano |
2,462 |
3 |
Weenhayek |
2,081 |
4 |
Cayubaba |
794 |
5 |
Ayoreo |
946 |
|
|
|
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 9
CHACO
POBLACIÓN NATIVA, SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO
|
PUEBLO ORIGINARIO |
POBLACIÓN NATIVA |
|
|
|
|
TOTAL |
39,748 |
|
|
|
1 |
Guaraní |
39,593 |
2 |
Machineri |
155 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 10
GUARAYOS
POBLACIÓN NATIVA POR SEXO E ÍNDICE DE MASCULINIDAD, SEGÚN
GRUPOS DE EDAD
GRUPOS |
POBLACION |
INDICE |
||
DE EDAD |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
DE MASCULINIDAD |
|
|
|
|
|
TOTAL |
6,064 |
3,107 |
2,957 |
105.07 |
|
|
|
|
|
0-4 |
1,198 |
618 |
580 |
106.55 |
5-9 |
1,127 |
576 |
551 |
104.54 |
10-14 |
877 |
456 |
421 |
108.31 |
15-19 |
593 |
304 |
289 |
105.19 |
20-24 |
433 |
231 |
202 |
114.36 |
25-29 |
337 |
184 |
153 |
120.26 |
30 34 |
321 |
182 |
139 |
130.94 |
35-39 |
274 |
139 |
135 |
102.96 |
40-44 |
221 |
105 |
116 |
90.52 |
45-49 |
182 |
92 |
90 |
102.22 |
50-54 |
143 |
70 |
73 |
95.89 |
55-59 |
114 |
43 |
71 |
60.56 |
60-64 |
100 |
45 |
55 |
81.82 |
65-69 |
51 |
21 |
30 |
70.00 |
70-74 |
54 |
22 |
32 |
68.75 |
75-79 |
22 |
10 |
12 |
83.33 |
80-84 |
9 |
3 |
6 |
50.00 |
85-89 |
5 |
4 |
1 |
400.00 |
90-94 |
1 |
1 |
- |
- |
95-99 |
2 |
1 |
1 |
100.00 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 11
GUARAYOS
DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LA POBLACION NATIVA
POR SEXO, SEGÚN GRUPOS DE EDAD
GRUPOS |
DISTRIBUCION PORCENTUAL (%) |
||
DE EDAD |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
|
|
|
|
TOTAL |
100.00 |
51.24 |
48.76 |
|
|
|
|
0-4 |
20.40 |
10.19 |
9.56 |
5-9 |
17.78 |
9.50 |
9.09 |
10-14 |
14.21 |
7.52 |
6.94 |
15-19 |
9.88 |
5.01 |
4.77 |
20-24 |
7.10 |
3.81 |
3.33 |
25-29 |
6.01 |
3.03 |
2.52 |
30 34 |
5.09 |
3.00 |
2.29 |
35-39 |
4.59 |
2.29 |
2.23 |
40-44 |
3.81 |
1.73 |
1.91 |
45-49 |
3.17 |
1.52 |
1.48 |
50-54 |
2.39 |
1.15 |
1.20 |
55-59 |
1.51 |
0.71 |
1.17 |
60-64 |
1.68 |
0.74 |
0.91 |
65-69 |
0.95 |
0.35 |
0.49 |
70-74 |
0.74 |
0.36 |
0.53 |
75-79 |
0.40 |
0.16 |
0.20 |
80-84 |
0.17 |
0.05 |
0.10 |
85-89 |
0.08 |
0.07 |
0.02 |
90-94 |
0.03 |
0.02 |
0.00 |
95-99 |
0.01 |
0.02 |
0.02 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 12
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
POBLACIÓN POR SEXO E ÍNDICE DE MASCULINIDAD, SEGÚN PUEBLO
NATIVO
PUEBLO |
POBLACION |
INDICE DE |
||
NATIVO |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
MASCULINIDAD |
TOTAL |
160,546 |
83,699 |
76,847 |
108.92 |
|
|
|
|
|
Total (1) |
159,636 |
83,199 |
76,437 |
108.85 |
Chiquitano |
48,524 |
25,423 |
23,101 |
110.05 |
Guaraní |
39,593 |
20,147 |
19,446 |
103.60 |
Moxeño |
19,759 |
10,404 |
9,355 |
111.21 |
Guarayo |
7,317 |
3,752 |
3,565 |
105.25 |
Movima |
6,535 |
3,563 |
2,972 |
119.89 |
Chimane |
5,967 |
3,164 |
2,803 |
112.88 |
Itonama |
5,211 |
2,776 |
2,435 |
114.00 |
Tacana |
5,135 |
2,728 |
2,407 |
113.34 |
Reyesano |
4,190 |
2,210 |
1,980 |
111.62 |
Yuracaré |
3,339 |
1,670 |
1,669 |
100.06 |
Juaquiniano |
2,462 |
1,278 |
1,184 |
107.94 |
Weenhayek |
2,081 |
1,079 |
1,002 |
107.68 |
Cavineño |
1,752 |
908 |
844 |
107.58 |
Moseten |
1,191 |
636 |
555 |
114.59 |
Loretano |
1,106 |
611 |
495 |
123.43 |
Ayoreo |
946 |
504 |
442 |
114.03 |
Cayubaba |
794 |
394 |
400 |
98.50 |
Chácobo |
772 |
413 |
359 |
115.04 |
Baure |
592 |
308 |
284 |
108.45 |
Canichana |
583 |
319 |
264 |
120.83 |
Ese-Ejja |
475 |
236 |
239 |
98.74 |
Sirionó |
419 |
221 |
198 |
111.62 |
Yaminahua |
161 |
88 |
73 |
120.55 |
Machinery |
155 |
90 |
65 |
138.46 |
Yuqui |
138 |
71 |
67 |
105.97 |
Chama |
115 |
54 |
61 |
88.52 |
More |
108 |
50 |
58 |
86.21 |
Araona |
90 |
47 |
43 |
109.30 |
Guarasun-we |
46 |
19 |
27 |
70.37 |
Guacaraje |
41 |
16 |
25 |
64.00 |
Pacahuara |
18 |
11 |
7 |
157.14 |
Maropa |
12 |
5 |
7 |
71.43 |
Leco |
9 |
4 |
5 |
80.00 |
|
|
|
|
|
Total (2) |
910 |
500 |
410 |
121.95 |
Mestizos |
349 |
172 |
177 |
97.18 |
Blanco |
345 |
194 |
151 |
128.48 |
Quechua |
160 |
97 |
63 |
153.97 |
Aymara |
56 |
37 |
19 |
194.74 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
(1) Población nativa del Oriente Chaco y Amazonia
(2) Población que no pertenece a la nativa del Oriente Chaco y Amazonia
CUADRO 13
AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA POR SEXO E ÍNDICE DE MASCULINIDAD,
SEGÚN GRUPOS DE EDAD
GRUPOS |
POBLACION NATIVA |
INDICE |
||
DE EDAD |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
DE MASCULINIDAD |
|
|
|
|
|
TOTAL |
62,908 |
33,265 |
29,643 |
112.22 |
|
|
|
|
|
0-4 |
12,836 |
6,584 |
6,252 |
105.31 |
5-9 |
11,184 |
5,723 |
5,461 |
104.80 |
10-14 |
8,940 |
4,803 |
4,137 |
116.10 |
15-19 |
6,217 |
3,337 |
2,880 |
115.87 |
20-24 |
4,466 |
2,345 |
2,121 |
110.56 |
25-29 |
3,781 |
1,932 |
1,849 |
104.49 |
30 34 |
3,202 |
1,703 |
1,499 |
113.61 |
35-39 |
2,888 |
1,505 |
1,383 |
108.82 |
40-44 |
2,397 |
1,314 |
1,083 |
121.33 |
45-49 |
1,994 |
1,100 |
894 |
123.04 |
50-54 |
1,501 |
861 |
640 |
134.53 |
55-59 |
949 |
490 |
459 |
106.75 |
60-64 |
1,057 |
654 |
403 |
162.28 |
65-69 |
596 |
353 |
243 |
145.27 |
70-74 |
465 |
288 |
177 |
162.71 |
75-79 |
253 |
163 |
90 |
181.11 |
80-84 |
104 |
63 |
41 |
153.66 |
85-89 |
51 |
30 |
21 |
142.86 |
90-94 |
19 |
15 |
4 |
375.00 |
95-99 |
8 |
2 |
6 |
33.33 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 14
AMAZONIA
DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LA POBLACION NATIVA POR SEXO,
SEGÚN GRUPOS DE EDAD
GRUPOS |
DISTRIBUCION PORCENTUAL |
||
DE EDAD |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
|
|
|
|
TOTAL |
100.00 |
52.88 |
47.13 |
|
|
|
|
0-4 |
20.40 |
10.47 |
9.94 |
5-9 |
17.78 |
9.10 |
8.68 |
10-14 |
14.21 |
7.63 |
6.58 |
15-19 |
9.88 |
5.30 |
4.58 |
20-24 |
7.10 |
3.73 |
3.37 |
25-29 |
6.01 |
3.07 |
2.94 |
30 34 |
5.09 |
2.71 |
2.38 |
35-39 |
4.59 |
2.39 |
2.20 |
40-44 |
3.81 |
2.09 |
1.72 |
45-49 |
3.17 |
1.75 |
1.42 |
50-54 |
2.39 |
1.37 |
1.02 |
55-59 |
1.51 |
0.78 |
0.73 |
60-64 |
1.68 |
1.04 |
0.64 |
65-69 |
0.95 |
0.56 |
0.39 |
70-74 |
0.74 |
0.46 |
0.28 |
75-79 |
0.40 |
0.26 |
0.14 |
80-84 |
0.17 |
0.10 |
0.07 |
85-89 |
0.08 |
0.05 |
0.03 |
90-94 |
0.03 |
0.02 |
0.01 |
95-99 |
0.01 |
0.00 |
0.01 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 15
AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA TOTAL Y FALLECIDOS EL AÑO ANTERIOR POR SEXO, SEGÚN GRUPOS DE EDAD
GRUPOS |
POBLACION NATIVA |
FALLECIDOS |
||||
DE EDAD |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
|
|
|
|
|
|
|
TOTAL |
62908 |
33265 |
29643 |
995 |
525 |
470 |
|
|
|
|
|
|
|
0 |
2835 |
1454 |
1381 |
249 |
142 |
107 |
1-4 |
10001 |
5130 |
4871 |
183 |
99 |
84 |
5-9 |
11184 |
5723 |
5461 |
53 |
30 |
23 |
10-14 |
8940 |
4803 |
4137 |
28 |
7 |
21 |
15-19 |
6217 |
3337 |
2880 |
31 |
16 |
15 |
20-24 |
4466 |
2345 |
2121 |
40 |
21 |
19 |
25-29 |
3781 |
1932 |
1849 |
28 |
16 |
12 |
30 34 |
3202 |
1703 |
1499 |
27 |
11 |
16 |
35-39 |
2888 |
1505 |
1383 |
23 |
15 |
8 |
40-44 |
2397 |
1314 |
1083 |
33 |
15 |
18 |
45-49 |
1994 |
1100 |
894 |
29 |
11 |
18 |
50-54 |
1501 |
861 |
640 |
31 |
14 |
17 |
55-59 |
949 |
490 |
459 |
28 |
11 |
17 |
60-64 |
1057 |
654 |
403 |
67 |
32 |
35 |
65-69 |
596 |
353 |
243 |
30 |
18 |
12 |
70-74 |
465 |
288 |
177 |
32 |
17 |
15 |
75-79 |
253 |
163 |
90 |
32 |
20 |
12 |
80-84 |
104 |
63 |
41 |
25 |
17 |
8 |
85-89 |
78 |
47 |
31 |
22 |
10 |
12 |
SIN DECL. |
- |
- |
- |
4 |
3 |
1 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 16
AMAZONIA
TASAS DE MORTALIDAD POR SEXO, SEGÚN EDAD
EDAD |
TASAS DE MORTALIDAD (m x 1000) |
||
|
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
TOTAL |
15.81674827 |
15.78235383 |
15.85534528 |
|
|
|
|
0 |
87.83068783 |
97.66162311 |
77.48008689 |
1 - 4 |
18.29817018 |
19.29824561 |
17.24491891 |
5 - 9 |
4.738912732 |
5.242005941 |
4.211682842 |
10-14 |
3.131991051 |
1.457422444 |
5.076142132 |
15-19 |
4.986327811 |
4.794725802 |
5.208333333 |
20-24 |
8.956560681 |
8.955223881 |
8.958038661 |
25-29 |
7.405448294 |
8.281573499 |
6.489994592 |
30 34 |
8.432229856 |
6.459189665 |
10.67378252 |
35-39 |
7.96398892 |
9.966777409 |
5.784526392 |
40-44 |
13.76720901 |
11.41552511 |
16.62049861 |
45-49 |
14.54363089 |
10 |
20.13422819 |
50-54 |
20.65289807 |
16.2601626 |
26.5625 |
55-59 |
29.50474183 |
22.44897959 |
37.03703704 |
60-64 |
63.38694418 |
48.92966361 |
86.84863524 |
65-69 |
50.33557047 |
50.99150142 |
49.38271605 |
70-74 |
68.8172043 |
59.02777778 |
84.74576271 |
75-79 |
126.4822134 |
122.6993865 |
133.3333333 |
80-84 |
240.3846154 |
269.8412698 |
195.1219512 |
85-89 |
282.0512821 |
212.7659574 |
387.0967742 |
FUENTE: Elaboración propia en base al Censo Indígena: Oriente Chaco
y Amazonia 1994-1995
CUADRO 17
AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA TOTAL Y DEFUNCIONES POR SEXO, SEGÚN GRUPOS DE EDAD; Edad media de la población, edad media de las defunciones
y esperanza de vida al nacer
GRUPOS |
POBLACIÓN |
DEFUNCIONES |
||||
DE EDAD |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
TOTAL |
HOMBRES |
MUJERES |
|
|
|
|
|
|
|
0 |
1,417 |
727 |
690 |
124 |
71 |
53 |
1-4 |
25,002 |
12,825 |
12,177 |
457 |
247 |
210 |
5-9 |
83,880 |
42,922 |
40,957 |
397 |
225 |
172 |
10-14 |
111,750 |
60,037 |
51,712 |
350 |
87 |
262 |
15-19 |
108,797 |
58,397 |
50,400 |
542 |
280 |
262 |
20-24 |
100,485 |
52,762 |
47,722 |
900 |
472 |
427 |
25-29 |
103,977 |
53,130 |
50,847 |
770 |
440 |
330 |
30 34 |
104,065 |
55,347 |
48,717 |
877 |
357 |
520 |
35-39 |
108,300 |
56,437 |
51,862 |
862 |
562 |
300 |
40-44 |
101,872 |
55,845 |
46,027 |
1,402 |
637 |
765 |
45-49 |
94,715 |
52,250 |
42,465 |
1,377 |
522 |
855 |
50-54 |
78,802 |
45,202 |
33,600 |
1,627 |
735 |
892 |
55-59 |
54,567 |
28,175 |
26,392 |
1,610 |
632 |
977 |
60-64 |
66,062 |
40,875 |
25,187 |
4,187 |
2,000 |
2,187 |
65-69 |
40,230 |
23,827 |
16,402 |
2,025 |
1,215 |
810 |
70-74 |
33,712 |
20,880 |
12,832 |
2,320 |
1,232 |
1,087 |
75-79 |
19,607 |
12,632 |
6,975 |
2,480 |
1,550 |
930 |
80-84 |
8,580 |
5,197 |
3,382 |
2,062 |
1,402 |
660 |
85-89 |
6,825 |
4,112 |
2,712 |
1,925 |
875 |
1050 |
|
|
|
|
|
|
|
EDAD MEDIA |
19.9 |
20.5 |
19.3 |
26.4 |
25.8 |
27.1 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 18
AMAZONIA
POBLACIÓN, ASENTAMIENTOS, MEDIA Y VARIABILIDAD
DE LOS ASENTAMIENTOS, SEGÚN PUEBLO NATIVO
|
PUEBLO NATIVO |
POBLACION |
ASENTAMIENTOS |
MEDIA |
Coef. De Var. (%) |
|
|
|
|
|
|
1 |
Itonama |
4,528 |
27 |
167.7 |
193.00 |
2 |
Moxeño |
20,810 |
143 |
145.5 |
176.00 |
3 |
Movima |
8,457 |
68 |
124.4 |
151.00 |
4 |
Tacana |
5,548 |
53 |
104.7 |
137.00 |
5 |
Moseten |
1,213 |
6 |
202.2 |
106.00 |
6 |
Yuracaré |
3,328 |
52 |
64 |
81.00 |
7 |
Cavineño |
1,506 |
21 |
71.7 |
78.00 |
8 |
Chimane |
5,552 |
73 |
76 |
72.00 |
9 |
Reyesano |
3,446 |
22 |
156.6 |
53.00 |
CUADRO 19
AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA DE 6 AÑOS Y MÁS POR IDIOMA HABLADO, SEGÚN GRUPOS DE EDAD
GRUPOS |
|
MONOLINGÜES |
MAS |
HABLA |
|||||||
DE |
TOTAL |
|
|
NATIVOS |
DE UN |
EL |
|||||
EDAD |
|
TOTAL |
CASTELLANO |
TOTAL |
MOXEÑO |
MOVIMA |
CHIMANE |
YURACARÉ |
OTROS |
IDIOMA |
IDIOMA |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
TOTAL |
47705 |
31271 |
28842 |
2429 |
272 |
16 |
1790 |
37 |
314 |
16434 |
18863 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
6-9 |
8817 |
7150 |
6652 |
498 |
39 |
1 |
374 |
9 |
75 |
1667 |
2165 |
10-14 |
8940 |
6799 |
6599 |
200 |
1 |
1 |
155 |
3 |
40 |
2141 |
2341 |
15-19 |
6217 |
4428 |
4188 |
240 |
3 |
0 |
198 |
4 |
35 |
1789 |
2029 |
20-24 |
4466 |
2797 |
2543 |
254 |
6 |
2 |
224 |
3 |
19 |
1669 |
1923 |
25-29 |
3781 |
2127 |
1889 |
238 |
7 |
2 |
213 |
3 |
13 |
1654 |
1892 |
30-34 |
3202 |
1783 |
1628 |
155 |
9 |
1 |
127 |
3 |
15 |
1419 |
1574 |
35-39 |
2888 |
1540 |
1344 |
196 |
20 |
1 |
156 |
1 |
18 |
1348 |
1544 |
40-44 |
2397 |
1269 |
1109 |
160 |
33 |
0 |
105 |
3 |
19 |
1128 |
1288 |
45-49 |
1994 |
971 |
859 |
112 |
28 |
0 |
65 |
3 |
16 |
1023 |
1135 |
50-54 |
1501 |
698 |
606 |
92 |
30 |
1 |
47 |
1 |
13 |
803 |
895 |
55-59 |
949 |
470 |
401 |
69 |
21 |
1 |
32 |
0 |
15 |
479 |
548 |
60-64 |
1057 |
495 |
417 |
78 |
25 |
0 |
42 |
0 |
11 |
562 |
640 |
65-69 |
596 |
293 |
244 |
49 |
19 |
2 |
18 |
0 |
10 |
303 |
352 |
70 y más |
900 |
451 |
363 |
88 |
31 |
4 |
34 |
4 |
15 |
449 |
537 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 20
AMAZONIA
PORCENTAJE DE POBLACION NATIVA POR IDIOMA HABLADO, SEGÚN GRUPOS DE EDAD
GRUPOS DE EDAD |
CASTELLANO |
SOLO IDIOMAS NATIVOS |
MÁS DE UN IDIOMA |
HABLA EL IDIOMA NATIVO |
|
|
|
|
|
TOTAL |
60.46 |
5.09 |
34.45 |
39.54 |
|
|
|
|
|
6-9 |
75.45 |
5.65 |
18.91 |
24.55 |
10-14 |
73.81 |
2.24 |
23.95 |
26.19 |
15-19 |
67.36 |
3.86 |
28.78 |
32.64 |
20-24 |
56.94 |
5.69 |
37.37 |
43.06 |
25-29 |
49.96 |
6.29 |
43.75 |
50.04 |
30-34 |
50.84 |
4.84 |
44.32 |
49.16 |
35-39 |
46.54 |
6.79 |
46.68 |
53.46 |
40-44 |
46.27 |
6.68 |
47.06 |
53.73 |
45-49 |
43.08 |
5.62 |
51.30 |
56.92 |
50-54 |
40.37 |
6.13 |
53.50 |
59.63 |
55-59 |
42.26 |
7.27 |
50.47 |
57.74 |
60-64 |
39.45 |
7.38 |
53.17 |
60.55 |
65-69 |
40.94 |
8.22 |
50.84 |
59.06 |
70 y más |
40.33 |
9.78 |
49.89 |
59.67 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 21
AMAZONIA
POBLACIÓN DE 6 AÑOS Y MÁS POR IDIOMA HABLADO, SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO Y SEXO
PUEBLO |
TOTAL |
MONOLINGÜE |
BILINGÜE |
||||||
ORIGINARIO Y SEXO |
TOTAL |
HABLA EL IDIOMA |
NO HABLA EL IDIOMA |
TOTAL |
HABLA EL IDIOMA |
NO HABLA EL IDIOMA |
TOTAL |
HABLA EL IDIOMA |
NO HABLA EL IDIOMA |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
TOTAL |
47425 |
18195 |
29230 |
31039 |
2348 |
28691 |
15950 |
15437 |
«(H2-I2) » |
HOMBRES |
25287 |
9683 |
15604 |
16254 |
969 |
15285 |
8757 |
8457 |
«(H3-I3) » |
MUJERES |
22138 |
8512 |
13626 |
14785 |
1379 |
13406 |
7193 |
6980 |
«(H4-I4) » |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
MOXEÑO |
14777 |
6092 |
8685 |
8838 |
271 |
8567 |
5809 |
5695 |
«(H6-I6) » |
HOMBRES |
7862 |
3231 |
4631 |
4642 |
77 |
4565 |
3145 |
3083 |
62 |
MUJERES |
6915 |
2861 |
4054 |
4196 |
194 |
4002 |
2664 |
2612 |
52 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
MOVIMA |
4871 |
1084 |
3787 |
3755 |
16 |
3739 |
1096 |
1050 |
46 |
HOMBRES |
2703 |
632 |
2071 |
2041 |
5 |
2036 |
644 |
611 |
33 |
MUJERES |
2168 |
452 |
1716 |
1714 |
11 |
1703 |
452 |
439 |
13 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
CHIMANE |
4212 |
3787 |
425 |
2162 |
1778 |
384 |
1984 |
1945 |
39 |
HOMBRES |
2216 |
1997 |
219 |
976 |
779 |
197 |
1200 |
1180 |
20 |
MUJERES |
1996 |
1790 |
206 |
1186 |
999 |
187 |
784 |
765 |
19 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
ITONAMA |
3907 |
93 |
3814 |
3789 |
- |
3789 |
115 |
91 |
24 |
HOMBRES |
2119 |
54 |
2065 |
2048 |
- |
2048 |
69 |
52 |
17 |
MUJERES |
1788 |
39 |
1749 |
1741 |
- |
1741 |
46 |
39 |
7 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
TACANA |
3863 |
1396 |
2467 |
2419 |
8 |
2411 |
1409 |
1355 |
54 |
HOMBRES |
2065 |
751 |
1314 |
1287 |
3 |
1284 |
752 |
723 |
29 |
MUJERES |
1798 |
645 |
1153 |
1132 |
5 |
1127 |
657 |
632 |
25 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
REYESANO |
3163 |
219 |
2944 |
2908 |
3 |
2905 |
243 |
207 |
36 |
HOMBRES |
1713 |
131 |
1582 |
1555 |
2 |
1553 |
147 |
121 |
26 |
MUJERES |
1450 |
88 |
1362 |
1353 |
1 |
1352 |
96 |
86 |
10 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
JUAQUINIANO |
1914 |
32 |
1882 |
1876 |
- |
1876 |
37 |
32 |
5 |
HOMBRES |
1002 |
12 |
990 |
986 |
- |
986 |
16 |
12 |
4 |
MUJERES |
912 |
20 |
892 |
890 |
- |
890 |
21 |
20 |
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
YURACARÉ |
2449 |
1970 |
479 |
475 |
36 |
439 |
1892 |
1853 |
39 |
HOMBRES |
1239 |
1004 |
235 |
227 |
13 |
214 |
962 |
942 |
20 |
MUJERES |
1210 |
966 |
244 |
248 |
23 |
225 |
930 |
911 |
19 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
OTROS |
8269 |
3522 |
4747 |
4816 |
236 |
4581 |
3365 |
3209 |
156 |
HOMBRES |
4368 |
1871 |
2497 |
2492 |
90 |
2402 |
1822 |
1733 |
89 |
MUJERES |
3901 |
1651 |
2250 |
2325 |
146 |
2179 |
1543 |
1476 |
67 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 22
AMAZONIA
POBLACIÓN NATIVA DE 6 AÑOS Y MÁS POR IDIOMA HABLADO
TRILINGÜE |
OTROS |
||||
TOTAL |
HABLA EL IDIOMA |
NO HABLA EL IDIOMA |
TOTAL |
HABLA EL IDIOMA |
NO HABLA EL IDIOMA |
|
|
|
|
|
|
391 |
369 |
22 |
45 |
41 |
4 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 23
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
PORCENTAJE DE POBLACIÓN DE 6 AÑOS Y MÁS POR IDIOMA HABLADO,
SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO Y SEXO
PUEBLO ORIGINARIO Y SEXO |
TOTAL (%) |
MONOLINGÜE (%) |
BILINGÜE(%) |
|
|
|
|
TOTAL |
38.37 |
12.90 |
84.84 |
HOMBRES |
38.29 |
5.96 |
87.34 |
MUJERES |
38.45 |
9.33 |
82.00 |
|
|
|
|
MOXEÑO |
41.23 |
3.07 |
93.48 |
HOMBRES |
41.10 |
1.66 |
95.42 |
MUJERES |
41.37 |
4.62 |
91.30 |
|
|
|
|
MOVIMA |
22.25 |
0.43 |
96.86 |
HOMBRES |
23.38 |
0.24 |
96.68 |
MUJERES |
20.85 |
0.64 |
97.12 |
|
|
|
|
CHIMANE |
89.91 |
82.24 |
51.36 |
HOMBRES |
90.12 |
79.82 |
59.09 |
MUJERES |
89.68 |
84.23 |
42.74 |
|
|
|
|
ITONAMA |
2.38 |
- |
97.85 |
HOMBRES |
2.55 |
- |
96.30 |
MUJERES |
2.18 |
- |
100.00 |
|
|
|
|
TACANA |
36.14 |
0.33 |
97.06 |
HOMBRES |
36.37 |
0.23 |
96.27 |
MUJERES |
35.87 |
0.44 |
97.98 |
|
|
|
|
REYESANO |
6.92 |
0.10 |
94.52 |
HOMBRES |
7.65 |
0.13 |
92.37 |
MUJERES |
6.07 |
0.07 |
97.73 |
|
|
|
|
JUAQUINIANO |
1.67 |
- |
100.00 |
HOMBRES |
1.20 |
- |
100.00 |
MUJERES |
2.19 |
- |
100.00 |
|
|
|
|
YURACARÉ |
80.44 |
7.58 |
94.06 |
HOMBRES |
81.03 |
5.73 |
93.82 |
MUJERES |
79.83 |
9.27 |
94.31 |
|
|
|
|
OTROS |
42.59 |
4.90 |
91.11 |
HOMBRES |
42.83 |
3.61 |
92.62 |
MUJERES |
42.32 |
6.28 |
89.40 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
CUADRO 24
ORIENTE, CHACO Y AMAZONIA
POBLACIÓN DE 6 AÑOS Y MÁS POR IDIOMA HABLADO,
SEGÚN PUEBLO ORIGINARIO
|
PUEBLO ORIGINARIO |
POBLACION |
HABLA EL IDIOMA |
PORCENTAJE (%) |
|
|
|
|
|
1 |
CHIMANE |
4,212 |
3,787 |
89.91 |
2 |
YURACARÉ |
2,449 |
1,970 |
80.44 |
3 |
OTROS |
8,269 |
3,522 |
42.59 |
4 |
MOXEÑO |
14,777 |
6,092 |
41.23 |
5 |
TACANA |
3,863 |
1,396 |
36.14 |
6 |
MOVIMA |
4,871 |
1,084 |
22.25 |
7 |
REYESANO |
3,163 |
219 |
6.92 |
8 |
ITONAMA |
3,907 |
93 |
2.38 |
9 |
JUAQUINIANO |
1,914 |
32 |
1.67 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
[1] .- Pondremos en cursiva la palabra nativa cuando nos refiramos a la población nativa ; esto por la sencilla razón de que nos acercamos a ella a través de un censo no especializado metodológicamente para enumerar a la población oriunda. Por lo tanto, debe quedar en claro que nos movemos en un ámbito de cuantificación definido por hipótesis operativas.
[2].- Roland Pressat: Diccionario de Demografía. Barcelona 1987; Oikos-Tau. Título original: Dictionnaire de Démographie. París 1987; Presses Universitaires de France.
[3].- Ibídem.
[4] .- Concepto fenomenológico elaborado por Edmund Husserl.
[5] .- Se puede decir que tanto la Teoría General de Sistemas como las teorías de la complejidad, las genealógicas, las deconstructivistas, las nómadas, tienen como eje de reflexión a la lógica de la diferencia. Ver tomo I, del presente trabajo de investigación : Diferencias Culturales, Características Sociodemográficas de las Poblaciones Nativas. Según el Censo de Población y Vivienda de 1992.
[6] .- Dicho de un modo simple, hablamos del paradigma constituido por la física clásica, la lógica formal y la filosofía kantiana.
[7] .- Al respecto, tenemos dos publicaciones ; la primera titula Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia 1994 - 1995, la segunda Primer Censo Indígena Rural de Tierras Bajas. Bolivia 1994. Ambas publicaciones se basan en una misma base de datos, pero en dos procesamientos distintos. Al parecer, el primero abarca tanto poblaciones rurales como poblaciones urbanas, en tanto que el segundo sólo poblaciones rurales. Pero estas no parecen ser las únicas diferencias ; problemas de cálculo, relacionados con los totales, con el método de operar con las boletas, visualizados en la primera publicación, parecen haber sido corregidos en la segunda publicación. Sin embargo, en ambos casos, se trata de un mismo “censo”. Para nosotros, como se verá adelante, se trata no tanto de un censo como de una gran muestra de la población denominada indígena.
[8] .- Una y otra vez caemos en esto, parece una costumbre que nos atrae de un modo tradicional ; ahora bien, no se trata de dejar del todo la costumbre, pues tiene su utilidad, de lo que se trata es no quedarse en ello.
[9] .- Viene del método hermenéutico, que plantea hacer hablar a la cosa. Ver Hans-Geroge Gadamer : Verdad y Método, I y II. Barcelona ; Trillas.
[10] .- Incluyendo al Censo Indígena de 1994.
[11] .- En sus dos variantes, la que aparece como Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia de 1994 y la que se presenta como Primer Censo Indígena Rural de Tierras Bajas, Bolivia 1994.
[12].- Michel Serres: Los Orígenes de la Geometría. México 1996; Siglo XXI, pág. 11. Título original: Les Origines de la Géometrie. París 1993; Flammarion.
POR EL “DIAGNOSTICO ETNOEDUCATIVO Y ETNOTECNOLÓGICO DEL ORIENTE, CHACO Y NORTE DE LA PAZ”:
Área 1.- Departamento de La Paz: Iturralde y Sud Yungas.
Departamento de Pando: Nicolás Suárez, Federico Román, Manuripí y Madre de Dios.
Departamento del Beni: Ballivian y Vaca Diez.
Área 2.- Departamento del Beni: Cercado, Marbán, Moxos, Yacuma, Mamoré e Iténez.
Departamento de Cochabamba: Chapare y Carrasco.
Área 3.- Departamento de Santa Cruz: Ñuflo de Chávez, Velasco, Chiquitos, Cordillera y Sandoval.
Área 4.- Departamento de Santa Cruz: Cordillera.
Departamento de Chuquisaca: Calvo y Siles.
Departamento de Tarija: Gran Chaco y O’Connor.
GRUPOS ÉTNICOS RELATIVOS A LAS AREAS DE TRABAJO DELIMITADAS POR EL “DIAGNOSTICO ETNOEDUCATIVO Y ETNOTECNOLÓGICO DEL ORIENTE, CHACO Y NORTE DE LA PAZ”:
Área 1.- Ese-Ejjas, Tacanas, Mosetenes, Cavineños y Chácobos.
Área 2.- Moxeños, Trinitarios, Sirionós, Cayubabas, Canichanas y Yuracarés.
Área 3.- Guarayos, Ayoreos y Chiquitanos.
Área 4.- Ava-Guarannies, Izozeños y Matacos.
GRUPOS ÉTNICOS CORRESPONDIENTES A UNA GEOGRAFÍA TERRITORIAL DE GRAVITACIÓN. DELIMITACIÓN REFERENCIAL QUE CONSIDERA LA TOPOLOGÍA DE VECINDADES TERRITORIALES:
Grupos étnicos de las Lomas del Acre, de la Llanura amazónica y de la Zona de Laderas y Valles Sub-Andina: Ese-Ejjas, Tacanas, Mosetenes, Cavineños, Chácobos.
Grupos étnicos amazónicos de la región Isiboro-Securé: Moxeños, Yuracarés, Chimanes, Trinitarios.
Grupos étnicos amazónicos de la región del Iviato: Sirionós, Guarayos, Cayubabas, Canichanas.
Grupos étnicos chaqueños: Ayoreos, Chiquitanos, Izozeños, Ava-Guarannies, Matacos.
[14] .- Término usado por el Censo de 1900.
[15].- El discurso ideológico del Censo de 1900 comenta las cifras relativas a la población indígena desde un parámetro de dominación: "Sobre un total general de 920,000 indígenas que pueblan el territorio boliviano, 829,000 se hallan sometidos al dominio de las leyes de la República, permaneciendo el resto (91,000 o sea el 9%) en pleno estado de barbarie". Censo General de la población de la República de Bolivia. Según el empadronamiento del 1 de Septiembre de 1900. Tomo II; pág. 35.
[16].- Tomando en cuenta la cantidad de grupos étnicos como referencia, podemos decir que los mismos habrían decrecido a una velocidad mayor al propio decrecimiento demográfico de la primera mitad del siglo XX: de 102 grupos estimados por el antropólogo Mario Montaño para 1900 sólo quedaban 52 el año 1950; esta extinción étnica resulta en una tasa de decrecimiento anual del orden del -1.3%. El Instituto Nacional de Antropología considera que para el año 1990 solamente se cuenta con la existencia constatada de 33 grupos étnicos. En cuatro décadas estarían en proceso de desaparecido 19 grupos más, una decena de los cuales se hallan en franco peligro de extinción, en tanto que 9 ya habrían desaparecido. Los grupos étnicos en extinción son los Bororós, los Pacahuaras, los Pausernas, los Tapietés, los Araonas, los Chulupis, los Yaminahuas, los Paunacas, los Joras y los Toromonas.
[17].- El Censo se llevo a cabo en 1994 y se culminó en 1995, pero es necesario comprender tanto la etapa de preparación como los estudios preliminares que arrancaron del Diagnostico Socioeconómoco y Etnodemográfico de 1989-1990, que implica incluso los primeros años de los noventa.
[18].- La simbiosis producida en el ámbito de los comportamientos y de las representaciones de los pueblos es un fenómeno característico de metamorfosis cultural, cuando se produce el contacto entre sociedades cuya procedencia histórica deviene de orígenes marcadamente diferentes. El encuentro traumático entre las civilizaciones andinas, amazónicas y chaqueñas con la civilización occidental trae aparejada la destrucción y la simbiosis. Lo que no queda claro es si la simbiosis connota más una resistencia a desaparecer a través de la combinación cultural que una subsunción a la "cultura" dominante. Posiblemente esto dependa del caso, de las circunstancias históricas de los proyectos políticos latentes.
[19] .- Téngase en cuenta que estos objetivos no son del presente estudio sino en general de los estudios específicos relativos a las formaciones históricas de los pueblos nativos. El presente estudio sólo busca aportar con la descripción cuantitativa y su subsecuente interpretación de la situación en la que se encuentran los pueblos nativos en el contexto de la formación social boliviana.
[20] .- Este es el otro nombre, quizás más pertinente, del Diagnóstico etnoeducativo y etnotecnológico de los pueblos nativos de los Llanos, la Amazonia y el Chaco. La referencia geográfica de dicho estudio también era complicada : grupos étnicos del Norte de La Paz, el Oriente, Amazonia y Chaco.
[21].- La presente investigación forma parte de la gama de estos estudios específicos sobre los pueblos nativos.
[22] .- Este es el horizonte sociodemográfico en el que se mueve la investigación ; sin embargo, no hay que confundir la investigación con su horizonte, la investigación en consideración cumple un papel mas modesto, vinculado a llevar a sus límites extremos la función descriptiva. El horizonte debe tomarse como modelo de investigación específica de los pueblos nativos ; este modelo es susceptible de realización en el curso de un conjunto de investigaciones que abarque al propio horizonte.
[23].- De acuerdo a la denominación usada por la convocatoria a la investigación.
[24].- Definición de Comunidad por parte de Schleiermacher, teórico de la corriente romántica y hermenéutico.
[25].- Ver Las Estructuras Elementales de Parentesco de Claude Lévi-Strauss. Barcelona 1996; Paidos. Título Original: Les Structures Élementaires de la Parenté. París - La Haya; Mouton & Co. Revisar también de Raúl Prada Alcoreza Ontología de lo Imaginario. La Paz 1997; Mythos.
[26].- Ver de Claude Lévi-Strauss Las Estructuras Elementales de Parentesco.
[27].- Valor inmanente al circuito de donaciones.
[28].- “Son bien conocidas las conclusiones del admirable Essai sur le don. En este estudio, hoy clásico, Mauss se propuso mostrar, en primer lugar, que en las sociedades primitivas el intercambio se presenta no tanto en forma de transacciones como de donaciones recíprocas; luego, que estas donaciones recíprocas ocupan un lugar mucho más importante en estas sociedades que en la nuestra; por fin, que esta forma primitiva de los intercambios no sólo tiene esencialmente un carácter económico, sino que nos pone en presencia de lo que con acierto denomina “un hecho social total”, vale decir, dotado de una significación a la vez social y religiosa, mágica y económica, utilitaria y sentimental, jurídica y moral”. Claude Lévi-Strauss; ob. cit.
[29].- “Afirmamos, en efecto, que la prohibición del incesto y la exogamia constituyen reglas substancialmente idénticas y que difieren entre sí sólo por un carácter secundario: la reciprocidad, presente en ambos casos, sólo es inorgánica en el primero, mientras que está organizada en el segundo”. Claude Lévi-Strauss; ob. cit., pág. 102.
[30].- Ibídem., pág. 103.
[31].- “Esta expresión - la organización dualista - define un sistema en el que los miembros de la comunidad - tribu o aldea - se reparen en dos divisiones, las cuales mantienen entre sí relaciones complejas que van desde la hostilidad declarada hasta una intimidad muy estrecha y donde, en general se encuentran asociadas diversas formas de rivalidad y de cooperación”. Ibídem; pág. 109.
[32].- Ibídem.; pág. 113.
[33].- Ibídem.; pág. 116.
[34] Ver de Raúl Prada Alcoreza Territorialidad. La Paz 1996; Mythos.
[35].- “Salvo en casos excepcionales, no fueron incluidos en el Censo Indígena los centros poblados urbanos de 2000 y más habitantes. No obstante, el Censo Nacional de 1992, en base a la información sobre idiomas, proporciona datos de la población de 6 años y más en dichas localidades del área, que habla Guaraní u otros Idiomas nativos no altiplánicos. Ajustando esta cifra a través de coeficientes determinados mediante:
- la proporción de menores de 6 años
- el porcentaje promedio de pérdida del idioma indígena
- la omisión del Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) del 92 en el área,
se obtienen las estimaciones globales contenidas en el siguiente cuadro”:
POBLACIÓN INDÍGENA ESTIMADA, CENSADA Y OMITIDA SEGÚN REGIÓN
REGIÓN |
POBLACION INDIGENA |
||
|
ESTIMADA |
CENSADA |
OMITIDA |
|
|
|
|
TOTAL |
198,746 |
160,546 |
38,200 |
|
|
|
|
Oriente |
85,988 |
58,988 |
27,000 |
Chaco |
40,697 |
38,197 |
2,500 |
Amazonia |
72,061 |
63,361 |
8,700 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia; pág. 15.
[36] .- En relación a la segunda publicación correspondiente al censo indígena en cuestión de 1994, tenemos variaciones importantes en cuanto al manejo de los totales ; aunque se mantiene el horizonte de 160,546 personas censadas, a esta cifra se restan 10,063 personas que no cuentan con datos suficientes, 4,556 personas censadas en el Parque Isiboro-Securé y 836 personas clasificadas como quechuas, aymaras, blancos y mestizos. Como se puede ver, si bien la segunda publicación ha desarrollado un nuevo procesamiento de datos salvando los problemas de la anterior publicación, relacionados a los distintos totales manejados, ha llegado a un total que excluye a los habitantes del Parque Isiboro-Securé, con lo que no se puede decir que contamos con un global completo. Aunque esta no es la única razón de no contar con un global completo, pues no se puede garantizar que se ha enumerado a toda la población indígena rural, es decir, no se puede afirmar que se realizó un censo, pues no se barrio completamente con la geografía involucrada, no se implementaron todos los mecanismos que garantizan el funcionamiento adecuado de un censo. Por esta razón, así como en el caso anterior, en relación a la primera publicación mencionada, podemos afirmar que, en este caso, en relación a la segunda publicación, a pesar de las correcciones logradas, el Primer Censo Indígena Rural sigue siendo una gran muestra y no un censo. Por otra parte tampoco puede considerarse un censo puesto que no se tuvo en cuenta la migración ; ¿cómo se puede asegurar que se cuantificó a toda la población nativa del Oriente, Chaco y la Amazonia si sólo se censaron a 1833 asentamientos ?, ¿y el resto de los asentamientos de las provincias y departamentos? Se supone que al resto de los asentamientos migran pobladores indígenas de los pueblos nativos en consideración. Teniendo en cuenta las modificaciones hechas, las proporciones de las poblaciones nativas según región sufren modificaciones : el 38.5% se distribuye en la Amazonia, el 37.8% en el Oriente y el 23.7% en el Chaco. Las mayores diferencias se encuentran en el Oriente y en la Amazonia, siendo notablemente menor en el Chaco. En relación a los problemas metodológicos que nos plantean las dos publicaciones, debemos tomas una posición. Pariendo de la hipótesis de trabajo que orienta la presente investigación, que supone una subvaloración de las poblaciones nativas, tanto en el censo de 1992, como en el de 1994, vamos a considerar las cifras más altas con el objeto del análisis comparativo de las poblaciones nativas según región.
[37] .- Entre la primera publicación y la segunda hay una diferencia de 2194 chiquitanos ; es probable que se trate de los que no cuentan con datos suficientes, sin embargo, esto no quiere decir que dejen de ser chiquitanos por este motivo, más aún cuando han sido de todas maneras censados.
[38] .- En este caso hay una diferencia de 2739 guaraníes entre la fuente del INE y la fuente del SNISPI-SAE.
[39].- El Censo Indígena considera como Moxeños a Trinitarios, Ignacianos, Javerianos, pero no a los Loretanos, comprendidos como pueblo aparte; sin embargo, los Loretanos también son Moxeños. Hay problemas con las clasificaciones étnicas del Censo Indígena, no es el único caso el de los Moxeños; algo parecido ocurre con los Ese-Ejja, pues se clasifica a los Chama aparte, siendo ellos también Ese-Ejja. Chama llaman los criollos y mestizos a los Ese-Ejja, Chama dicen los Ese-Ejjas para negar algo; esta es la razón por las que son nombrados como Chama. Por otra parte, el Censo Indígena sólo ha cuantificado a los Ese-Ejja que habitan Portachuelo (Alto, Centro y Bajo), obviando a otros Ese-Ejjas que viven fuera de este asentamiento, que fue organizado por el Instituto Lingüístico de Verano. No se olvide que la territorialidad Ese-Ejja abarcaba desde el Bala hasta el Río Madre de Dios. La diferencia entre la fuente del INE y la fuente del SNISPI-SAE en este caso llega a los 3285 moxeños. En este caso la diferencia no solamente se explica por los que no cuentan con suficientes datos, sino por la exclusión de los nativos del Parque Isiboro-Securé, además de los que no son propiamente nativos de la Amazonia, Chaco y Oriente.
[40] .- En este caso la diferencia es de 87 guarayos.
[41] .- En lo que respecta a los movimas hay una diferencia de 96 personas entre ambas fuentes.
[42].- Se debería escribir Tzimane. En este caso la diferencia entre las fuentes es pequeña, de dos personas.
[43] .- En el caso de los itonamas la diferencia entre las fuentes es de 134 personas.
[44] .- En el caso de los tacanas la diferencia entre las fuentes es de 77 personas.
[45] .- En el caso de los reyesanos la diferencia es de 78 personas.
[46] .- En lo que respecta a los yuracarés la diferencia entre las fuentes es notoriamente mayor, de 1203 personas.
[47] .- En cuanto a los juaquinianos la diferencia sólo es de 3 personas.
[48] .- En lo que respecta a los weenhayek la diferencia es de 27 personas.
[49] .- En lo que concierne a los cavineños la diferencia es de 26 personas.
[50] .- En lo que respecta a los mosetenes la diferencia arrojada por las fuentes es de 14 personas.
[51].- Ya hemos mencionado el caso de los loretanos, quienes son considerados aparte por el Censo Indígena, siendo, en realidad, moxeños. En este caso la diferencia entre las fuentes también es chica, de 2 personas.
[52] .- El nombre de “chama” es un nombre usado por los criollos para designar a los ese-ejja ; en ese-ejja “chama” quiere decir “no”.
[53].- Llama la atención las diferencias demográficas encontradas si comparamos la encuesta muestral de 1990, realizada con apoyo de las organizaciones nativas y auspiciada por Naciones Unidas, y el Censo Indígena; por ejemplo los Ayoreos son cuantificados por el Censo Indígena en el orden de 946 habitantes, en tanto que la encuesta mencionada lo hace en el orden de 2796 habitantes. Estas diferencias son más marcadas si consideramos que la encuesta se realiza en 1989 y sus resultados terminan de procesarse en 1990, en cambio el Censo Indígena corresponde a 1994-1995. Ver cuadro.
[54].- No vamos a considerar a los Lecos como el pueblo nativo de menos habitantes, unos 9, como constan el en Censo Indígena, pues el mismo censo deja claro que no se incluye a los Lecos de Uyapi, del Cantón Teoponte, en la provincia de Larecaja; en total se estiman unos 230 Lecos.
[55].- Claro que en este caso es necesario hablar de naciones, particularmente de la Nación Aymara y de la Nación Quechua.
[56].- Sin embargo, hay que excluir de esta generalización a los Moxeños anteriores a la llegada de los misioneros, hablamos de los Moxeños ligados a la Civilización de los Camellones, de los que no se tiene una información adecuada. Estos Moxeños llegaron a concentrar una población de importancia, correlativa a las grandes civilizaciones sedentarias y agrícolas.
[57].- La tasa global de fecundidad estimada para los pueblos nativos de la Amazonia, por la Encuesta Socioeconómica y Etnodemográfica de 1989-1990, fue de 7.5 hijos por mujer. Este indicador se explica por la gran variabilidad de las tasas de fecundidad, siendo la mas baja la correspondiente al grupo Pacahuara, que en realidad es una familia de 14 miembros, ésta tasa llegó a los 4 hijos por mujer; la tasa de fecundidad más alta correspondió a la población de mujeres Trinitaria, que fue del orden de 9.5 hijos por mujer. La primera tasa se explica por las distorsiones de cálculo que derivan al tratarse de una población tan chica, como de una familia, la segunda tasa se obtuvo de una población, estimada entonces en 23200 habitantes.
[58].- El Censo Indígena menciona a otros, pero extrañamente cuando especifica a los otros menciona a pueblos nativos que no corresponden al área oriental, sino al área de la Amazonia; por ejemplo, menciona a los Moxeños, Movimas, Chimanes, Yuracaré, More, Itenez, Itonama, Reyesano, Sirionó, Yuqui y Chácobo; ¿Es que supone una gran movilidad espacial étnica? Esta no está comprobada en lo que respecta al presente. Parece ser más una equivocación. También incluye, en estos otros a los Weenhayek, a los Cavicho y a los Chamas, fuera de señalar a los mestizos y blancos, a los Quechuas y Aymaras.
[59] .- La diferencia entre las fuentes del INE y las de SNISPI - SAE, en lo que respecta a la región del Oriente, es de 2145 personas.
[60] .- “Salvo en casos excepcionales, no fueron incluidos en el Censo Indígena los centros poblados urbanos de 2000 y más habitantes. No obstante, el Censo Nacional de 1992, en base a la información sobre idiomas, proporciona datos de la población de 6 años y más en dichas localidades del área, que habla Guaraní u otros Idiomas nativos no altiplánicos. Ajustando esta cifra a través de coeficientes determinados mediante:
- la proporción de menores de 6 años
- el porcentaje promedio de pérdida del idioma indígena
- la omisión del Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) del 92 en el área,
se obtienen las estimaciones globales contenidas en el siguiente cuadro”:
POBLACIÓN INDÍGENA ESTIMADA, CENSADA Y OMITIDA SEGÚN REGIÓN
REGIÓN |
POBLACION INDIGENA |
||
|
ESTIMADA |
CENSADA |
OMITIDA |
|
|
|
|
TOTAL |
198,746 |
160,546 |
38,200 |
|
|
|
|
Oriente |
85,988 |
58,988 |
27,000 |
Chaco |
40,697 |
38,197 |
2,500 |
Amazonia |
72,061 |
63,361 |
8,700 |
FUENTE: INE; Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia; pág. 15.
[61] .- Aquí también aparecen las diferencias entre las fuentes del INE y las del SNISPA - SAE ; los datos son mayores en la fuente del INE y menores en la fuente del SNISPA - SAE : las diferencias son de 60 asentamientos, de 54 viviendas aisladas y de 293 en asentamientos comunales. Es posible que en este caso se tenga que restar 5 asentamientos sindicalizados, 7 colonias, 1 centro poblado. Por otro lado tenemos 18 ranchos y 255 haciendas. Ver los resultados del Primer Censo Indígena Rural de Tierras Bajas 1994.
[62] .- En el Chaco la diferencia entre las fuentes llega a 2551 personas.
[63] .- “En el cuadro siguiente se presentan las localidades urbanas no incluidas en el Censo Indígena:
LOCALIDAD |
PROVINCIA |
DEPARTAMENTO |
|
|
|
Monteagudo |
Hernando Siles |
Chuquisaca |
Muyupampa |
Luis Calvo |
Chuquisaca |
Yacuiba |
Gran Chaco |
Tarija |
San José de Pocitos |
Gran Chaco |
Tarija |
Camiri |
Cordillera |
Santa Cruz |
El Censo Nacional de 1992, en base a la información sobre idiomas, permite situar en estas localidades al menos un total de 1,869 personas de 6 años y más, que hablan Guaraní u otros idiomas nativos no altiplánicos. Ajustando esta cifra a través de coeficientes determinados mediante:
- la proporción de menores de 6 años
- el porcentaje promedio de pérdida del idioma indígena
- la omisión censal en el área,
se obtiene un total de aproximadamente 2,500 personas, lo que constituye un límite inferior razonable para la estimación”. Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia; Chaco, pág. 17.
[64] .- En lo que concierne a los asentamientos del Chaco las diferencias de las fuentes son notorias : 66 en el total de los asentamientos, 61 en viviendas aisladas y 108 en asentamientos grupales, aunque aquí habría que descontar 4 asentamientos de barrio. Por otra parte se distinguen 5 ranchos y 94 estancias, propiedades y haciendas. Ver Primer Censo Indígena Rural, Bolivia 1994.
[65].- Como hemos dicho, haciendo aclaraciones a las clasificaciones étnicas, el pueblo Loretano forma parte del Pueblo Moxeño.
[66] .- En lo que respecta a la Amazonia la diferencia de fuentes arroja una alta cifra de 5367 personas ; cosa que se explica en parte por los nativos del Parque Isiboro-Securé no incluidos en la publicación del Primer Censo Indígena Rural, Bolivia 1994.
[67].- “En el cuadro siguiente se presentan las localidades urbanas de la región no incluidas en el Censo Indígena:
LOCALIDAD |
PROVINCIA |
DEPARTAMENTO |
|
|
|
Sacaba, Colomi |
Chapare |
Cochabamba |
Chimoré, Ivirgarzama |
Carrasco |
Cochabamba |
Trinidad |
Cercado |
Beni |
Riberalta, Guayaramerín |
Vaca Diez |
Beni |
Reyes, Rurrenabaque, San Borja, S.R. de Yacuma |
G.J. Ballivian |
Beni |
Santa Ana |
Yacuma |
Beni |
San Ignacio |
Moxos |
Beni |
San Joaquín |
Mamoré |
Beni |
Magdalena |
Itenez |
Beni |
Cobija |
Nicolás Suárez |
Pando |
El Censo Nacional de 1992, en base a la información sobre idiomas, permite situar en estas localidades al menos un total de 2,567 personas de 6 años y más, que hablan Guaraní u otros idiomas nativos no altiplánicos. Ajustando esta cifra a través de coeficientes determinados mediante:
- la proporción de menores de 6 años
- el porcentaje promedio de pérdida del idioma indígena
- la omisión censal en el área,
se obtiene un total de aproximadamente 8,700 personas, lo que constituye un límite inferior razonable para la estimación”. Censo Indígena del Oriente, Chaco y Amazonia; Amazonia, pág. 15.
[68] .- En lo que respecta a los asentamientos, en la Amazonia las diferencias entre las fuentes son altas : en el total 177 asentamientos, 137 viviendas aisladas y 112 en comunidades, aunque aquí habría que descontar 1 asentamiento sindicalizado y 2 centros poblados. Por otra parte tenemos 1 rancho y 61 estancias y haciendas en el distinguidos Primer Censo Rural Indígena de Tierras Bajas, Bolivia 1994.
[69] .- Estos datos se calcularon sobre la base del 43 por ciento de los asentamientos que cuentan con información adecuada.
[70] .- El 28 no respondió. Estos datos son obtenidos en base a la información que brinda el Primer Censo Indígena Rural, Bolivia 1994. Fuente SNISPE - SAE. Ya hicimos notar que esta fuente brinda estadísticas con datos menores a la fuente del INE. Ahora bien, los asentamientos que cuentan con información son solamente 209, es decir, el 48% del total de asentamientos brindados por el Primer Censo Indígena Rural.
[71].- En la publicación del Censo Indígena (INE 1994-1995), correspondiente a la Amazonia, en lo que respecta a las principales tabulaciones obtenidas del cuestionario CI.2, en lo que respecta a las características particulares de los asentamientos falta el informe de un asentamiento; el cuál tendría, según nuestros cálculos, las siguientes características: Asentamiento Faltante: Una vivienda, en la que viven ocho personas, de las cuales 5 son hombres y tres son mujeres.
[72] .- El cálculo de la varianza, para medir la variación de los comportamientos demográficos de los asentamientos, respecto al promedio, se efectúo sobre la base de una selección de la información dada por el Censo Indígena 1994-1995 en lo que respecta a los asentamientos, además de contar con una redistribución de los pueblos nativos de la Amazonia, evitando fraccionar algún pueblo nativo, como el Guarayo. A los guarayos se los consideró pueblo nativo del Oriente. Por otra parte, por razones de calculo, se evito mantener problemas de numeración que planteaban algunos asentamientos aislados. A continuación presentamos el cuadro construido en base a la información ordenada con la finalidad de obtener indicadores de dispersión :
CUADRO 1
AMAZONIA 1994-1995
POBLACIÓN, ASENTAMIENTOS, MEDIA Y VARIABILIDAD,
SEGÚN PUEBLOS NATIVOS[72].
|
PUEBLOS NATIVOS |
POBLACIÓN |
ASENTAMIENTOS |
MEDIA |
Coeficiente de Variación % |
|
TOTAL |
54,288 |
465 |
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
Itonama |
4,528 |
27 |
168 |
193 |
2 |
Moxeño |
20,810 |
143 |
146 |
176 |
3 |
Movima |
8,457 |
68 |
124 |
151 |
4 |
Tacana |
5,548 |
53 |
105 |
137 |
5 |
Moseten |
1,213 |
6 |
202 |
106 |
6 |
Yuracaré |
3,228 |
52 |
64 |
81 |
7 |
Cavineño |
1,506 |
21 |
72 |
78 |
8 |
Chimane |
5,552 |
73 |
76 |
72 |
9 |
Reyesano |
3,446 |
22 |
157 |
53 |
FUENTE: INE, Censo Indígena: Oriente Chaco y Amazonia 1994-1995
Observaciones en los datos de los pueblos : Itonama[72], Moxeño[72], Movima[72], Tacana[72], moseten[72], yuracaré[72], cavineño[72], chimane[72], reyesano[72].
[72].- Se han excluido a los Guarayos, debido a que éstos se encuentran distribuidos tanto en la región Amazónica y en la considerada como región oriental, de acuerdo a los criterios del Censo Indígena; también se han obviado del análisis los pueblos nativos con escasos asentamientos, como en el caso de los Chácobos , que cuentan con cuatro asentamientos, de los Ese-ejjas, que cuentan con tres asentamientos, y los Yuqui, que cuenta con 5 asentamientos. Así mismo, los Pacahuara cuentan con un asentamiento en el Puesto Tujere, lo Araona lo mismo con un asentamiento en Puesto Araona, así mismo los Baure en Puesto Escondido, los Canichana en San Pedro Nuevo, los Cayubaba en Exaltación, los Juaquinianos en San Joaquín, los Machineri en San Miguel, los More en Monte Azul, los Sirionó en El Iviato y los yaminahuas en Puerto Yaminahua.
[72].- Comparando los datos globales del Censo Indígena y los relativos a la parte del cuestionario CI.2 notamos diferencias que llaman la atención; en el caso de los itonama, los datos globales nos muestran a 5,205 habitantes, en tanto que la agrupación hecha en relación a la información del cuestionario sobre Características Generales de los Asentamientos nos habla de 4,828 habitantes. ¿Como explicar la diferencia de 677 personas? Una pequeña parte se explica con los habitantes de las viviendas aisladas de los asentamientos, pero no la otra parte. Al respecto tenemos la siguiente hipótesis: Hay cierta incompatibilidad entre los datos del cuestionario y los datos globales del Censo Indígena.
[72].- Teniendo en cuenta el cuestionario CI.2, agrupando los asentamientos según declaración del idioma, contamos con que el Pueblo nativo Moxeño, al que se le aditamento los Loretanos, por ser estos también Moxeños, aglomera unos 20810 habitantes; sin embargo la cuantificación global de la Publicación relativa al Censo Indígena tan sólo llega a los 19589 habitantes. ¿ De donde se han obtenido los 1221 habitantes? 46 corresponden a los Loretanos declarados, pero los 1175 restantes son los que se encuentran según declaración del idioma en el cuestionario CI.2; esto hace 20764 habitantes. ¿Por qué esta diferencia entre los globales presentados por el Censo Indígena y el cuestionario relativo a las características generales de los asentamientos? Una pequeña parte corresponde a las viviendas aisladas de los asentamientos, pero esta pequeña parte no explica la cifra mencionada. Hay problemas de transcripción de información y de cálculo en la publicación del Censo Indígena.
[72].- En el caso de los Movima aparece una diferencia de 2001 habitantes, esta vez en desmedro de los datos globales del Censo Indígena. ¿Por qué sobran Movimas del cuestionario en relación a los datos globales?
[72].- En el caso de los Tacana sobran 413 habitantes en relación a los datos globales del Censo.
[72].- En el caso de los Moseten aparece una diferencia de 22 habitantes, esta vez en detrimento de los datos globales del Censo Indígena. ¿Por qué sobran y no faltan, como en los otros casos?
[72].- En el caso de los Yuracaré sobran 7 personas en el cuestionario en relación a los datos globales del Censo Indígena.
[72].- En el caso de los Cavineños la cuantificación relativa al Cuestionario CI.2 arroja un total de 1506 habitantes de los asentamientos que declararon el idioma, sin contar a los asentamientos que quedaron sin especificar el idioma, pero en los datos globales del Censo Indígena aparece la cifra de 1742 habitantes; ¿Donde se encuentran las 236 personas que le faltan al cuestionario relativo a las Características Generales de los Asentamientos? ¿En las viviendas aisladas? Una pequeña parte. ¿Y la otra parte? Creemos que hay errores de transcripción, configuración de la información y cálculo en la publicación del Censo Indígena.
[72].- Lo mismo en el caso de los Chimanes aparece una diferencia de 401 habitantes en desmedro del cuestionario CI.2
[72].- En el caso de los Reyesanos se nota una diferencia de 738 habitantes en detrimento del cuestionario sobre las Características Generales de los Asentamientos.
[73].- Se han considerado los asentamientos que han declarado hablar el idioma, dejando de lado los asentamientos sin especificación al respecto, que en la mayoría de los casos son estancias. Hablamos de 58 asentamientos donde no se tiene especificación respecto al idioma; entonces de los 556 asentamientos, excluimos para los fines del análisis estos 58 más uno del que no se tiene información en el cuestionario CI.2, con lo que nos quedamos con 497 asentamientos para el análisis de la diferencia y la variabilidad demográfica.
[74].- El problema del Censo Indígena es que maneja distintas cifras topes para dimensionar al total de la población en cuestión.
[75].- “La mayoría de los indicadores están calculados en función de la población con información en prácticamente todas las variables, cuyo total alcanza a 62908 personas. Existe un subconjunto de 453 personas de las que sólo se dispone de los datos sobre sexo y grupo étnico, en razón de encontrarse temporalmente ausentes en el momento del relevamiento”. Censo Indígena 1994-1995. La Paz; INE.
[76].- A excepción del grupo de edades 95-99, los demás grupos de edades arrojan un índice de masculinidad donde sobre salen los hombres; incluso en el quinquenio anterior ( 90-94) el índice de masculinidad alcanza el orden de 375 hombres por cada 100 mujeres.
[77] .- Este resultado se obtuvo sobre la base del 60% de los asentamientos que cuentan con información adecuada.
[78] .- Téngase en cuenta que estos datos se calcularon sobre la base de 66% de los asentamientos que cuentan con información adecuada.
[79].- Antes se los consideraba nómadas, sin embargo, en esta apreciación se arrastra un error; no hay poblaciones absolutamente nómadas o absolutamente sedentarias, las poblaciones reales se mueven entre distintos puntos del intervalo definido por el nomadismo puro y el sedentarismo puro. Llamaremos a las poblaciones, caracterizadas por una fuerte cinemática poblacional y un desplazamiento constate territorial, itinerantes.
[80].- Si tomamos en cuenta las declaraciones hechas al Censo Indígena, podemos ver que el idioma nativo más hablado de la Amazonia es el Moxeño, pero éste apenas es practicado por el 13% de la población mayor de 6 años. Le sigue el Chimane, que es hablado por el 8% de la población mayor de 6 años. El Censo Indígena dice que el 94% de la población declara hablar castellano. Sin embargo, en estos porcentajes se expresa un error conceptual; han sido obtenidos poniendo en el numerador a la población étnica específica y en el denominador al total de la población mayor de 6 años; de este modo se obtiene las poblaciones que hablan el idioma porcentualmente más numerosas en relación a un total, pero no el porcentaje de la población nativa específica que habla el idioma en relación a su propio total, es decir, la población étnica específica mayor de 6 años. Para esto es necesario comparar la población que habla el idioma con la población étnica mayor de 6 años, que es lo que se hizo en el texto. Hay que anotar que lo mismo en este caso, estamos ante el manejo de distintos totales; en el cuadro CIP. 24 aparece la cifra de 47425 personas como población mayor de 6 años, en tanto que en el cuadro anterior, CIP. 23 aparece la cifra de 45705 como población mayor de 6 años; una diferencia de 280 personas convierte en incierto todo porcentaje sacado a propósito.
[81].- Hablamos de una tasa global de fecundidad corregida por el método del multiplicador (pi/Fi), construido a partir de la relación del promedios de hijos habidos sobre el promedio de nacimientos por mujer en el año anterior; se usa el multiplicador para ajustar las tasas especificas de fecundidad declaradas. Sin embargo, tenemos que decir que la Tasa Global de Fecundidad, construida a partir de las tasas de fecundidad específicas de fecundidad declaradas, es alta, da 9 hijos por mujer. El multiplicador usado es el (p2/F2). La corrección se efectúa debido a que se supone una subdeclaración de las mujeres, sobre todo a partir de los 35 años.
[82].- Nosotros tenemos como estimación baja esta Tasa Global de Fecundidad, pues según cálculos, por el procedimiento de la relación entre hijos habidos y los hijos nacidos el último año, obtenemos una Tasa Global de Fecundidad de 9 hijos por mujer como hipótesis baja y una de 9.9 hijos por mujer como estimación alta. Mientras que, la tasa Global de Fecundidad declarada es de 7.6 hijos por mujer. Ver cuadro.
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Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.
Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.
Contenidos:
Modulo I
Perfiles de la episteme moderna
1.- Esquematismos dualistas
2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista
3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico
4.- Esquematismo ideológico
Modulo II
Perfiles de la episteme compleja
1.- Teórias de sistemas
2.- Sistemas autopoieticos
3.- Teorías nómadas
4.- Versiones de la teoria de la complejidad
Modulo III
Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad
1.- Contra-poderes y contragenealogias
2.- Composiciones complejas singulares
3.- Simultaneidad dinámica integral
4.- Acontecimiento complejo
Modulo IV
Singularidades eco-sociales
1.- Devenir de mallas institucionales concretas
2.- Flujos sociales y espesores institucionales
3.- Voluntad de nada y decadencia
4.- Subversión de la potencia social
Temporalidad: Cuatro meses.
Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.
Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.
Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.
Leer más: https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/estudios-del-presente/
Inscripciones: A través de la dirección:
Pluriversidad Oikologías
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Teléfono: 591-69745300
Costo: 400 U$ (dólares).
Depósito:
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