Humildad de saber devenido

Sebastiano Monada

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¿Dónde se encuentra el secreto?

Enigmático e indescifrable como aforismo abierto

A interpretaciones distintas y válidas

Siendo cada una fragmento de poema sublime

¿Cuál es la clave de invención de la vida?

Si no está en los discursos, ni en las teorías

Ostentando conocimientos acabados

No está en poses ni en pretensiones

Pavoneándose orgullosas en salones alumbrados

Sino en actitud conectora con múltiples planos intensos

De universos concurrentes en bailes de colores

¿Es acaso la humildad y el asombro ante maravillosa poiesis vital?

Que nos contiene en inmensa esfera de varias dimensiones

Envuelta en cada célula de nuestro cuerpo

En cada átomo de nuestra carne 

¿Es acaso el comprender que formamos parte

De invenciones de asociaciones enlazadas?

Como mezcla de nichos ecológicos fecundas matrices terrenales

Donde plantas y árboles concurren en asambleas verdeantes

Y composiciones combinadas como paisajes versátiles

De plurales maneras del tejer artesano

Usando hilos de cabellos soñados

Por combatientes heridos en batallas perdidas de antemano

O ganadas en repentinas contiendas inesperadas

Somos una de esas invenciones cambiantes

Viajeras ondulantes en inconmensurable meditación de materias

Complementadas en sus contrastes paradójicos

O se trata de arronjarse en aventura heroica arriesgando pellejo

Jugando al azar en espesores de necesidad

O jugando a la necesidad en múltiples planos del azar  

Sin esperar resultados de cálculos y proyecciones estimadas

Mejor apegarse a percepción corporal

Como cuando nos cobijamos en brazos de la amada

Ternura cantante de metáforas melódicas

Memoria ancestral de inaugurales percepciones

Donde emerge intuición inminente

Como mirada global vislumbrando acontecimiento

Completo entrañando otros advenimientos mutilados

Capturando estructura vital de ocasión efímera

Capturando integralidad instantánea de momento cósmico

Mientras los acontecimientos pasan como estaciones atiborradas

De multitudes pugnando como caravanas itinerantes

Peregrinas llegadas a tierra sagrada

Pero disputan enloquecidas y desesperadas

Por subirse al ferrocarril exhausto del crepúsculo incendiado

Mejor hacer caso a los afectos, intérpretes sensibles del mundo

Amar los momentos habitados por sensaciones pasajeras

Como pulsaciones brillantes de luciérnagas nocturnas

Entregarse en instante a ocasión realizada como única

Huella digital irrepetible en infinitas formas de vida

Sin reanudarse en mutante tejido migrante

Mejor no pronunciar verdades que no son sino figuras fugases

Desintegrándose en pedazos al otro instante

Sin dejar de evocar fogosamente versos intensos

Que abren corazones de galaxias y astros

Mejor comunicarse con seres plurales del cosmos

Conversar en apacible víspera pensativa

Sobre experiencias vividas por innumerables trayectorias

Como corrientes de aire o de mares inquietos

Vibrando como musicales distancias elásticas

Convertidas en tramas, en narraciones y cuentos

No pretender nada sino vivir eternamente el instante

Con maravillado asombro de niño curioso o niña maga

Crear de todo como la propia vida crea la vida

En espontanea dulzura estética