Armonización y sincronización

20.11.2016 09:39

Armonización y sincronización

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

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Comenzaremos con una crítica de la teoría de la sincronicidad de Carl Gustav Jung; compartida por Wolfgang Ernst Pauli[1]. También evaluaremos las teorías que suponen la sincronía, la sincronización y la sincronicidad, considerando, entre ellas a la teoría sintérgíca; estas teorías sitúan a la emoción en la matriz de las dinámicas de la complejidad, que, en este caso, llamamos universo o pluriverso[2]. Jung y Pauli sitúan a la condición de posibilidad psíquica como matriz o referente primordial de la sincronicidad.  El problema de la primera teoría aludida, es que sitúa lo psíquico circunscrito en el humano; el referente psíquico es la experiencia y la condición psíquica humana; en otras palabras, no abandonan la centralidad antropocéntrica del todo. El otro problema de esta teoría es que se considera lo psíquico como si fuese otra dimensión, distinta a las que contiene el tejido espacio-tiempo. Esta es quizás la tesis más débil de la teoría. Por otra parte, respecto a las teorías complejas de la emoción, hay como una inclinación a considerar la emoción, es decir, la sensibilidad, tomando como referencia cardinal a la emotividad humana. Aunque también se ventilan tendencias que tienden a descentrarse de este antropocentrismo, desplazándose hacia la comprensión de la emotividad no-humana, no terminan de zafarse del arquetipo humano sensible[3]. Además, en este caso, no se termina de explicar qué es la emoción respecto al tejido espacio tiempo; ¿una fuerza inmanente o una fuerza trascendente? ¿O ambas? ¿Una fuerza fundamental o un producto de las fuerzas fundamentales del universo?

 

Sin desconocer los aportes y avances de las investigaciones de ambas teorías de la complejidad, en lo que respecta a la comprensión de la complejidad sincrónica y dinámica del universo y de la vida, es indispensable señalar los problemas que plantean las mismas; obviamente desde la lectura de nuestra perspectiva. Al respecto, citaremos algunos enunciados que caracterizan nuestro punto de vista. En Cuerdas compositoras del multiverso escribimos:    

 

En lo que comúnmente llamamos universo, parece que todo, en sus distintas escalas y en conjunto, tiende a la sincronización inmediata. Se trata de la simultaneidad dinámica integral. Nada se zafa de esta coincidencia en el mismo tiempo, rescatando la etimología de la palabra sincronía. No podría ocurrir un desfase, por así decirlo, una a-sincronía, pues, si ocurriera esto, el universo dejaría de existir. La existencia es esta sincronización integral, en las distintas escalas, que componen el universo[4].  

 

Si bien no estamos de acuerdo, ni compartimos, con la antigua creencia de que el destino está inscrito en el firmamento; sin embargo, hay una analogía con este mito, guardando todas las diferencias conceptuales. La sincronización múltiple, plural, simultánea, en las distintas escalas, concurre independientemente de los imaginarios, las “ideologías”, las mitologías, las representaciones, de toda clase, incluyendo a las ciencias. Esta sincronización integral no es que ya lo tiene escrito todo, el destino en la configuración astral, sino que al generar engramas, engranajes múltiples, por así decirlo, en todas las escalas y entre ellas, sitúa los desenlaces, para decirlo en términos literarios, como parte del funcionamiento complejo de la simultaneidad dinámica integral del tejido del espacio-tiempo.  Como dicen los físicos relativistas y cuánticos, no es que algo se mueve o somos nosotros los que nos movemos, sino es el tejido del espacio-tiempo el que se mueve.

 

Esto no tiene nada que ver con ningún determinismo místico, mitológico, astral; tampoco con un determinismo mecánico, se interprete como se lo interprete. Por lo tanto, no tiene nada que ver con el concepto y figura del destino; tampoco con el concepto mecánico de determinación. Estas son, en parte, herencias de los paradigmas deterministas mágicos antiguos; por otra parte, herencia de los determinismos mecánicos de la episteme moderna. No hay nada de esto en la concepción compleja de sincronización integral. La idea compleja de sincronización implica que todo lo que ocurre, en cualquier lugar del universo, considerando sus distintas escalas, tiende a la sincronización inmediata. No se pierde la voluntad, el deseo, la potencia, si se quiere, el “libre albedrío”, sino que cuando estas disposiciones y actividades intervienen, ocasionan nuevas sincronizaciones, en la complejidad integral.

 

No podemos considerar los impactos, los alcances, las incidencias, de las distintas alteraciones intervinientes, debido al azar - usando un término que no debe separarse, pues forma parte de la paradoja azar-necesidad -, pues desconocemos estas topologías y sus magnitudes. Empero, podemos sugerir, de una manera parecida, aunque más compleja, a la tesis del efecto mariposa, que todo lo que acontece en cualquier parte del universo, en sus distintas escalas, modifica la sincronización integral.

 

Así como se ha dado un antropocentrismo exaltado, convirtiendo al hombre en el centro y fin del universo; también, en contraposición y como crítica a la versión mítica del ser humano, se ha dado, simétricamente, una especie de antropo-cidio, convirtiendo al ser humano en una nada. Quizás el enunciado más contundente, al respecto, es el de Friedrich Nietzsche, cuando enuncia que el hombre habita en un planeta perdido, en un rincón oscuro de la Vía Láctea, que cuando desaparezca, no dejara ni huella ni recuerdo en el cosmos. Se entiende que esta apreciación responde críticamente a la filosofía humanista, moralista y modernista, que supone el dominio del hombre sobre la naturaleza; pero, no podría sostenerse teóricamente en la comprensión de la complejidad integral del pluriverso. Las magnitudes concebidas desde lo más pequeño hasta lo más grande; el imaginario lineal del tiempo, pasado, presente futuro; las determinaciones lineales y causalistas, como si fueran ejes fundamentales del universo; no se sostienen en la perspectiva de la complejidad. Lo pequeño no se contrasta con lo grande, como opuestos, sino que, en el supuesto teórico del pluriverso de, por lo menos, once dimensiones, no podemos afirmar qué es pequeño y qué es grande. En la simultaneidad dinámica del espacio-tiempo, no hay tiempo absoluto, tampoco espacio absoluto; por lo tanto, desde esta perspectiva, no se puede sostener la tesis unilineal de pasado, presente y futuro. En la sincronización integral del pluriverso, no es sostenible cualquier tesis determinista, pues estamos ante sincronizaciones múltiples y plurales simultaneas. Al respecto, nos arriesgamos a sugerir un enunciado atrevido; empero, paradójico, que es lo que nos parece apropiado: estamos ante el indeterminismo sincrónico.

 

Para decir un corolario, en los márgenes, colateral, no esencial, por lo tanto no-centrista, sino como una apreciación más en el conjunto de la hermenéutica compleja, hay pues responsabilidad de las sociedades humanas; primero, en el planeta; segundo, en el pluriverso. Lo que han hecho, lo que hacen, lo que hagan, incide en los ciclos vitales del planeta; también en las dinámicas complejas del pluriverso, aunque no sabemos cómo ocurre esto, de qué manera, en qué escalas, con qué impacto. Seguramente, en este caso, nada determinante, sino como uno de los efectos entre múltiples e innumerables efectos dados en el pluriverso. En todo caso, como no podemos decir nada al respecto, queda como asignatura pendiente.

 

Nos interesa comprender esto de la sincronización integral. Desde la perspectiva de la complejidad, es indispensable comprender la articulación e integración dinámica de los múltiples planos y espesores de intensidad en los que nos movemos, y en donde nuestras acciones repercuten, tratando de entender los efectos causados. Se trata de la comprensión y entendimiento complejos de la realidad, buscando controlar, hasta donde se pueda, los efectos ocasionados por las acciones y prácticas humanas.

 

Como dijimos en otros escritos[5], esta comprensión y entendimiento complejos depende también de la capacidad comunicativa con los otros seres del planeta, también del pluriverso. El conocimiento complejo, usando todavía esta palabra pretensiosa de conocimiento, no se conforma en base a una relación de dominio sujeto-objeto, ciencia-referente, sino supone la comunicación abierta entre seres coexistentes y convivientes.

 

A estas alturas, debemos hacernos unas preguntas: ¿Para qué comprender y entender las dinámicas de la complejidad, simultanea e integral, que es la realidad, si igualmente se da la sincronización integral?  ¿Para mejorar nuestra participación en el pluriverso? ¿La comprensión y el entendimiento complejos forman parte de las dinámicas de la sincronización integral? Como se podrá ver, hemos descartado preguntas, relativas a la epistemología moderna, que se preguntan por el valor y el alcance del conocimiento. Para el pensamiento complejo, como ya lo dijimos, no tiene sentido proponerse el conocimiento por el conocimiento mismo, puesto que lo que se conoce es provisional y es solamente instrumento de sobrevivencia y potenciamiento de la vida[6]. En la arqueología de la episteme compleja - usando como metáfora el concepto configurante de arqueología del saber de Miche Foucault -, en sus inicios, la teoría sistémica autopoiética plantea que los sistemas autopoiéticos se constituyen a partir de sus propias operaciones de clausura, de las relaciones que emergen respecto del entorno, de la complejidad del entorno y de la capacidad de reducción de la complejidad del entorno; ocasionando una mayor complejidad interna. La relación con el entorno es la relación del sistema de referencia con otros sistemas del entorno.  El equilibrio de estas relaciones, por así decirlo, la reducción de la complejidad, es decir, el resolver problemas, dependen de la interpenetración entre sistemas; cuando y donde un sistema presta su complejidad al otro sistema para ser interpretado. En las teorías de sistemas autopoiéticos, se concebía la idea de la evolución sistémica. Los sistemas autopoiéticos, que tienen como referente metafórico los organismos vivos, son capaces de evolución, debido a su capacidad de transformarse, resolviendo problemas, reduciendo la complejidad, creando más complejidad interna. Como se puede ver, ya, desde sus comienzos, las teorías de la complejidad, abordan el conocimiento no como un fin, sino como mecanismo, por así decirlo, parte de la dinámica evolutiva de los sistemas autopoiéticos[7].

 

Respondiendo a las preguntas que hemos hecho, podemos decir que la comprensión y el entendimiento complejos forman parte de las sincronizaciones dadas en la sincronización integral. Lo mismo vale para formas de conocimiento no complejos, como los dados en la episteme moderna; no podría ser de otra manera. La comprensión y el entendimiento complejos al situarse en la percepción de la complejidad, y no como en la episteme moderna, que reduce la complejidad a esquemas operables, logra mejores orientaciones para actuar e incidir en la realidad. La racionalidad instrumental moderna logró, en principio, eficacia, con conocimientos operativos y teóricos, reducidos al esquematismo; sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando se tuvo que ver cara a cara con la complejidad de la realidad. Es cuando, al afincarse en sus conocimientos como verdades, terminó desorientándose, derivando en la ineficacia generalizada; sobre todo, en efectos no controlables en el planeta. El pensamiento complejo corresponde a las dinámicas de la complejidad integral misma.

 

Por otra parte, desde la perspectiva de la complejidad; sobre todo, en este caso, lo que hemos llamado política de la complejidad, se trata de liberar la potencia creadora de la vida, de potenciar la vida; en este sentido, se trata de mejorar nuestra participación en el pluriverso. Se trata de controlar los efectos desencadenados por las acciones y prácticas humanas; de mejorar las comunicaciones entre los seres del pluriverso; sobre todo, del planeta, en principio; de coadyuvar, aunque sea con un granito de arena, en la sincronización integral[8].

 

 

La diferencia de nuestra interpretación de las teorías mencionadas, estriba en el descentramiento del referente antropomórfico, además de no considerar a lo psíquico como otra dimensión distinta a las habidas en el tejido espacio-tiempo. Así como, si bien se comparte que lo que hay en el ser humano ya lo hay en el pluriverso, abarcando sus distintas escalas, incluyendo el pensamiento y la emotividad, la sensibilidad y el afecto, inherentes al pluriverso; tampoco tienen como referente primordial la sensibilidad y el afecto humanos. Es más, el mismo ser humano tiene que ser descifrado e interpretado desde las composiciones y combinaciones de la complejidad dinámica, simultánea e integral del pluriverso, en sus distintas escalas. No al revés, que corresponde al enfoque antropomórfico.

 

La crítica de la que partimos no excluye, de ninguna manera, la incorporación de los aportes y avances de las teorías citadas; lo que hacemos es identificar tópicos problemáticos, además de señalar las tesis que no compartimos. Con estas anotaciones, podemos comenzar reflexiones y aproximaciones, recurriendo a hipótesis interpretativas especulativas, en torno a los ámbitos temáticos que abrieron estas teorías, desde la perspectiva de la complejidad.

 

 

 

Simultaneidad dinámica y sincronización integral 

 

1.   Consideremos la posibilidad de campos relativos a la transmisión de información, que, en La explosión de la vida y en Más acá y más allá de la mirada humana[9], supusimos hipotéticamente que pueden corresponder a una fuerza fundamental o composición de fuerzas fundamentales. En estos textos nos referimos a la tesis holista, que se proyecta metafóricamente como holograma, donde cada punto del mismo contiene la información de la totalidad; además concebimos esta información, esta transmisión de información, retención de la misma, fuera de su actualización y selección, como memoria.

 

2.   Ahora bien, de acuerdo a la teoría de las cuerdas, las cuerdas son como las últimas partículas infinitesimales; es más, son como anteriores a las partículas más infinitesimales. Las vibraciones u ondas de las cuerdas son las que dan lugar o componen los cuerpos, las materias, desde sus condiciones más infinitesimales. Las partículas infinitesimales, que corresponden a composiciones de las cuerdas, al asociarse, constituyen a las llamadas fuerzas fundamentales del universo o, mas bien, a los campos de fuerzas fundamentales. Las combinaciones de las composiciones de las fuerzas fundamentales constituyen la armonía y la armonización del universo, en constante devenir.

 

 

3.   La sincronía y la super-sincronía, como propiedad, por así decirlo, atraviesa todas las escalas y dimensiones del universo; desde las composiciones de las cuerdas hasta las composiciones molares, pasando por las composiciones de las partículas infinitesimales, por las combinaciones de composiciones de las fuerzas fundamentales, por las composiciones y combinaciones atómicas, así como las composiciones y combinaciones moleculares.

 

4.   La vida, en sentido biológico, es composición y combinación molecular singular o de las denominadas macromoléculas. La vida, en sentido biológico, supone la sincronización y armonización del universo, en sus distintas escalas. La vida biológica misma, como neguentropía, activa y dinámica, como memoria sensible, es armonización y sincronización, considerando las dinámicas vitales de las múltiples y plurales formas de vida y su integralidad como biodiversidad.

5.   Ahora bien, nuestra interpretación especulativa sugiere un concepto de vida amplio, más acá y más allá de las estructuras de vida biológicas. Dijimos en un enunciado que la materia es vida. Las macromoléculas, que constituyeron la vida, son ya vida, en el sentido amplio. Son capaces de conmensurar la entropía y generar estructuras de neguentropía de vida biológica.

 

6.   Este enunciado se proyecta a todo el acontecimiento de la existencia, es decir, al multiverso, abarcando el universo o pluriverso, que nos toca; comprendiendo a la materia oscura y la materia luminosa, la energía oscura y la energía luminosa. En consecuencia, hay que considerar a la existencia misma como acontecimiento vital, en sentido amplio.

 

 

7.   Si la vida, en sentido biológico, es definida como memoria sensible, se puede proponer la hipótesis interpretativa especulativa de que la vida, en sentido amplio, supone un tipo de memoria o si se quiere de arjé-memoria; así mismo un tipo de sensibilidad o arjé-sensación. En este sentido, retomamos la idea holo-gramática de que cada punto del universo contiene la información del todo del universo. La información contenida no solamente es de recepción, sino, también, de retención y memoria. Esta arjé-memoria supone condiciones de posibilidad existenciales para hacerlo, estructuras singulares para lo que corresponde, dependiendo de lo que se trate en el tejido espacio-tiempo. En La explosión de la vida sugerimos como una condición o estado virtual; en Más acá y más allá de la mirada humana esta sugerencia no fue retomada, al considerar la complejidad de las estructuras que hacen funcionar la memoria y, en este caso, de la arjé-memoria. Sin embargo, se retomó la hipótesis interpretativa especulativa de la vida, en sentido amplio; encontrando, en las dinámicas de la simultaneidad integral del pluriverso, armonizaciones y sincronizaciones constantes, en el constante movimiento del tejido espacio-tiempo, en constante devenir.

 

8.   Este es el momento y el lugar cuando nos conectamos y, a la vez, nos distanciamos de las teorías de sincronicidad y las teorías de la emoción. Nos conectamos pues también sugerimos la participación de una fuerza fundamental o campo de fuerza fundamental, que retiene información, transmite y transfiere información, así como hace de memoria. La teoría de la sincronicidad habla de una condición psíquica primordial; las teorías de la emoción hablan de una condición sincrónica o sintérgíca, que genera la intuición o la sensibilidad inherente a la inteligencia. El problema, como anotamos, es que el referente psíquico se circunscribe a la condición humana, en la teoría de la sincronicidad;  Así como la intuición o sensibilidad inherente se remite prioritariamente a la intuición y emotividad humana, aunque no solo.

 

 

9.   Otra tesis que compartimos es la de la simultaneidad, que se decodifica como coincidencia, correlación, como conexiones o coincidencias significativas, por la teoría de la sincronicidad; que es interpretada como matriz sincrónica primordial por las teorías de la emoción. Nosotros sugerimos el concepto de simultaneidad dinámica.

 

10.       Las teorías mencionadas reducen la sincronización a las relaciones de la complejidad del universo con la psiquis humana, en un caso; a las relaciones de la matriz primordial con la inteligencia humana. Los enfoques se desprenden desde la perspectiva humana; en otras palabras, se trata de abrirse a la realización plena de la condición psíquica humana; así como a abrirse a la realización plena de la condición de la inteligencia humana. Retomando esta tarea que compartimos, nosotros proponemos que para lograr desplazamientos cualitativos, rupturas de apertura epistemológica, respecto a las condiciones de la complejidad integral y dinámica del pluriverso, ya no es posible por el camino del conocimiento, sino de la comunicación con los seres del multiverso. Esto implica que ya no se trata solo de la plenitud humana, sea psíquica o emotiva, sino de armonizaciones y sincronizaciones de las sociedades humanas con el resto de las sociedades orgánicas y las ecologías de la biodiversidad planetaria; así como de armonizaciones y sincronizaciones con los seres del multiverso.

 

11.       Ya no se trata solo del ser humano, sino de las ecologías, en las que está inserto; siendo parte de nichos ecológicos y de entrelazamientos de ciclos vitales. Sino de las topologías que lo atraviesan, correspondientes a los planos y espesores de intensidad del tejido espacio-tiempo.



[2] Ver de Ana Belén López Solano Física cuántica y Emociones ¿Y tú qué piensas? https://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/64865/8/PFP_Lopez_Solano.pdf.

[4] Ver La explosión de la vida; también Más acá y más allá de la mirada humana. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-explosion-de-la-vida/. https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/mas-aca-y-mas-alla-de-la-mirada-humana/.

[7] Ibídem.

 

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Proyecto emancipatorio y libertario de autoformación y autopoiesis

 

 

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Contrapoder y episteme compleja

 


 

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Objetivo del programa:

Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.

 

Metodología:

Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual  colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.

 

Contenidos:

 

Modulo I

Perfiles de la episteme moderna

 

1.- Esquematismos dualistas

2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista

3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico 

4.- Esquematismo ideológico

 

Modulo II

Perfiles de la episteme compleja

 

1.- Teórias de sistemas

2.- Sistemas autopoieticos 

3.- Teorías nómadas

4.- Versiones de la teoria de la complejidad

 

Modulo III

Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad

 

1.- Contra-poderes y contragenealogias 

2.- Composiciones complejas singulares

3.- Simultaneidad dinámica integral

4.- Acontecimiento complejo

 

Modulo IV

Singularidades eco-sociales 

 

1.- Devenir de mallas institucionales concretas

2.- Flujos sociales y espesores institucionales

3.- Voluntad de nada y decadencia

4.- Subversión de la potencia social

 

 

Temporalidad: Cuatro meses.

Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.

Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.

Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.



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