Algunas observaciones críticas a la ecología política

14.03.2017 00:10

Algunas observaciones críticas a la ecología política

 

Raúl Prada Alcoreza

 

 

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La ecología tiene su propia arqueología del saber. Nace como complejidad en el desarrollo mismo de la ciencia de la vida, la biología. También se desprende de la geografía, cuando la mirada, que estudia el espacio terrestre, deja solo de ver un espacio físico; sino que encuentra en este espacio dinámicas de interacciones vitales. La vida deja de ser observada en sus singularidades aisladas, metodológicamente, para ser visualizada en sus dinámicas complementarias, imbricadas y co-dependientes. Cuando la geografía adquiere vida, ya no es espacio inerte o mudo, sino es complejidad de espesores vitales, que hacen a los tejidos espaciales; la complejidad, sinónimo de realidad se hace visible. Desde que Ernst Haeckel la bautizó hasta la ecología compleja de Edgar Morin, la ecología ha abandonado, casi desde un principio, la división del trabajo intelectual de la episteme moderna.  Por eso, se puede decir que es, mas bien, multidisciplinar; quizás la primera de la episteme compleja.

 

Se define a la ecología como la rama de la biología que estudia las interrelaciones de los diferentes seres vivos entre sí y con su entorno; en otras palabras, es la biología de los ecosistemas, según definición de Ramón Margalef. Estudia las interacciones entre los organismos y su ambiente; cómo conforman y configuran estas interacciones  a los nichos ecológicos. Se estudian, en los territorios, las propiedades físicas y químicas, descritas como la integración de factores abióticos locales, como el clima y la geología;  además de los demás organismos, que comparten ese hábitat, denominados factores bióticos. Estudia los ecosistemas, espesores territoriales compuestos de conjuntos de nichos ecológicos; que interactúan dinámicamente, junto con los organismos, las comunidades que integran,  así con los componentes no-vivos de su entorno. Los procesos del ecosistema, como la producción primaria, la pedogénesis, el ciclo de nutrientes, las diversas actividades de construcción del hábitat, regulan el flujo de energía y materia por medio de los ciclos vitales. Los procesos del ecosistema hacen de substrato de los organismos singulares; la distribución imbricada de la variedad de organismos se denomina biodiversidad.

 

La mirada integral de la ecología  comprende la complejidad en su simultaneidad dinámica, articulada e integrada. Una de las hipótesis ejes de su corpus teórico fue la de la evolución. La ecología no solo nace con el desarrollo de la biología y la geografía a la complejidad, sino que, en su camino, articula, se compone y combina, integrándolas, a otras disciplinas como la genética y la etología. Uno de los conceptos estructurantes es el de biodiversidad; este concepto es, a la vez, descriptivo, interpretativo y explicativo de los ciclos ecológicos y sus dinámicas inherentes.

 

La incidencia de la ecología en las prácticas sociales, sobre todo, en lo que respecta a las aplicaciones científicas, ha venido incrementándose. Por ejemplo, en biología de la conservación, manejo de los humedales, manejo de recursos naturales; en la agroecología, la agricultura, la silvicultura, la agroforestería, la pesca. Así como en la planificación de la ciudad, en la ecología urbana; también en la salud comunitaria, del mismo modo en la economía. Incluso en la ciencia básica aplicada; recientemente en la interacción social humana, en la ecología humana.

 

Las sociedades orgánicas, donde se encuentran las sociedades humanas, combinándose y componiéndose con las territorialidades y las dinámicas inherentes en éstos, que abarcan los llamados “recursos naturales”, constituyen los ecosistemas. A los que se los puede considerar como complejidades vitales; entonces vivas, descentradas; ecosistemas que se retroalimentan en ciclos biofísicos. El conjunto de los ecosistemas hacen a la biodiversidad del planeta; regulan los procesos que actúan sobre la vida, bióticos, que actúan sobre los no-vivos, abióticos. La dinámica compleja de los ecosistemas sustenta los ciclos de la vida; producen la biomasa; alimentos, carburantes, fibras y medicamentos; así como los ciclos biogeoquímicos globales; filtración de agua, la formación del suelo, control de la erosión, la protección contra inundaciones[1].

La denominada ecología política es un proyecto ecologista, que busca incidir políticamente en las sociedades modernas. Una de sus características es descartar los modelos productivistas y consumistas,  que son perseguidos tanto por los proyectos liberales como socialistas. Se puede decir que son próximos a la corriente marxista del eco-socialismo. Esta proximidad es aceptada por Andrew Dobson. Se considera que tanto la ecología política como el eco-socialismo tienen raíces comunes; por ejemplo, como el llamado socialismo descentralizado, no burocrático, no autoritario y no productivista; así como tienen como antecedente el socialismo utópico. También se relaciona a la ecología política con las corrientes anarquistas y libertarias.

 

La ecología política enfoca al homo ecologicus, el ser humano concreto, inmerso en su entorno. La ecología política emerge en un periodo cuando las luchas ambientalistas y ecológicas se daban en un contexto de desindustrialización y globalización, que transcurría en la década de los noventa. En el periodo se muestran, por lo menos, preocupaciones por la crisis ecológica, que se va a venir en llamar, “cambio climático”; estas preocupaciones  se llegan a institucionalizar en el Protocolo de Kyoto, en 1997;  también en la Declaración de Río, en 1992, donde se plantea regular el mercado y el medio ambiente.

Algunas tendencias de la ecología política  se expresan como lo hacen Alain Lipietz, André Gorz y Murray Bookchin;  ellos consideran a la ecología política como una crítica del establishment. A diferencia de otras teorías anti-sistema, incorporan como básicas las relaciones entre sociedades humanas y sus hábitats. De manera distinta a estas tendencias críticas, otras se inclinan, mas bien, por la ecología profunda y la espiritualidad.

 

La ecología política propone sustituir el modelo de Estado, basado en el productivismo y el consumismo, por un nuevo modelo de Estado post-industrializado; entendiéndose el post-industrialismo como el fin de éste. La ecología política no se orienta hacia un capitalismo menos agresivo con el medio ambiente, como lo hace el ambientalismo, capitalismo verde, sino que persigue un cambio radical, estructural, de la sociedad[2].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensamiento político verde

 

¿Es sostenible proponer una ecología política desde la perspectiva ecológica, que, mas bien, requiere la comprensión de la totalidad integrada del Oikos y de las formas de vida singulares?   Parece que la propuesta de ecología política corresponde a la episteme de la modernidad, no a la episteme compleja, de la que forma parte la multidisciplina ecología. La ecología como comprensión, entendimiento y conocimiento del Oikos, de su sincronía dinámica de las dinámicas complejas de los ciclos vitales, ecosistemas, nichos ecológicos, formas de vida entrelazadas, propone, en todo caso, conductas y comportamientos que respondan a esta complejidad integral. En pocas palabras, a la reincorporación de las sociedades humanas a los espesores ecológicos de la biodiversidad planetaria. Esto exige también que la razón, mente, pensamiento o como quiera llamársele, se reincorpore a la potencia del cuerpo.

 

Desde la perspectiva del pensamiento complejo, de la que participa la ecología compleja[3], proponer la ecología política es un anacronismo.  Andrew Dobson dice que el ecologismo se diferencia del ambientalismo; el segundo sigue atrapado en el paradigma del “desarrollo”, quiéralo o no, al proponer un “desarrollo sustentable”; en tanto que el ecologismo rompe con este paradigma y toma en serio los límites del “crecimiento económico”; además de considerar las interacciones e interdependencias de todos los estados. Considera al ambientalismo como un reformismo, en el camino a la ciudadanía ambientalista; en cambio, el ecologismo, dice, es radical, pues no solo considera que no es sostenible ninguna forma de “desarrollo”, incluyendo el “desarrollo sostenible”, sino que propone un cambio radical de los comportamientos, conductas y ética sociales. Cuando leemos que esta propuesta se encuentra dentro de los marcos estatales y del orden mundial, vemos que su propuesta no parece distinta a otro reformismo, aunque en otra tonalidad, distinta a la tonalidad del ambientalismo, cuyas propuestas son, mas bien, matizadas.  Si bien, podemos estar de acuerdo en que no podemos desechar a los reformismos, como transiciones, que son como resultados de la correlaciones de fuerzas, éstos no pueden convertirse en finalidades políticas; pues no son solución ante la envergadura de la crisis ecológica. Son como calmantes o fragmentos impotentes, restringidos dentro de márgenes muy estrechos, en lo que respecta a la medida  requerida por solución a la crisis ecológica.

 

 

En una entrevista que le hace Jorge Riechman y María Eugenia Rodríguez Palop, a la pregunta sobre uno de los ejes vertebradores de tu libro Pensamiento político verde, recientemente traducido al castellano, es la distinción que se hace desde el comienzo entre ecologismo y ambientalismo. ¿Podrías explicar la diferencia entre estos dos conceptos? Responde:

 

Actualmente casi todos sabemos de la existencia de problemas medioambientales, pero también tenemos consciencia de las fuertes discrepancias que existen en relación al modo de solucionarlos. Se han abierto fundamentalmente dos vías: una reformista, que es la que representa el medio-ambientalismo, y otra más radical que se identifica con el ecologismo. Esta última sería la ideología propiamente dicha. Dentro del pensamiento radical hay a su vez dos ideas básicas. La primera es que el mundo es finito, por lo que un crecimiento económico infinito es imposible. Es decir, no sólo se trata de consumir mejor (algo que muchas personas hacen ya) sino que, debido a los límites del crecimiento, hay que consumir menos. La segunda idea aporta una perspectiva ética: gran parte de los problemas que tenemos derivan de nuestra actitud instrumentalista frente al medio ambiente que, desde el prisma ecologista, se juzga como una actitud errónea. Para aproximarnos a una vida sustentable hace falta ver la naturaleza como un fin en sí mismo y no como un medio, como una mera fuente de recursos, que es lo que casi todos seguimos haciendo.

El desarrollo sostenible se puede entender de formas muy distintas. Yo podía haber escrito este libro teniendo en cuenta la diferente concepción que manejan del mismo los reformistas y los radicales. Por lo general, se concibe como una manera de compaginar el progreso con una cierta protección de los recursos naturales. Ésta es la versión más blanda y edulcorada. Sin embargo, no se puede olvidar que también hay una interpretación que afirma que en el marco industrialista de nuestros países (o incluso de aquéllos que no se hallan suficientemente desarrollados pero que aspiran al industrialismo y siguen ciegamente nuestro modelo económico) el desarrollo sostenible es sencillamente imposible. La razón es que en la base de nuestro progreso seguimos encontrando el objetivo de un crecimiento cuantitativo infinito.

Yo tomo muy en serio la idea de “desarrollo sostenible”, aunque muchos verdes dirían que no se trata más que de un parche, precisamente porque es susceptible de ser interpretada de formas muy diversas (entre ellas la radical). Estoy a favor de utilizar este concepto de la manera más radical posible: lo que hay que sostener no es solo la naturaleza en tanto en cuanto “capital natural” para las generaciones futuras, sino también el valor natural que reside en los objetos naturales[4].

 

 

A la segunda pregunta sobre la distinción entre ambientalismo y ecologismo está conectada con los diferentes significados que pueden darse al término “antropocentrismo”. En tu libro propones una aclaración al respecto, diferenciando un antropocentrismo en sentido fuerte y otro en sentido débil. El primero implicaría ver el mundo no humano como un simple medio para los seres humanos. Sin embargo el segundo, que tiene relación con “el estar centrado en lo humano”, parece tener un significado más epistémico, más cognitivo. ¿Podrías hablarnos de esta distinción? Andrew Dobson responde:

 

“Antropocentrismo” es una palabra bastante complicada, pero resulta esencial en este debate. Hay muchas razones para decir que debemos proteger la selva amazónica, por ejemplo: los árboles son importantes porque regulan el clima, evitan la erosión, pueden ser una fuente de recursos para curar enfermedades humanas, etc. Se trata de razones con sólido fundamento, pero son razones antropocéntricas porque implican valorar la naturaleza en función de los intereses humanos, para nuestro beneficio. Por el contrario, las razones ecocéntricas o biocéntricas nos llevarían a proteger el medio ambiente porque tiene valor en sí mismo (decir que tiene intereses propios es quizá decir demasiado). Tanto el ecologismo como el medio-ambientalismo parten de actitudes antropocéntricas; sin embargo, así como hoy todos vamos siendo ya medioambientalistas (o al menos pretendemos pasar por tales), no todos somos ecologistas. Es decir, existe una diferencia de intensidad: éste es uno de los rasgos en que se basa la distinción ambientalismo/ ecologismo.

La mayor parte de nuestros pensamientos son antropocéntricos, lo cual resulta casi inevitable porque somos nosotros los que pensamos, y somos seres humanos. No hay nada negativo en ello. Pero hay un antropocentrismo frente al que no se debe ser tan complaciente, porque resulta peligroso. Se trata de aquél desde el que se considera que la naturaleza es importante sólo y exclusivamente en la medida en que es útil para el hombre. Los ecologistas dirían que esta actitud es errónea tanto desde el punto de vista ético como político, porque nos puede llevar a tratar al medio ambiente de forma “injusta”. Todo ello considerando que es posible ser injusto con el entorno, al menos con algunas partes del mismo, y no sólo con los seres humanos[5]

 

 

Estas observaciones críticas, las que hacemos, a la definición de ecología política, que nos parece modernista, de acuerdo a la división del trabajo epistemológico de la economía política de las ciencias de la modernidad, van en el mismo sentido que quiere otorgarle al ecologismo Dobson; en lo que respecta a las transformaciones que se requieren socialmente, educativa o formativamente, además de éticamente.

 

¿Cuál es el valor en sí mismo del medioambiente? Se nota que todavía Dobson separa medioambiente, para nosotros Oikos, de las sociedades humanas o del ser humano, a pesar que dice que el ser humano pertenece a la naturaleza. No solo que el ser humano no deja de pertenecer a la naturaleza, en contraste con su ideología evolutiva, donde se considera como el fin de la evolución; ideología que lo lleva a concebirse como suspendido de los ciclos vitales de las ecologías planetarias, como suspendido sobre la naturaleza. Lo que también lo lleva a creer tener el atributo de dominar a la naturaleza.

 

Deconstruyendo la ideología autocomplaciente, se hace evidente que el ser humano es ser en el Oikos y con todos los seres vitales, con todas las sociedades orgánicas. Es ser abierto a todos los seres del planeta y compenetrado por todos los seres del Oikos. No hay que olvidar nunca que el ser humano comparte con las plantas y animales el genoma inaugural, el último ancestro común (LUCA). El ser humano es un ser en el Oikos, como todos los seres orgánicos de la Tierra. Es un ser orgánico singular, en tanto humano, abierto a la pluralidad de singularidades de los seres orgánicos y compenetrado por ellos. En consecuencia, se puede decir que son seres entrelazados, son seres porque son los unos para los otros. Que esto no haya entendido el humano, sobre todo, el humano moderno, es efecto, como obstáculo epistemológico, del fetichismo ideológico, del fetichismo institucional, del fetichismo de la civilización moderna, con todos los mitos que conlleva, la historia, el “desarrollo”, el “progreso”, la “evolución”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudadanía y medio ambiente

 

La ciudadanía es una condición jurídica y política; condición que reconoce a una persona derechos políticos y sociales, derechos individuales y derechos sociales; condición que habilita al ciudadano participar en la política, en la economía, en la educación, en la cultura, y exigir el cumplimiento de sus derechos. La ciudadanía se refiere también al conjunto poblacional conformado por los ciudadanos.

 

Andrew Dobson  propone la ciudadanía pos-cosmopolita. Antes de exponer su propuesta efectúa la crítica a las tesis apologistas de la globalización; después, a la propuesta de ciudadanía cosmopolita, tanto en su versión dialógica como en su versión distributiva. En lo que respecta a la crítica de la globalización, retoma la crítica Vandana Shiva, que desmantela la apología al mostrar que la globalización, de la que se habla, es asimétrica; el Norte se globaliza; en tanto que el Sur se deja globalizar y, mas bien, se localiza. Shiva concibe claramente que la globalización, de la que se habla, corresponde al fenómeno de cuando una localidad o un lugar se globalizan; lo que más o menos puede significar que se hace hegemónico en el mundo. Esto ocurre con las potencias hegemónicas del Norte; empero, no pasa en el Sur; pues los lugares y las localidades están condenadas a localizarse. También retoma a Zygmunt Bauman, quien evalúa la globalización en su descarnada diferencial jerárquica y asimétrica, donde, paradójicamente se construyen muros casi inexpugnables, para evitar el contacto de los mundos de la globalización.

 

En lo que respecta a la propuesta de ciudadanía cosmopolita, en su versión dialógica, Dobson observa que esta posición moral y hasta humanista, que sugiere ensanchar el diálogo para construir consensos, que no es otra cosa como decir “escuchar a los subalternos, está lejos de plantear el problema en su envergadura, así como está también lejos de resolverlo. Si no interviene una obligación ciudadana para con los damnificados del “calentamiento global”, por parte de los responsables, se está muy lejos de lograr la justicia, que se requiere en este caso. En lo que respecta al cosmopolitismo distributivo, con el que está más de acuerdo, que propone distribuir las obligaciones según la responsabilidad, compensando a los damnificados, de acuerdo a la afectación, observa que, como el cosmopolitismo dialógico, comparte la cualidad fluida del cosmopolitismo diluido. En cambio, a diferencia de estos cosmopolitismos diluidos, el pos-cosmopolitismo se basa en lazos materiales, en la producción y reproducción material de la vida, en un mundo desigual y globalizado asimétricamente[6].

 

 

El tema de la ciudadanía mundial es atrayente y quizás pertinente, incluso aceptando todas sus versiones; desde las más tibias hasta las más sugerentes. En lo que respecta a la discusión que propone Dobson, es sugerente en las versiones del cosmopolitismo dialógico, el cosmopolitismo distributivo y el pos-cosmopolitismo. Sin embargo, no dejan de ser propuestas en los marcos jurídicos-políticos del orden mundial. Hay como un apego al fetichismo de la ley, de la norma, de la institucionalidad jurídica. Se olvida que la ley se genera en la fuerza; es la conclusión de la correlación de fuerzas; la resultante de las fuerzas concurrentes en el plano de intensidad jurídico.

 

No se trata de renunciar a estos logros jurídicos-políticos, si es que esa es la resultante de la correlación de fuerzas; empero, no se pueden convertir en fines de la movilización mundial en defensa de la vida. A pesar de descentrarse de ciertos perfiles del antropocentrismo, no lo hace respecto a otros perfiles; Dobson sigue teniendo como centro del enfoque a la humanidad, dejando en una relación externa, aunque indispensable, a las otras sociedades orgánicas y a los ecosistemas. Incluso cuando dice que el ser humano pertenece a la naturaleza, este pertenecer es como estar contenido; empero, no necesariamente compenetrado, atravesado, imbricado y entrelazado. No llega, a pesar de que lo sugiera tibiamente, a la posibilidad de una ciudadanía ecológica; que, en cualquier caso, tendría que asumir la condición de ciudadanos del planeta a todos los seres vivos.

 

 

Sin embargo, no se trata solo de ciudadanía, sea cosmopolita o pos-cosmopolita, incluso ciudadanía ecológica, si cabe el término; sino de mucho más. Para decirlo de manera directa, se trata de la potencia creativa de la vida. Se trata de liberar la potencia de la vida, en el caso de las sociedades humanas, la potencia social. En lo que respecta a las sociedades modernas, la potencia social ha sido, en parte, capturada por las mallas institucionales, por las máquinas de poder, por las máquinas económicas; para hacer funcionar estas máquinas. En parte, ha sido inhibida por los obstáculos institucionales e ideológicos del círculo vicioso del poder. En parte, se encuentra contenida como posibilidad en las profundidades de los cuerpos y las corporeidades sociales. Y en parte, la potencia fluye en flujos de fuga en las sociedades alterativas[7].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Observaciones

 

1.   La crisis ecológica ha llegado lejos. El “cambio climático” es un eufemismo que esconde el alcance de la destrucción ecológica en el planeta, por parte de las sociedades modernas. Peor aún, si tenemos en cuenta las consecuencias desatadas en el futuro inmediato. No vamos a hablar de cifras, que ya son bastante conocidas, incluso difundidas, sino de que ante este peligro, que amenaza la vida en el planeta, se requieren inmediatas soluciones de emergencia y radicales.

 

2.   Divagar sobre ciudadanías mundiales, sean cosmopolitas o pos-cosmopolitita, apegadas a la ideología jurídica-política, es no tomar en serio lo que acaece, en cuanto a la magnitud de la crisis ecológica, y optar por pérdidas de tiempo imperdonables, que acarrearan catástrofes irreparables. Burocratismos institucionales e intelectuales.

 

 

3.   En lo que respecta a la ecología política, una especialización correspondiente a la división del trabajo de la economía política generalizada, es decir, específicamente correspondiente a la episteme moderna, es anacrónica; cuando ya ingresamos a los horizontes de la episteme compleja, desde que se estableció el zócalo epistemológico de la física relativista y cuántica. El pensamiento complejo abre horizontes de acción que se encuentran más allá de la política; entendiendo política tanto en sentido restringido, es decir, más allá del esquematismo dual del amigo y enemigo; así como de la política en sentido amplio, como suspensión de los mecanismos de dominación. El pensamiento complejo concibe la alteridad absoluta, un más allá de las genealogía de las dominaciones, saliendo del círculo vicioso del poder.

 

4.   En consecuencia, no se trata de ecología política sino de ecología activada en las sociedades humanas. Reincorporando a éstas a los ciclos vitales de los ecosistemas planetarios y de las sociedades orgánicas.

 

 

5.   En términos más específicos, se trata del desmantelamiento de las mallas institucionales, de las reglas del juego, sobre todo, de la ideología moderna, que ha conducido a las sociedades humanas, por los caminos de la modernidad, hacia esta crisis ecológica del presente. Que no es otra cosa que el desenvolvimiento de la destrucción de la vida en el planeta.

 

6.   La tarea primordial es la de la invención y construcción de otras composiciones institucionales, que sean instrumentos adecuados, flexibles, adaptables y cambiables, para resolver problemas, para apoyar a la sobrevivencia humana y de las sociedades orgánicas, para coadyuvar en las dinámicas ecológicas de sincronización planetaria, para amplificar la potencia de la vida.

 

 

7.   Quizás no se trate de ciudadanía ecológica, sino de autonomías ecológicas, en pleno concierto con armonizaciones y sincronizaciones planetarias. Esto es, que las potencias singulares de las formas de vida particulares se destaquen en el juego creativo de la vida.

 

8.   Esto equivale no solo a la comprensión, al entendimiento y al conocimiento de la complejidad dinámica ecológica, sino, sobre todo, a la comunicación ecológica entre todas las sociedades orgánicas y los seres del planeta.

 

 

9.   En lo que respecta a las dificultades y obstáculos políticos e institucionales para que se realicen estas posibilidades, que en los códigos del pensamiento moderno llaman “realidad”, reclamando realismo, ciertamente son insoslayables; empero, no porque se opongan y obstruyan, se puede dejar pendientes estas tareas, también insoslayables, que tiene la humanidad, perdida en sus laberintos.

 

10.       La convocatoria no es a las organizaciones internacionales del orden mundial, tampoco a los Estado-nación, ni  a los gobiernos, ni a las mallas institucionales, que sostienen las estructuras de poder. La convocatoria es a las sociedades y a los pueblos, que son los creadores de estas criaturas espantosas, las máquinas de poder; que succionan la vida para funcionar, creciendo de tal manera, que ya son una amenaza para la vida en el planeta y para la vida humana.

 

 

11.       Las mallas institucionales, de las que hablamos, en todas sus escalas, locales, nacionales, regionales y mundiales, son la heurística de la muerte. Optar usarlas para resolver el problema desatado, donde estas máquinas de poder, son las estructuras causantes, es un desatino.

 

12.       Las tareas, si se quiere, para decirlo, usando el concepto acostumbrado, políticas, son inmediatas y radicales. En la consecución de estas tareas hay que unirse, aliarse, asociarse, mancomunarse. Ecologistas y libertarios, entre los que se encuentran ecologistas, deben sumar fuerzas en la consecución de las tareas que se proponen; sobre todo, en la activación de la potencia social de los pueblos, que algunos llaman concientización ecológica. Son los pueblos los que pueden asumir la voluntad plural y colectiva de parar la locomotora de la historia, que marcha velozmente a su descarrilamiento. Suspender esta marcha desbocada, replantear el viaje colectivo de las sociedades humanas, recomenzarlo a otra velocidad, emprendiendo otras rutas, mejor fuera de las rieles.



[1] Referencias: [1] «ecology (n.)» (en inglés) Online Etymological Dictionary. Consultado el 26 de agosto de 2014. [2] Eric Laferrière; Peter J. Stoett (2 de septiembre de 2003). International Relations Theory and Ecological Thought: Towards a Synthesis. Routledge. pp. 25-. ISBN 978-1- 134-71068-3. [3] Hughes, D. P.; Pierce, N. E.; Boomsma, J. J. (2008). «Social insect symbionts: evolution in homeostatic fortresses». Trends in Ecology & Evolution 23 (12): 672-677. doi:10.1016/j.tree.2008.07.011. PMID 18951653. Bibliografía • Dobzhansky, Theodosius (1973), «Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution», The American Biology Teacher (en inglés) 35 (3): 125-129, ISSN 0002-7685, archivado desde el original el 25 de noviembre de 2015, resumen divulgativo • Margalef, Ramón (1998). «1». Ecología (9.ª edición). Barcelona: Omega. ISBN 8428204055. • Molles, Manuel C. Jr. (2006). Ecología: Conceptos y aplicaciones. (3.ª edición). Madrid: McGraw-Hill. ISBN 844814595X. • Malacalza, Leonardo, ed. (2014). Ecología y ambiente. Asociación de Universidades Grupo Montevideo - Universidad Nacional de La Plata. p. 303. ISSN 2314-1743. Consultado el 11 de agosto de 2014. Texto: • Ecología Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Ecolog%C3%ADa?oldid=97453749 Colaboradores: Maveric149, Youssefsan, Mac, Baizan, Zuirdj, Qubit, Piolinfax, Joseaperez, Moriel, Sauron, JorgeGG, Pilaf, Robbot, Niceforo, Sanbec, FranJamamu, Bigsus, Dodo, Sms, Cookie, Opinador, Tano4595, Enric Naval, LadyInGrey, Dianai, Julianortega, Juanpgarcia, Loco085, Robotico, Balderai, Benjavalero, Edupedro, Niqueco, Rutrus, BKTR, Deleatur, Airunp, JMPerez, Edub, Taichi, Rembiapo pohyiete (bot), LP, Marco Regueira, Magister Mathematicae, Orgullobot~eswiki, Elcalamartevigila, RobotQuistnix, Jarlaxle, Platonides, Unf, Alhen, Chobot, Alytes, Caiserbot, Yrbot, Amadís, Oscar ., Vitamine, Boku wa kage, Mortadelo2005, Ombresaco, Mgandini, Zam, Diotime, KnightRider, The Photographer, Kabri, C-3POrao, Banfield, Basquetteur, Er Komandante, Chlewbot, Tomatejc, Lygeum, Sking, Alfredobi, Boja, Paintman, Rival77~eswiki, Oktawio, Aleator, BOTpolicia, JEDIKNIGHT1970, CEM-bot, Laura Fiorucci, Aguirresf, RoRo, Durero, Xexito, Jjvaca, Retama, Carolinamanuela, Daniel Cruz, Antur, Jjafjjaf, Montgomery, FrancoGG, Ingenioso Hidalgo, Cnpicco, Alvaro qc, Diosa, Yeza, Max Changmin, Micro75, Isha, Gragry, Hanjin, Gusgus, Osiris fancy, JAnDbot, Walterzum, Kved, Mansoncc, BetBot~eswiki, Muro de Aguas, Xavigivax, TXiKiBoT, Hidoy kukyo, Oikoschile, Humberto, Netito777, ZrzlKing, Phirosiberia, Behemot leviatan, Chabbot, Idioma-bot, Pólux, Jmvkrecords, Xvazquez, Dhidalgo, JoSongoku, Bucephala, AlnoktaBOT, Paulo Jaime Martínez Castillo, Urdangaray, Snakeyes, Technopat, C'est moi, Zahualli, Erfil, Raystorm, Le K-li, Matdrodes, Synthebot, DJ Nietzsche, Shooke, Lucien leGrey, Grayman~eswiki, Drk-leo, AlleborgoBot, Muro Bot, Ariascool, Edmenb, Nuestromar, Feministo, Racso, Srbanana, SieBot, Ensada, Loveless, Cobalttempest, Rigenea, Drinibot, BOTarate, Marcelo, Mel 23, Pascow, Greek, Mafores, Yix, Kamay2000, Tirithel, Mutari, Veco8704, XalD, robot, Jarisleif, Javierito92, TE AMO DEYANIRA 3D, Jorge horacio richino, HUB, Danielrengelm, Nicop, DragonBot, Alessandrodicarlo, Farisori, Despree, Quijav, Eduardosalg, Leonpolanco, Pan con queso, Alejandrocaro35, LuisArmandoRasteletti, Pichu VI, Petruss, Jhvillegas, BetoCG, Josetxus, Rαge, Açipni-Lovrij, PePeEfe, ExtremePlus, Inasbo, Camilo, UA31, SEBASTIAN ACEVEDO, Shalbat, Abajo estaba el pez, Ucevista, Jahdaniel13, JHARI, Mjennifer, Maysie, Nataliabll, Nicholo~eswiki, Armando-Martin, Polinizador, AVBOT, Elliniká, David0811, Dermot, LucienBOT, Louperibot, MastiBot, Nestor Makhno, Angel GN, NicolasAlejandro, MarcoAurelio, CONCHITACHAVES, Tanhabot, NjardarBot, Diegusjaimes, DumZiBoT, MelancholieBot, JeanSolPartre, Arjuno3, JUP, Pablosicilia, Andreasmperu, Luckas-bot, Wikisilki, Roinpa, NACLE, Ptbotgourou, Caregz, Dangelin5, Bsea, Pipa747, Yilstar, Enric carrera, Nixón, Omfgnaab70mage, Goliath Wiki, ArthurBot, SuperBraulio13, Almabot, Ortisa, Xqbot, Jkbw, Asocae, Schekinov Alexey Victorovich, Dreitmen, Federick 03, FrescoBot, Ricardogpn, Metronomo, Cheerios, Igna, Botarel, XD YO, AstaBOTh15, SUL, White Master, BOTirithel, TiriBOT, Rarito09, Carradas, Hprmedina, Linux65, TobeBot, Aleuze, Halfdrag, Vubo, FAL56, Panxitopsx, Rdnatali, Wikielwikingo, Leugim1972, PatruBOT, CVBOT, Mrdragoman, Ganímedes, Johan34, KamikazeBot, Dinamik-bot, Angelito7, Tahelys Cova, Ripchip Bot, Olivares86, Tarawa1943, Hjoab, Foundling, Fabricio77, Gauri, Gygi13, Edslov, Jmdefb, EmausBot, CVNBot, Restik121, Savh, AVIADOR, HRoestBot, ChessBOT, Allforrous, Grillitus, Rubpe19, Estaurofila, Emiduronte, ChuispastonBot, Toniojrn, Kiirliita, Waka Waka, WikitanvirBot, Daimond, Tokvo, Raquelitha, Antonorsi, Fsanchezlara, MerlIwBot, TeleMania, ChayoBot, AvicBot, Arthur 'Two Sheds’ Jackson, Sebrev, Travelour, Ginés90, MetroBot, Desde la Torre, Coteprank, Acratta, Sebastopolys, LlamaAl, Joseobregon98, Érico, Elvisor, Creosota, DanielithoMoya, Santga, Margon099, Helmy oved, Jhonatan chavez, Cyrax, Lobo azul, NimGillig, Un Tal Alex.., Syum90, Rauletemunoz, MaKiNeoH, Legobot, Ojo del tigre, AlfonsoTrias, Danyel3096, Ivanbaezsyd, Diplotaxis, Camilo527, Balles2601, Rodrigo Napoli, Ma. 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[2] Referencias: [1] Florent Marcellesi. «La ecología política, ¿de izquierdas o de derechas? Hacia un ecologismo sin complejos». Ecopolítica.org. Consultado el 9 de agosto de 2011. Bibliografía: • Ballesteros, Jesús (1995) Ecologismo personalista. Cuidar la naturaleza, cuidar al hombre, Madrid, Tecnos. • Blaikie, P. y Brookfield, H. (coord.) (1987); Land degradation and society, London. • Bryant, R. L. y Bailey, S. (1997); Third World political ecology, Routledge, London. • Domenique Simonnet (1979); “L'écologisme” (Francia). Traducción : Pilar Sentis. Enlaces externos: • Revista Ecología Política. Revista semestral de información y debate en torno a la Ecología Política • EFEverde. Noticias de política ambiental de acceso gratuito elaboradas por la Agencia EFE • Ecopolítica: centro de recursos, estudios y formación sobre Ecología Política • Libro: Ecología política. Naturaleza, sociedad y utopía ISBN 950-9231-74-6 • Los tormentos de la materia, Aportes para una ecología política latinoamericana • Ecología Política (Alain Lipietz). Berdeak - Los Verdes de Euskadi • Génesis, teoría y praxis de la ideología verde por Florent Marcellesi • ¿Qué es la ecología política? Jóvenes Verdes • Instituto de Ecología Política. ONG de Chile. Texto • Ecología política Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Ecolog%C3%ADa_pol%C3%ADtica?oldid=97298631 Colaboradores: Msevilla, Vivero, Dodo, SimónK, RobotQuistnix, Salvacha, Fruizpeyre, Zam, Beto29, Eskimbot, Denniss, Lupus~eswiki, Nihilo, Javier García Diz, CEM-bot, Ignacio Icke, Gogo rojo, Belerofot, Vardulia, Ingolll, CommonsDelinker, Arandu Y.M., Rei-bot, Dhidalgo, VolkovBot, Muro Bot, Mushii, Kumari HB, Ecologiapolitica, Espilas, Connita, Despree, Leonpolanco, Camilo, UA31, Nestor Makhno, Arjuno3, Furagaitas, Sfs90, Artlejandra, Gorigori, Altorrijos, LilyKitty, Etanol, Grillitus, Metrónomo, AVRM, MerlIwBot, SemolaSeminola, Falvarezp, Elvisor, T.seppelt, Legobot, Hshook, Balles2601, BenjaBot, ColonialGrid, Aorviz y Anónimos: 30. Ver Enciclopedía Libre: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Ecolog%C3%ADa_pol%C3%ADtica.

[4] Ver Sobre pensamiento político verde. ANDREW DOBSON conversa sobre su libro Pensamiento político verde (Paidós, Barcelona 1997).  Entrevista realizada por Jorge Riechman y Mª Eugenia Rodríguez Palop. https://tratarde.org/sobre-pensamiento-politico-verde/.

 

 

[5] Ibídem.

[6] Ver de Andrew Dobson Ciudadanía y medio ambiente. https://issuu.com/ed_proteus/docs/ciudadania-y-medio-ambiente-issuu-. Proteus Editorial; Barcelona 2010.

 

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Proyecto emancipatorio y libertario de autoformación y autopoiesis

 

 

Diplomado en Pensamiento complejo:

Contrapoder y episteme compleja

 


 

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Diplomado en Pensamiento complejo:

Contrapoder y episteme compleja

 

 

Objetivo del programa:

Umbrales y limites de la episteme moderna, apertura al horizonte nómada de la episteme compleja.

 

Metodología:

Cursos virtuales, participación virtual en el debate, acceso a la biblioteca virtual, conexión virtual  colectiva. Control de lecturas a través de ensayos temáticos. Apoyo sistemático a la investigación monográfica. Presentación de un borrador a la finalización del curso. Corrección del borrador y presentación final; esta vez, mediante una exposición presencial.

 

Contenidos:

 

Modulo I

Perfiles de la episteme moderna

 

1.- Esquematismos dualistas

2.- Nacimientos de del esquematismo-dualista

3.- Del paradigma regigioso al paradigma cientifico 

4.- Esquematismo ideológico

 

Modulo II

Perfiles de la episteme compleja

 

1.- Teórias de sistemas

2.- Sistemas autopoieticos 

3.- Teorías nómadas

4.- Versiones de la teoria de la complejidad

 

Modulo III

Perspectivas e interpretaciones desde la complejidad

 

1.- Contra-poderes y contragenealogias 

2.- Composiciones complejas singulares

3.- Simultaneidad dinámica integral

4.- Acontecimiento complejo

 

Modulo IV

Singularidades eco-sociales 

 

1.- Devenir de mallas institucionales concretas

2.- Flujos sociales y espesores institucionales

3.- Voluntad de nada y decadencia

4.- Subversión de la potencia social

 

 

Temporalidad: Cuatro meses.

Desde el Inicio del programa hasta la Finalización del programa.

Finalizaciones reiterativas: cada cuatro meses, a partir del nuevo inicio.

Defensa de la Monografía. Defensas intermitentes de Monografías: Una semana después de cada finalización.



Leer más: https://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/estudios-del-presente/
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